Casa de Israel - בית ישראל


Desde " Casa de Israel " trabajamos para hacer frente al antisemitismo , la judeofobia y la negación o banalización de La Shoá ( Holocausto) .
No olvidamos las terribles persecuciones a las que fue sometido el pueblo judío a través de los siglos , que culminaron con la tragedia de La Shoá .
Queremos tambien poner en valor y reconocer la fundamental e imprescindible aportación de este pueblo y de la Instrucción de La Torá , en la creación de las bases sobre las que se sustenta la Civilización Occidental.

"... עמך עמי ואלהיך אלהי ..."

viernes, 27 de febrero de 2015

"Contra Israel vale todo" - Elías Cohen


Los libelos de sangre, que tuvieron lugar especialmente durante la Baja Edad Media europea, eran acusaciones, orales o escritas, de asesinatos rituales de niños cristianos por parte de los judíos. Servían, dado su contenido, para fomentar ataques y pogromos contra las comunidades judías autóctonas y justificar las leyes antisemitas que se aplicaban contra ellas.
El primer libelo de sangre conocido se produjo antes del surgimiento del cristianismo: fue perpetrado por el estudioso griego Apión, en el siglo I a. C., y Flavio Josefo lo refutó con suContra Apión. El último registrado en Europa tuvo lugar en Polonia en 1946, cuando, tras una acusación falsa de secuestro y asesinato ritual, la Policía, la inteligencia militar y militantes del Partido Polaco de los Trabajadores asesinaron a 42 judíos supervivientes del Holocausto.
Durante las últimas décadas, y sobre todo desde el estallido de la Primera Intifada, hay un nuevo frente de guerra abierto en el conflicto entre israelíes y palestinos: el de la información. En este contexto, se ha desplegado una maquinaria de manipulación mediática con el objetivo de dañar la imagen de Israel y aislarlo internacionalmente: las acusaciones sin fundamento que se vierten contra el Estado judío son los libelos de sangre modernos.
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Los ejemplos son sustanciosos, y en su difusión desempeñan un papel fundamental medios de comunicación tenidos por serios y prestigiosos.
En agosto de 1982 el presidente de los EEUU, Ronald Reagan, pidió a Israel que detuviera sus ataques en el Líbano después de que el Washington Post publicara una foto en portada -filtrada por la OLP- de un bebé sin brazos y con quemaduras, víctima supuestamente de un bombardeo de la aviación israelí. Posteriormente se descubrió que el bebé tenía brazos y que las quemaduras se las provocó un ataque de la OLP en Beirut Oriental. El Washington Post acabó pulicando una rectificación… en la página decimocuarta.
El 30 de septiembre de 2000 la muerte del niño palestino Mohamed al Durah provocó que se lanzaran toda la clase de improperios contra Israel y se dice que alentó a cientos de palestinos a unirse a la lucha armada contra Israel durante la Segunda Intifada. El canal de televisión France 2 sigue manteniendo que Al Durah murió bajo fuego israelí, pero el caso ha sido llevado a los tribunales.
En 2002, cuando el Ejército israelí entró en Yenín, líderes e intelectuales europeos acusaron a los israelíes de estar haciendo lo mismo que los nazis en Auschwitz o el gueto de Varsovia; después que la nada sospechosa Human Rights Watch cifrara en 52 los palestinos muertos –26 de ellos arma en mano–, por 13 soldados israelíes, no hubo más que silencio; pero las manifestaciones callejeras en las que se comparaba a Israel con los nazis fueron televisadas hasta en el último rincón del mundo.
En verano de 2006, durante la Segunda Guerra de Líbano, la agencia de noticias Reuters no tuvo más remedio que despedir al fotógrafo Adnan Haj por manipular fotografías de los ataques israelíes con el objetivo de mostrar más devastación.
Y ahora las inundaciones de Gaza
En los últimos días, la Franja de Gaza ha padecido inundaciones. Las causas han sido puramente meteorológicas, como en 2013. Pero esta vez algunos medios no han querido perder la oportunidad de airear un libelo contra Israel.
Examinemos el caso, porque es de juzgado de guardia.
En el día de ayer, Al Yazira publicaba una noticia en la que acusaba a Israel de haber inundado Gaza abriendo las presas del sur del país. Para sustentar la acusación el canal qatarí se hacía eco de las palabras del general Said al Arabia, jefe de la agencia de defensa civil de la Franja:
Israel abrió las compuertas, sin previo aviso, ayer por la noche, causando graves daños a las aldeas de Gaza próximas a la frontera… más de 40 viviendas quedaron anegadas y 80 familias que encuentran actualmente en refugios como consecuencia de ello.
Hispan TV, la televisión de habla hispana del Gobierno de Irán, difundió la noticia, así como Vice News. El libelo fue propalado también por France Presse, que produjo un vídeo en el cual habitantes de la Franja acusaban a Israel de las inundaciones.
Hay un pequeño problema en todo esto: en el sur de Israel no hay presas.
El Daily Mail británico publicó una noticia encabezada con este titular:
Cientos de palestinos se quedan sin casa después de que Israel abriera las presas de los ríos e inundara Gaza… horas antes la compañía eléctrica del Estado judío cortó la electricidad en ciudades de la Margen Occidental.
El Mail fue más allá que Al Yazira, Hispan TV, Vice News o AFP e intentó conectar los cortes eléctricos en las ciudades de Nablús y Yenín -por una deuda de 2.000 millones de shekels (unos 450 millones de euros), mientras los altos cargos de la ANP no viven precisamente en la miseria-, que tuvieron lugar por espacio de 45 minutos el pasado lunes, con las inundaciones en Gaza, provocadas por las fuertes lluvias de los últimos días.
El Mail corrigió el titular y eliminó las referencias a las inexistentes presas del sur de Israel, pero siguió manteniendo la acusación de que la inundación fue provocada.
A los que sostenemos que se manipula mediáticamente contra Israel con el objetivo de denigrar su posición e imagen internacional (a tenor de lo que se desprende de una encuesta de la BBC realizada en 2013, la estrategia ha dado sus frutos) a través de la actualización de los temas y libelos antisemitas clásicos nos han llamado de todo. Desde que estamos a sueldo del Mosad hasta que somos unos llorones victimistas. Pero no hay descalificación que pueda derribar a un dato objetivo. Siempre estaremos con el 2+2=4 antes que con los que acusan falsariamente a Israel de genocida.
El caso de la inundación provocada de Gaza no hace sino corroborar lo que llevamos años denunciando: contra Israel, en los medios, vale todo; y en muchas ocasiones la intención no es informar sino difamar.
Fuente:libertaddigital.com

