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Cuatro claretianos españoles ayudaron a salvar entre 1940 y 1944 en
París a un centenar y medio de judíos, la mayoría sefardíes, de la
persecución nazi. Un bautismo falso proporcionaba la oportunidad de
escapar del horror y huir de Francia. Una historia de solidaridad que ha
permanecido en el más absoluto secreto. Hasta ahora.
La pequeña comunidad española de misioneros claretianos en París
selló sus labios durante 80 años y guardó un secreto que ayudó a salvar
la vida de 155 personas durante la ocupación nazi de Francia entre 1940 y
1944. Ubicada en la estrecha calle de la Pompe, número 51 bis, a media
hora a pie de la Torre Eiffel, la iglesia de la Misión Católica Española
atesora en un minúsculo armario centenares de partidas de bautismo
falsas que cuatro sacerdotes de la orden escribieron y firmaron para
evitar que el Gobierno de Vichy arrestase a decenas de familias judías.
Impregnados con un intenso olor a polvo y abandono, esos tomos son una
prueba de cómo Gilberto Valtierra, Joaquín Aller, Emilio Martín e
Ignacio Turrillas pusieron en peligro sus vidas tras acoger a esas
personas y facilitar que, con esos nuevos documentos, pudiesen huir del
país o garantizarles cierta protección ante las frecuentes deportaciones
a campos de concentración y exterminio. Ocho décadas después, el
secreto de los falsificadores de Dios rompe las cadenas del silencio y
ve por fin la luz.
Testigos de lo ocurrido solo quedan los muros de piedra de la iglesia
y los intrincados pasillos que todavía conectan la parroquia con el
convento. Cuando uno pasea por aquel lugar, atraviesa la amplia nave de
la parroquia, observa la estatua de san Juan de la Cruz o rebusca en los
libros de la biblioteca, no puede evitar imaginar el recorrido que
estas familias judías tuvieron que realizar junto a estos curas para
conseguir un papel que les sirviera de escudo ante las persecuciones.
¿Entraban por la pequeña puerta verde lateral de la fachada que da
directamente con el convento? ¿Lo hacían de noche? ¿Firmaban las
partidas en la gran mesa de madera que hay en la sacristía? ¿O por el
contrario se escondían en la capilla de la cripta para hacerlo? Cuando
se pregunta a los que habitan hoy la misión, la respuesta se repite: “No
lo sabemos. Todos los de aquella época ya murieron”. ¿Cómo consiguió
entonces despertar esta historia del olvido?
Fue una pequeña confesión en una cafetería del centro parisiense en
2018 lo que llevó a un historiador de 26 años, Santiago López Rodríguez,
a tirar de un fino hilo y rebuscar en el pasado para saber qué pasó en
realidad en aquella iglesia de curas españoles. “Estaba investigando
para mi tesis doctoral la labor de la diplomacia española durante el
Holocausto en el archivo del consulado y haciendo entrevistas a
supervivientes y familiares de víctimas del exterminio nazi. Mientras
tomaba un café con Alain de Toledo, hijo de un deportado del campo de Royallieu-Compiègne,
este me contó que a sus padres les falsificaron unas partidas de
bautismo en una iglesia española en París para ayudarlos a huir a
España”, explica López, profesor de la Universidad de Extremadura. De
Toledo no le especificó nada más y, hambriento de curiosidad, el
historiador se dirigió a la Rue de la Pompe.
Tras llamar a la puerta de la misión, un claretiano con acento
burgalés, Carlos Tobes Arrabal, condujo a López por el pasillo que
flanquea el patio de los geranios hasta la pequeña alacena donde
descansan dichas partidas de bautismo. En un despacho adyacente, a la
luz de un flexo y custodiado por una talla de la Virgen de Fátima, López
inspeccionó página por página los certificados de bautismo registrados
entre 1940 y 1944. Allí estaban, anotados con tinta azul y negra,
decenas de nombres de personas con apellidos judíos, de edad adulta y
nacidos en el extranjero, la mayoría en Salónica (Grecia) y Estambul
(Turquía). “Se ve claramente cómo en ese periodo de tiempo los bautismos
crecieron hasta un 200% en esta parroquia. Se hicieron conversiones a
familias enteras en el mismo día, incluso en algunos casos, también se
falsificó a la vez el certificado matrimonial [22 en total]”, subraya
López mientras señala con su dedo índice las pruebas. Las 155
falsificaciones se distribuyen a lo largo de cinco años, entre el 3 de
octubre de 1940 y el 12 de julio de 1944. Repartidas semanalmente,
encontramos 4 en 1940, 68 en 1941, 30 en 1942, 45 en 1943 y, ya al final
de la ocupación nazi, 8 en 1944.