«Todavía quedan muchas historias fascinantes del Holocausto por contar»




David Safier (Bremen, 1966) ha arrancado las sonrisas de lectores de todo el mundo. Solo en Alemania ha vendido cuatro millones de ejemplares. Pero decidió cambiar completamente de registro en 28 días, que se desarrolla durante el levantamiento del gueto de Varsovia de 1943. Mira, la protagonista, es una joven de 16 años que malvive gracias al estraperlo de alimentos y que se une a la resistencia. «Tenía tantas ganas de escribir esta historia que me prohibí pensar en mis lectores más fieles», asegura. 
-¿A qué se debe este cambio radical del humor al horror?
-Quería escribir esta historia desde hacía veinte años. En 1992, cuando era un joven periodista, me pidieron que pronunciara un discurso sobre el levantamiento del gueto de Varsovia en la catedral de Bremen. Leí mucho sobre el tema y me fascinó, porque en ese acontecimiento se puede ver lo peor y lo mejor de lo que es capaz el ser humano, la mayor grandeza y la mayor cobardía. Cientos de personas dieron lo mejor de sí mismas, incluso la vida, para que otras se salvaran, pero algunas se salvaron a costa de entregar a los nazis a sus propios padres o a sus hijos. La pregunta esencial de esta novela es ¿qué tipo de persona quieres ser, como te comportarías en una situación así?
-Entre lo peor estaban también los policías judíos que colaboraban con los nazis.
-La policía judía ayudaba a los nazis a mantener el orden en el gueto y luego colaboró en las deportaciones. Para los jóvenes judíos era una oportunidad para ganar dinero y, además, pensaban que de esa manera lograrían seguir vivos. Algunos policías judíos entregaron a sus propios padres para sobrevivir. Pero es importante tener en cuenta que incluso los policías judíos eran víctimas de los nazis.
-Acabaron matando a muchos de ellos.
-Sí, muchos fueron asesinados y algunos cambiaron de bando y se unieron a la resistencia porque no podían asimilar lo que estaban haciendo. Es una parte muy importante de la historia del gueto y por eso hice que el hermano de la protagonista fuera policía.
-Una de las preguntas que se han hecho es por qué los judíos opusieron en general poca resistencia.
-Existe esa imagen de que se dejaron llevar a los campos de exterminio como animales al matadero, pero espero que los lectores reconsideren esa idea cuando lean el libro, que cuenta esta lucha de David contra Goliat, de 1.200 jóvenes judíos que resistieron durante 28 días a un enemigo brutalmente superior. En primer lugar, los judíos no se podían imaginar lo que iba a pasar. Incluso para los miembros de la resistencia en el verano de 1942 la existencia de los campos de exterminio era inimaginable. En segundo lugar, los nazis nunca dijeron vamos a mataros a todos. Jugaron la carta de la esperanza. Los judíos pensaron que algunos podían morir, pero nosotros sobreviviremos. Los nazis actuaron de manera muy pérfida, cambiaban las reglas continuamente, en un momento decían que los que tuvieran determinados papeles podían vivir y a las dos semanas decían que no servían. Los miembros de la resistencia no decidieron levantarse hasta que perdieron toda esperanza y comprendieron que el plan era matarlos a todos y que tan solo estaba en su mano decidir cómo querían morir. 
-El tema también le atrajo por su propia experiencia familiar.
-Mi padre sufrió la persecución nazi, escapó de Austria en 1938, se fue a Palestina y luego a Israel. Mi abuelo fue asesinado en Buchenwald en 1940, mi abuela murió en el gueto de Lodz, en Polonia. Fue una experiencia traumática para la familia, que todavía me influye hoy. En casa nunca se hablaba de eso.
-¿Escribir esta novela ha tenido una función terapéutica para usted?
-Sí, aunque no la escribí por motivos terapéuticos, pero me ayudó a entender algunos miedos que tengo. Antes de escribirla tenía pesadillas sobre persecuciones tres o cuatro veces a la semana. Ahora tengo muchas menos, solo dos o tres al mes. Escribir esta novela me ha hecho reflexionar también sobre mi herencia judía. He entendido que la definición de lo que soy no está solo en mis manos.
-¿Le resultó más difícil escribir esta novela que las anteriores?
-Hay dos categorías de dificultad. Si nos referimos al proceso de escritura es mucho más difícil escribir humor, pero emocionalmente ha sido mucho más intenso escribir este libro.
-Por sus antecedentes como novelista de humor se podría haber pensado que abordaría este tema como, por ejemplo, hizo Roberto Benigni en La vida es bella, pero ha seguido un camino realista.
-Leer sobre el gueto de Varsovia para documentarme fue una experiencia muy emocional, eran hechos muy dramáticos. Decidí centrarme en las emociones, el drama y el suspense. Jamás pensé abordarlo como una comedia, ni me lo planteé. Pero descubrí que se representaban obras de teatro en el gueto, entre ellas algunas comedias, antes por supuesto de que se iniciaran las deportaciones masivas. Me chocó mucho que, bajo esas circunstancias, se escribieran y representaran comedias. 
-¿Qué mensaje tiene su libro?
-No hay un mensaje moral definido. Lo que muestra es un espectro muy amplio de distintas reacciones y comportamientos humanos. Los hubo heroicos como el del pedagogo Janusz Korczak, que decidió morir, a pesar de que podía haberse salvado, para acompañar a los niños de su orfanato hasta el final. No juzgo, no digo si es bueno o no tomar las armas, si esto o aquello está bien o mal, sino que dejo que lo haga el lector. 
-Usted ha dicho que en Alemania se enseña lo que fue el Holocausto ya en las escuelas, pero no desde el punto de vista de las emociones, de cómo afectó a seres humanos concretos.
-Esa es mi impresión. Seguramente habrá profesores que lo hagan de una forma diferente, pero como norma general se estudian los hechos, cómo fueron asesinados los judíos, cómo y cuándo lo hicieron los nazis. Cuando yo estudiaba sí había un libro que trasladaba cómo la gente se sentía en esa época, Cuando Hitler robó el conejo rosa, hoy no hay ninguno parecido que muestre la parte emocional. En todas las historias que nos enseñan sobre esa época los sentimientos pasan a un segundo plano, en mi novela lo más importante es la experiencia emotiva de los personajes.
-¿Quedan historias del holocausto por contar?
-Aún quedan muchas historias del Holocausto interesantes y fascinantes por contar, que dan otras perspectivas  de los acontecimientos. Le voy a poner ejemplo, una historia sobre la que he escrito un guion para una película. En 1933 había un joven boxeador gitano que boxeaba al estilo de Mohamed Alí y tenía mucho éxito con las mujeres. Disputó el campeonato nacional alemán y, aunque había ganado claramente a los puntos, los nazis no estaban dispuestos a permitir que un gitano fuera el campeón de Alemania y decidieron dar la victoria al oponente. Todo el estadio se rebeló y obligó a los nazis a darle el título. Al final se lo dieron, pero un día después recibió una carta en la que le informaban de que ya no era el campeón y tenía que repetir el combate, dentro de seis semanas, con otro boxeador de una categoría superior y, además, le decían que su estilo de boxear era antialemán y tenía que cambiarlo. Sabía que iba a perder el combate, pero lo que hizo fue pintarse todo el cuerpo y la cara de blanco, teñirse de rubio y peleó el estilo alemán. Perdió en el séptimo asalto, aunque estuvo a punto de ganar, pero puso en evidencia a los nazis. Es una historia real muy interesante porque se ha hablado mucho de los judíos y mucho menos de los gitanos, que también fueron víctimas del Holocausto. Es una historia que habla de integridad personal. 
-¿Cómo acabó su historia?
-Estaba casado con una alemana y tenía un hijo pequeño. A pesar de que los amaba mucho, comprendió que si seguía con ellos los ponía en riesgo y tuvo que abandonarlos. Fue obligado a luchar en el ejército alemán hasta que acabó en un campo de concentración. Allí le obligaron a boxear contra los oficiales de las SS y tenía que perder. Murió en 1944. Parece ser que fue ejecutado después de que tratara de escapar.
Fuente:Lavozdegalicia.es