Tras desempolvar los tomos y descifrar la letra de todos los
firmantes, cruzó los datos de la misión con los que encontró en otros
archivos franceses y encontró que hasta 60 de estas partidas
correspondían a judíos inscritos como españoles y a 19 protegidos, es
decir, personas que contaban con el amparo del consulado. Este
descubrimiento forma parte de El Servicio Exterior de España durante el Holocausto en la Francia ocupada (1940-1944), tesis doctoral que espera hacer pública en los próximos meses.
La familia de los Modiano fue la primera en ser bautizada. Mauricio Modiano, de 65 años; su esposa, Eda María, de 51; su hijo René, de 20, y su sobrina María Francisca Hasson, de 9, vivían en el número 134 de la Avenue de Malakoff. Salvo la pequeña María Francisca, todos nacieron en Salónica (Grecia). No hay evidencias de si el padre Valtierra, el cura que firmó la partida, dejó caer sobre sus cabezas el agua bautismal o si simplemente los llevó a un despacho a firmar los documentos. Lo que sí aparece marcado en sus fichas es la fecha del 3 de octubre de 1940, el mismo día que entró en vigor el Estatuto de los Judíos, las leyes antisemitas firmadas por el mariscal Philippe Pétain que desembocaron en la creación de un censo de judíos y, posteriormente, en las conocidas deportaciones a campos de concentración y exterminio. Se estima que más de 75.000 personas murieron. “Estas falsificaciones servían para convertirse aparentemente en católicos y tener la posibilidad de engañar a los perseguidores”, afirma López.
Con una letra clara, los curas se alternaban para falsificar los
documentos. En dichos registros anotaron datos relevantes que,
analizados hoy, nos permiten vislumbrar cómo eran los bautizados. La
gran mayoría eran sefardíes y la edad media era de 33 años: el más joven
solo tenía unos pocos meses de vida, y el mayor, 75 años. A casi todos
se les castellanizó el nombre con el objetivo de que, cuando presentasen
toda la documentación a las autoridades francesas para huir a España,
no se los vinculase con su posible registro en el censo judío. Así, Levy
se convirtió en Luis, Jacobo en Jaime y Moisés en Mauricio.
También es relevante ver cómo algunos de ellos, semanas después de
aparecer en los tomos como bautizados, aparecen en las fichas de otros
judíos como padrinos. El matrimonio de los Modiano, por ejemplo, figura
con esta categoría en la partida de bautismo de Víctor Gomerzano, de 20
años y natural de Constantinopla (la actual Estambul). Lo que cabe
pensar es que, en muchos casos, los inscritos estaban relacionados entre
sí y utilizaban el boca a boca y las relaciones familiares para
enterarse de la posibilidad de ayuda que brindaban los misioneros
españoles.
Cuatro sacerdotes contra las leyes antisemitas
En aquellos años, colaborar con estas personas suponía un delito
grave, especialmente si se falsificaba documentación relevante, como
visados, pasaportes y partidas de bautismo. “Estos sacerdotes no solo
estaban infringiendo la ley eclesiástica haciendo conversiones falsas,
sino que se enfrentaban al Estado francés. Si esto se hubiera destapado,
podría haber supuesto, sin duda, su expulsión de Francia y un gran
perjuicio para la diplomacia española”, comenta López mientras revisa el
archivo claretiano en busca de algún papel que arroje más luz sobre lo
sucedido. Pero ¿quiénes eran estos cuatro curas y cómo lograron
construir esta red de salvamiento?