jueves, 19 de febrero de 2015

Ser judío en Malmoe - Santiago Navajas


Malmoe es una paradisiaca localidad de la civilizada Suecia. Elegida en cuarto lugar entre lasciudades verdes de Europa, cuenta con una orquesta sinfónica y una universidad, una surtida programación de ópera y teatro, y su equipo de fútbol ha ganado varias veces la liga nacional. Con varias galerías de arte, a veces se la denomina la Ciudad Sueca del Arte. Por otra parte, es el principal puerto nórdico para la importación de coches. ¿Qué más se puede pedir? Malmoe representa la perfección escandinava, con su avanzado Estado de Bienestar y su sociedad culta y tolerante. Salvo que seas judío.
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La sinagoga de Malmoe se erigió en 1903. Pero de un tiempo a esta parte lo que más la carecteriza son los apedreamientos de que es objeto. Esto al menos es lo que nos cuenta el periodista sueco Peter Ljunggren en el documental Judehatet i Malmö ("Odio al judío en Malmoe"), en el que se pasea por la ciudad tocado con una kipá y luciendo una estrella de David. A ver qué pasa. Y lo que pasa es que es acosado, insultado y amenazado.
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Como suele suceder, el antisemitismo se disfraza de antisionismo y está muy vinculado a inmigrantes musulmanes de Oriente Medio. Lo que sirve de excusa para la salida del armario del antisemitismo autóctono.
A través de las experiencias de los judíos que han sufrido acoso, el documental nos ofrece una situación pavorosa, que está llevando al éxodo judío de la ciudad, en la que lo peor, sin embargo, no son las amenazas de muerte, los insultos étnicos y las alusiones a Hitler y Auschwitz que tienen que soportar en sus vidas diarias los hebreos, sino la sensación de impotencia y desamparo cuando no hay ningún castigo ni correctivo para los ofensores. La impunidad que protege a los antisemitas se pone de manifiesto en el caso de una profesora que tuvo que dejar de impartir clase porque la dirección del instituto en el que trabajaba hacía caso omiso de las vejaciones que tenía que soportar por parte de algunos de sus alumnos, que jamás recibieron una amonestación, un apercibimiento, un castigo. En Suecia si le dices a un profesor "bastardo" se te cae el pelo, pero si le llamas "bastardo judío" entonces harán la vista gorda en aras del multiculturalismo, el tercermundismo y lo-que-Israel-le-está-haciendo-a-Palestina.
¿Podría ser todo mero victimismo judío? ¿Quizás estamos ante una posible exageración de una presunta conspiración judeo-masónica-marxista? Para despejar las dudas Ljunggren luce la kipá y la estrella de David por las calles de Malmoe. A ver qué pasa. Y lo que pasa es que efectivamente tiene que soportar comentarios, insultos y amenazas más o menos veladas: "Judío de mierda", "Judío diabólico", "Os vamos a matar a todos".
Afortunadamente, hay también un atisbo para la esperanza. Un musulmán, Siavosh Derakhti, trabaja para la armonía entre judíos y musulmanes en Suecia denunciando el antisemitismo que se expande entre los más brutos y resentidos de la comunidad islámica.
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Al final del documental se pregunta a dos políticas, del Gobierno y la oposición locales, si siendo judío se puede estar tranquilamente en Malmoe. La respuesta de ambas es que no. Lo que es especialmente preocupante porque el problema no reside tanto en los racistas y xenófobos sino en aquellos que pudiendo implantar una tolerancia cero contra todas estas conductas hacen todo lo contrario. Así, el anterior alcalde, el izquierdista Reepalu, acusó a los judíos de la violencia que padecían porque no habían condenado "los crímenes israelíes en Gaza". Lo que supone convertirse en cómplice pasivo del antisemitismo desde la hipócrita solidaridad con Palestina.
Fuente:libertaddigital.com

lunes, 16 de febrero de 2015

¿Es Reino Unido antisemita? “Es difícil vivir siendo judía. Algunos dejan de hablarte”

Un grupo de hombres judíos en el barrio londinense de Golders Green ( Reuters)

Tenía buenas vibraciones. Se habían intercambiado varios emails y la profesora le había comentado que su perfil era muy interesante. Quería conocerla para dirigir su tesis. Y la reunión fue muy bien, hasta que Alina (nombre ficticio) se arremangó y dejó al descubierto la pulsera que llevaba con la estrella de David. La cara de la docente libanesa cambió por completo y la entrevista se dio por terminada. No ofreció explicaciones, pero Alina sabía que recibiría un mensaje notificándola que tenía que encontrar otro tutor. No se equivocó.
Hasta que no llegué a la universidad nunca había vivido el antisemitismo, pero allí me dejaron las cosas claras desde el primer año. Los árabes te dejan de hablar y vives cosas como la “semana del apartheid” o “Boicot a Israel”. Hacen incluso representaciones del Muro de las Lamentaciones, al que tiran pelotas de papel que simulan bombas. Mientras no haya violencia, en la facultad está todo permitido. Libertad de expresión”, explica a El Confidencial.
'Hasta la universidad nunca había vivido el antisemitismo. Allí me dejaron las cosas claras’
La cita tiene lugar en Golders Green, al norte de Londres, una de las zonas judías por excelencia. Muchos hombres llevan la kipá -que cubre parcialmente la cabeza- y tanto las casas como los comercios tienen en el marco de la puerta la Mezuzá -el pergamino con dos versículos de la Torá-. Los restaurantes, con letreros en hebreo, ofrecen comida kosher y el viernes, cuando se pone el sol, las calles se quedan desérticas por la celebración del sabbat.  Sí, sigo en Londres. Pero no tengo en ningún momento la sensación de estar en un ghetto. Los símbolos podrían pasar desapercibidos para las personas que no estén al corriente de estas tradiciones. Y la joven de 22 años que cruza la puerta del Starbucks donde hemos quedado, lleva vaqueros ajustados y botas de tacón.