De ellos queda únicamente una decena de fotografías guardadas en una
caja de cartón en la misión de la Rue de la Pompe. Unos pocos recuerdan
de oídas qué fue de sus vidas. Por aquel entonces, estos sacerdotes
vivían en la misión junto con otra decena de claretianos, y todo apunta a
que su relevancia tuvo que ser notable. En el fresco del retablo que
corona el altar de la parroquia aparece retratado un sacerdote que, tras
comparar su rostro con otras pinturas de la época y corroborarlo con el
padre Tobes, representa al padre Joaquín Aller. Nacido en 1897 en Campo
de Villavidel (León), Aller fue por entonces superior de los
claretianos. La prensa local asturiana de la época informó de que había
colaborado con un comunista asturiano exiliado para devolver a Asturias
la talla de la Virgen de Covadonga, que pasó parte de la Guerra Civil en
la Embajada española de París. Murió en Bilbao en 1964.
Poco más se sabe del resto. Gilberto Valtierra nació en 1889 en San
Martín de Humada (Burgos, 22 habitantes) en una familia de cinco
hermanos, tres de los cuales se convirtieron en claretianos. Allí sigue
viviendo un sobrino nieto suyo, Luis Porras Valtierra. “¿Pero qué dice
usted? ¿Eso pasó? La verdad es que era un hombre bueno. Recuerdo que
alguna vez vino al pueblo a ver a mi madre. Pero, que yo sepa, aquí
nunca dijo nada sobre esto que usted me cuenta”, dice Peñas por teléfono
tras conocer la labor secreta de su tío. No obstante, subraya, el día
de su muerte la tiene grabada a fuego en su memoria. “Fue el 1 de
noviembre de 1953. Pocos días después recibimos una carta de Francia. En
ella, una familia que no conocíamos nos decía: ‘Los pobres de París
lloran ante la tumba del padre Valtierra’. Eso no se me olvida”, cuenta
con emoción.
Emilio Martín fue uno de los padres fundadores de la misión
claretiana. Llegó allá por 1913 con el objetivo de ayudar a los
inmigrantes españoles que vivían con dificultades. Nacido en Segovia en
1869, Martín enseñó y dirigió a los claretianos que pasaron por la Rue
de la Pompe hasta su muerte, en 1951. Todavía hoy, antes de entrar en la
sacristía de la iglesia, a mano izquierda, está colgado un retrato suyo
realizado con carboncillo.
Tobes, superior y actual director de la misión, solo conoció a
Ignacio Turrillas (nacido en Monreal, Navarra, en 1897), al que cuidó
durante sus últimos años de vida. “Era el que quedaba vivo de los cuatro
y murió en mis brazos en 1979. Jamás me contó nada de esto. Pero un
día, años después de su muerte, allá por 2008, llegó una mujer a la
puerta diciendo: ‘Vengo a daros las gracias. Salvasteis la vida de mis
padres’. Nadie sabía a qué se refería y la llevamos ante el padre Miguel
Ángel Chueca, nuestro superior por entonces”, relata Tobes sentado en
el umbral de la puerta del convento. Cuando la mujer se marchó,
prosigue, Chueca contó toda la historia al resto de los misioneros, sin
muchos detalles, y les pidió que guardaran silencio.
“Creo que fue una historia que la orden vivió en su intimidad. Ahora,
al saber más sobre lo que hicieron nuestros hermanos, nos llena de
orgullo y felicidad”, afirma apasionadamente el actual superior. Más de
un siglo después de su inauguración, la misión sigue dedicándose a
ayudar a los más necesitados: imparten clases de francés a inmigrantes
de lengua castellana y ofrecen gratis los servicios de una educadora
social, entre otras labores de caridad. Pero son pocos. De la veintena
de claretianos que había en los pasados años cuarenta ya solo quedan
tres. Junto al superior está el padre Tomás Tobes Agraz y el padre
Arturo Pinacho. “La vocación nunca se va. Hay que servir porque mucha
gente lo necesita”, explica sonriente el padre Tomás, de 81 años,
sentado a la mesa. Mientras comen un humilde estofado y beben agua con
un chorro de vino de tetrabrik, conversan sobre las grandes carencias
que siguen sufriendo muchas personas.
La ayuda del cónsul Bernardo Rolland
Nadie sabe aún por qué el padre Chueca era reacio a hacer público tal
descubrimiento. A De Toledo también le insistió en que no quería que se
diera a conocer la historia cuando fue en busca de los documentos que
demostraban que sus padres habían sido bautizados allí. “No me dio
razones. Me hubiera gustado honrar a la misión, pero él no quería”,
cuenta De Toledo. El secreto de los claretianos también fue respetado
por la mayoría de los inscritos. A De Toledo, por ejemplo, sus padres
jamás le contaron nada. La noticia le llegó mientras investigaba cómo el
por entonces cónsul general de España en París, Bernardo Rolland,
conocido por salvar secretamente a más de 80 judíos, liberó a su padre
del campo de Royallieu-Compiègne en 1942 y luego ayudó a sus
progenitores a huir a España en 1943. “Un primo de mi madre, Enrique
Saporta y Beja, conocía muy bien al cónsul. Este le había prestado una
oficina en el consulado para ayudar a los sefardíes. Él me contó que
Rolland fue el que aconsejó a estos judíos que fueran a ver a los
sacerdotes [para falsificar las partidas]”, revela en una entrevista por
correo electrónico.
La figura de Rolland como nexo entre los perseguidos y los
sacerdotes, hasta ahora desconocida, demuestra que participó en la
salvación de un centenar de personas más y que posiblemente involucró a
trabajadores de la Cámara Oficial de Comercio en París, que figuran en
algunas partidas falsas como padrinos. “Sin su acción, mis padres no
habrían sobrevivido y yo no habría nacido. Por esta razón llevo 15 años
intentando conseguir que le concedan la medalla de Justo entre las
Naciones. Pero para mí, sin o con ella, es un Justo”, escribe De Toledo,
también presidente de la asociación Muestros Dezaparecidos (Nuestros
Desaparecidos, en ladino), que trabaja en la recuperación de la memoria
de los sefardíes españoles deportados en Francia.
Preguntas abiertas
Cuando uno revisa la historia de los falsificadores de Dios, surge
una duda: ¿no sospechaban las autoridades francesas al ver en estos
documentos apellidos judíos y fechas tardías de conversión? ¿Realmente
estos bautismos ayudaron a salvar la vida de la mayoría de estas
familias? López no duda de ello. “Estos documentos eran una herramienta
perfecta para ocultar su fe y dar más credibilidad a los certificados de
nacionalidad española u otros papeles expedidos por Rolland”,
puntualiza el investigador. Por un lado, estos documentos acreditados
por la Iglesia les podían liberar de figurar en el censo de judíos que
posteriormente las autoridades utilizaron para localizar y arrestar a
miles de ellos y deportarlos a campos de concentración y exterminio. Y
por otro, según apunta el historiador, con estos documentos las
probabilidades de conseguir un visado para salir de Francia aumentaban.
Además, aunque la falsificación para salvar judíos no fue muy común,
hubo episodios similares probados que libraron a miles de personas de
ser asesinadas por los nazis. Un ejemplo fue la Operación Bautismo, en
la que el cardenal Angelo Giuseppe Roncalli, futuro papa Juan XXIII,
falsificó durante la Segunda Guerra Mundial partidas de bautismo para
salvar a 24.000 judíos desde Estambul (Turquía).
No obstante, no se puede acreditar que la salvación de estas familias
se deba exclusivamente a la acción de los claretianos. Lo que sí está
comprobado es que durante toda la ocupación nazi los sacerdotes
siguieron firmando partidas. El falso bautismo no fue suficiente para
salvar de la muerte en los campos de concentración al pequeño de ocho
años Rogelio Samuel Benarrosch y a otros 16 inscritos. Pero el resto,
138 personas, sí consiguieron burlar a los nazis.
En algunas ocasiones, los movimientos de los falsificadores de Dios
despertaron la inquietud de la jerarquía eclesiástica francesa. En una
correspondencia localizada a raíz de este reportaje entre el arzobispo
de París Emmanuel Suhard y el superior de los claretianos, el primero
pedía al director que se presentase en la sede episcopal para que le
informase sobre dichos bautismos. En una carta fechada el 12 de febrero
de 1942, Suhard le insistía: “Le dije, la última vez que le vi, que el
Consejo del Arzobispo necesitaba una explicación sobre otro converso
israelí de quien no nos ha llegado la documentación. Se trata de la
señorita (Mme.) Saporta [y Beja], que habría sido bautizada y casada
fugazmente en la capilla española. Le agradecería que viniera a verme el
sábado por la mañana, 14 de febrero a las 10 en punto, y me diera
cualquier documentación que haya reunido”.