"Es difícil vivir siendo judío. Donde sea"
Pongo el periódico sobre la mesa para hablar del reportaje que ocupa los titulares. La influyente ONG judía Fundación de Seguridad de la Comunidad (CST, por sus siglas en inglés) ha registrado 1.168 incidentes antisemitas en 2014. La cifra es la más alta desde que empezaron los datos en 1984 y supone más del doble de los 535 episodios de 2013.
Londres y Manchester han sido escenario de la mayoría de los ataques, gran parte llevados a cabo en las redes sociales. Julio y agosto fueron los meses más polémicos, coincidiendo con los bombardeos israelíes en Gaza. Pero tras los atentados de París, la seguridad se ha incrementado e incluso las excursiones programadas por los colegios para visitar sinagogas se han suspendido. La comisión parlamentaria contra el antisemitismo -formada en verano- ha propuesto que los usuarios que difundan el odio racial deberían tener cancelada, por ley, su cuenta en Twitter y Facebook.
“¿Es aún difícil vivir siendo judío?”, pregunto. “Es difícil vivir donde sea y para quien sea. El mundo está loco”, responde. La madre de Alina nació en Marruecos, pero luego se fue a vivir a Málaga. Su padre es de Oporto y hasta bien entrados los 80, su familia no decía a nadie que era judía. Tenía aún miedo a la Inquisición española del Siglo XV -fundada por los Reyes Católicos- y mantenían sus oraciones y incluso sus nombres reales en secreto.
Alina vivió en Portugal hasta los 10 años. Después, sus padres decidieron mudarse con ella y sus dos hermanas a Gibraltar. “Eso sí que es una maravilla. Los cristianos, judíos y árabes conviven sin problemas, incluso las generaciones más mayores tienen trato los unos con los otros”, explica.

Cuando vino a Londres, todo cambió. Se matriculó en la universidad de Middlesex -una de las más valoradas- situada muy cerca de Golders Green. “Por mi apariencia nadie diría que soy judía. Vamos, que somos normales. En el primer año, conoces a mucha gente, pero cuando se enteraban de que eras judía, algunos te dejaban de hablar. Encontrabas problemas para tener compañeros de prácticas. Y algunos incluso me decían ‘tú, israelita de mierda’, cuando yo no soy ni siquiera de Israel y mi madre habla árabe”, señala.
Fue entonces cuando decidió montar una asociación - Jewish Society- e invitar a ponentes que no fueran ni rabinos ni guardasen ninguna relación. “La cuestión era romper mitos e invitamos a los actos a la responsable de la asociación palestina, pero era como hablar con una pared. Y no la culpo, porque hay gente que ha sido educada en el odio”, recalca.
-“¿Has pasado alguna vez miedo?”.
-“Sí, cuando me pilló una manifestación contra Israel en medio de Londres y llevaba un collar con símbolos hebreos.
-“¿Has ocultado alguna vez tus orígenes, por miedo a represalias?
-“Si ves a un profesor en la universidad con una pulsera que pone Libertad Pueblo Palestino, intentas no hacer mucho ruido porque quieres terminar la carrera”.
Salimos a pasear por la calle principal y entramos a un pequeño establecimiento de falafel. Las croquetas de garbanzos también son motivo de polémica entre árabes e judíos. Los primeros acusan a los segundos de haberse apropiado de la receta.
Shomrim, los ‘guardias’ que protegen a los judíos
Uno no se espera la escena que se encuentra en el interior, al menos en este barrio. Shlomo, responsable del negocio, es judío y Adam, el único empleado, es musulmán. “Él es mi guardaespaldas”, bromea el jefe cuando le pregunto si han sufrido altercados en el último año. Mientras muestra con orgullo un reportaje que les dedicaron en una revista alemana, Adam enseña la mano. “Hay cinco dedos y todos son diferentes, pues en este asunto pasa lo mismo. Hay gente buena y mala en todos los lados. Esto es un trabajo como cualquier otro. Y ni mi familia ni mis amigos me han dicho nunca nada”, recalca.
En la librería de al lado, el dependiente asegura que no ha cambiado nada “porque siempre ha sido, es y será lo mismo”. “Solo puedo decir que es más fácil vivir aquí que en Israel”, matiza.
En la calle hay distintas opiniones. Mientras unos aseguran que sí han experimentado más tensiones en los últimos cinco años, otros dicen que viven tranquilos. Un anciano vestido con ropas tradicionales decide entrar en el debate. “Un político dijo en una ocasión que todos los hombres tienen un sentimiento antisemita dentro y solo necesitan de una chispa para encender el fuego”, dice. “Pero al mismo tiempo te digo que la CST es una mierda. Es una ONG que recibe subvenciones y tiene que hacer ruido para que le sigan dando dinero. Aunque ellos ni nos protegen ni nada. Los que verdaderamente están haciendo un buen trabajo son los del Shomrim”, añade.
‘¿Es difícil vivir siendo judío? Es difícil vivir donde sea. El mundo está loco’
Traducido al hebreo como “guardias” se trata de una especie de cuerpo de policía formado por voluntarios, que vela por la seguridad de las zonas donde vive esta comunidad, incluyendo Golders Green, Hendon y Barnet.
Sus miembros, que reciben formación de la Policía Metropolitana, llevan uniformes completos con chalecos a prueba de cuchilladas y cuentan incluso con coches patrulla muy similares a los utilizados por los agentes de Scotland Yard. Los voluntarios del Shomrim -alrededor de 90- están capacitados para detener a los sospechosos hasta que llegue la Policía real y cuentan con una línea telefónica operativa las 24 horas.
La sede central está Stamford Hill, al noreste de Londres, donde viven más de 20.000 jaredíes. Se trata de judíos estrictamente ortodoxos que remontan su ascendencia al Siglo XVIII. Los hombres llevan tirabuzones y van vestidos con sombrero negro y levitas. Las mujeres tienen media melena y la falda por debajo de la rodilla. Se trata de una de las comunidades más cerradas del Reino Unido.
Aquí sí que uno llega a sentirse fuera de lugar. La presencia del foráneo llama la atención e incluso levanta recelo entre los varones, que se niegan a mirarte a la cara cuando preguntas por el informe de la CST. Ellas se muestran quizá un poco más comunicativas. “Sí que ha aumentado la violencia. Ayer mismo, mi hermano iba por la calle y un coche se paró a su lado. Le dijo “te voy a cortar la cabeza, judío de mierda”, explica una mujer acompañada de dos niños pequeños, vestidos igual que los adultos.
Cazenove Road, una de las arterias que salen de la calle principal, podría ser, a priori, uno de las zonas calientes. A un lado, está el colegio judío de primaria Simon Marks. Al otro, una de las mezquitas más grandes de la ciudad. Pero, según los pocos residentes que quieren hablar, la calma es la tónica general en la mayoría de los días. La Shomrim señala además que “los voluntarios están para ofrecer seguridad a la vecindad local, independientemente de su origen étnico o afiliación religiosa”.
Una esvástica pintada en las paredes de la sinagoga de Finsbury Park, en Londres (Reuters).
Una esvástica pintada en las paredes de la sinagoga de Finsbury Park, en Londres (Reuters).
Mayor número de ataques islamófobos
La Policía del distrito de Hackney -donde pertenece el barrio- alaba su labor. Ante la pregunta de si recibirían el mismo apoyo grupos musulmanes que plantearan tener patrullas similares un portavoz recalca: “Mientras se encuentren dentro del límite estipulado por las leyes de Inglaterra no habría ningún problema”.
La cuestión es: ¿es necesario tener también a guardas musulmanes? Según las cifras de la Policía Metropolitana, el año pasado hubo 358 delitos antisemitas en la capital, en comparación con los 162 de 2013, lo que representa un aumento del 121%. Aún así, el número de ataques islamófobos sigue siendo superior. Se registraron 611 delitos, un 11,3% comparado con los 549 de 2013.
Las cifras del CST referentes a la capital indican que los incidentes antisemitas en 2014 se incrementaron en un 137%. Se registraron 583 episodios, en comparación con los 246 de 2013. Por su parte, una encuesta de Populus señala que el 37% de los británicos considera que el antisemitismo sí es un problema que ha empeorado en la última década. El primer ministro, David Cameron, ha calificado el informe de CST de "muy importante" y la ministra del Interior, Theresa May, ha dicho que “el Reino Unido sin judíos no sería Reino Unido”.
 Fuente: Elconfidencial.com

domingo, 8 de febrero de 2015

Tel Aviv, la vida en un país on line. La ciudad más inteligente del mundo es un experimento digital en cada esquina .


En la periferia de Israel, donde no llegan los focos, muchos la ven como la dama más bella, popular, vibrante y moderna. Algunos, sin embargo, la acusan de egocéntrica, esnob y presumida. Nadie discute su preparación y sofisticación. Tel Aviv, centro cultural, económico, tecnológico y de ocio, lidera una nueva forma de vida. "La ciudad más inteligente del mundo", como sentenció el último Smart City Expo World Congress celebrado en Barcelona.
Los 418.600 habitantes de esta villa mediterránea son conejos de laboratorio en un experimento digital con inteligentes sensores, parkings, guarderías y esquinas. «En Tel Aviv, el futuro ya está aquí», dicen con orgullo en el Ayuntamiento alegando que el concepto de Smart City está cambiando el cuerpo y alma de la vida urbana. Ya sea al comprar el pan, asistir a una obra de teatro, aparcar el coche o leer la prensa. Todo gracias a tarjetas digitales, mapas guiados, aplicaciones en smartphones y Wi-Fi gratuito en todas las calles, plazas y playas de la ciudad.
«En lo que se refiere a innovación y start ups, Tel Aviv está considerada la ciudad más importante tras Silicon Valley. Tenemos unas 700 start ups. Per cápita, más que nadie en el mundo», indica Hila Oren, la fundadora y directora general de la empresa municipal Tel Aviv Global. Es también la madre espiritual de la «Librería», un espacio en el sur de la ciudad que permite a pequeñas empresas tecnológicas crecer y creer en su idea. En la llamada Start Up Nation, la capital no es Jerusalén, sino Tel Aviv. Oren nos cuenta una anécdota: «Ayer, nada más entrar en el parking del Teatro Habima, identificaron mi número. Recibí inmediatamente un sms y un número para devolver la llamada. Pago automático. De esta forma, no pierdo tiempo en buscar la máquina para pagar. Este sistema agiliza el proceso y es más barato».
Oren cree que el acceso a Internet desde cualquier parte de Tel Aviv fue decisiva para ganar el certamen en Barcelona. «Somos la única ciudad en el mundo que tiene Wi Fi gratuito en todas sus calles, incluido en la playa, autobuses, centros comerciales, etcétera. El alcalde, Ron Huldai, defiende que si un ciudadano tiene derecho a recibir agua y electricidad también debe tener acceso a Internet».
El joven Amitai Gindel enseña a este diario «la joya de la corona»: la tarjeta digital que deja atrás la Tel Aviv analógica. «Hace dos años, el Ayuntamiento decidió una nueva estrategia para acercarse al ciudadano y luchar contra la idea de que es un organismo frío, grande y burocrático. Digital Card se especializa en lo que realmente necesita su portador y le ayuda en función de su edad, ámbitos de interés, trabajo, hábitos diarios, necesidades de sus hijos, etcétera», comenta Gindel, mánager de este proyecto.
Más de 100.000 habitantes usan ya la tarjeta. Un número muy alto teniendo en cuenta que sólo los mayores de 13 años pueden recibirla. Maor Gillerman es uno de ellos. Nacido en esta ciudad hace 38 años, puede calibrar los cambios en el llamado «Estado de Tel Aviv». «Hoy todo es digital. Lo que usted llama Smart City, para mí es algo normal y natural. Por ejemplo, inscribir con mi tarjeta a mis tres hijos en las guarderías y escuelas o aparcar en la calle», comenta en el norte de la ciudad.
Otro ejemplo. Minutos antes de empezar una obra de teatro, quedan 50 entradas libres. El Gran Hermano avisa a los habitantes que sabe que les gusta el teatro y les ofrece ir a un precio irrisorio.
Aunque suele tener los pies bien enraizados en el caro suelo de Tel Aviv, el argentino-israelí Sergio Vinitsky sigue en las nubes. Como delegado de Fira Barcelona en Israel, se siente orgulloso. «Todos quedaron impresionados en el congreso al ver cómo un país de apenas ocho millones de habitantes vino con 17 empresas que exponían sus productos y 43 ciudades representadas. De Inglaterra, por ejemplo, sólo había siete», dice a EL MUNDO antes de recalcar: «Muchos israelíes fueron no sólo a exponer, sino a aprender qué se hace en el mundo».
Según él, «existe gran interés en España en el concepto Smart City en Israel porque aquí lo que no falta son las ideas. Es una potencia en todo lo que respecta a procesamiento de datos, párking, semáforos, sensores inteligentes y tecnología aplicada a los ciudadanos». ¿Qué aconsejaría a los alcaldes españoles de cara al futuro? «Que definan lo que quieren hacer y dónde quieren llegar en la ciudad. Mi lema es definir, estudiar y por último implementar. Estar en constante interacción con lo que pasa para el feedback», contesta.
Oren ve un futuro marcado por una economía municipal compartida. «Puede nacer una moneda del ayuntamiento para, por ejemplo, comprar a otro ciudadano una bici o pagar clases privadas», pronostica.
La vitalidad y creatividad de la ciudad se explica también por su juventud. El 30% de los habitantes de Tel Aviv tienen entre 18 y 35 años. El motor de la burbuja convertida en forma de vida.
Fuente: Sal Emergui para elmundo.es