Es conocida la oposición del arzobispado de París al Gobierno de
Vichy y a las deportaciones, por lo que cabe pensar que estas misivas
tenían como objetivo pedir prudencia a la misión y entregar algún tipo
de documentación que argumentase la urgencia de dichas conversiones para
no levantar sospechas dentro de la Iglesia francesa que apoyaba a
Hitler. No obstante, no se han encontrado pruebas de cuál era la postura
del arzobispo ante estas falsificaciones. Los actuales superiores de la
orden en España, que también desconocían la historia, afirman que con
toda probabilidad las falsificaciones se hicieron guardando toda clase
de cautelas. “Los años han pasado y es probable que si otros hermanos
nuestros, o los superiores de la congregación, supieron de esas
acciones, murieran sin comentarlas”, cuenta un portavoz en Madrid.
Entre los papeles de color pajizo que la misión aún conserva de
aquella época, aparece una copia de otra carta que el padre Valtierra
escribió para justificar el bautismo de la familia Sevi, compuesta por
Alberto, Matilde y los niños Jacqueline y Claudio. “No tengo motivos
para dudar de la buena fe del señor Sevi sobre su conversión. Ahora se
comporta como un cristiano, viene todos los domingos a misa (…)”,
escribió el sacerdote.
Claramente Valtierra mintió para proteger a dichas personas. La prueba de ello se encuentra en el archivo de Yad Vashem,
la institución oficial israelí en memoria de las víctimas del
Holocausto. Allí se recoge que, años después de ser bautizados, los Sevi
entregaron su hija a sus vecinos, los Saulnier, un matrimonio católico,
para que la protegieran. “No tenían miedo de los bombardeos, sino de
ser arrestados y deportados porque eran judíos”, asevera el texto.
Afortunadamente, conocemos que la pequeña se reunió con sus padres tras
la guerra.
Más de 100 nombres, más de 100 historias
Encontrar y entrevistar a los protagonistas de esta historia es muy
complejo, especialmente porque ha pasado tanto tiempo que es difícil que
alguien siga vivo. Tras una búsqueda intensiva en blogs familiares y
árboles genealógicos, además de más de medio millar de llamadas, se ha
podido localizar a una veintena de descendientes. Curiosamente, ninguno
sabía nada de esta historia.
“Se me está poniendo la piel de gallina. No puedo creerlo. Es como si
me estuviera hablando de alguien que no conozco. No entiendo por qué
nunca me dijeron nada”, cuenta conmovida Karine Saporta, hija, sobrina y
nieta de bautizados. Conoció la noticia después de devolver una llamada
perdida a su móvil de este periodista. “Pensaba que era una broma”,
relata. El caso de los Saporta sobresale del resto por sus
protagonistas. El benjamín de la familia se llamaba Raimundo, tenía 16
años y se convirtió décadas después en el vicepresidente del Real Madrid,
mano derecha de Santiago Bernabéu y artífice, entre otras cosas, de que
el jugador Alfredo Di Stéfano acabara vistiendo la camiseta blanca de
por vida. Una figura relevante de España, vinculado también a la
dirección de la Federación Internacional de Baloncesto.
No puedo imaginarme el sufrimiento por el que tuvo que pasar mi familia. Es una historia que debe conocerse
Karine Saporta, hija, sobrina y nieta de bautizados, al conocer la historia de mano del autor de este reportaje.
Su hermano, padre de Karine, se llamaba Marcelo, tenía 19 años cuando
la partida de bautismo falsa le ayudó a exiliarse a Madrid con toda su
familia. Tras la contienda, cambió su nombre por Marc y volvió a París.
Su nombre cobró relevancia como traductor, editor e íntimo amigo de
Jean-Paul Sartre. Todos, al igual que muchos bautizados, ocultaron lo
sucedido a sus familiares y se llevaron el secreto de los claretianos a
la tumba.
Un año después de colgar el teléfono, Karine visita la misión
parisiense para ver los famosos tomos. Temblorosa y aparentemente
incrédula, sube acompañada del padre Tobes las escaleras de madera que
llevan a la biblioteca, en lo alto del convento. Entre dos paredes
forradas con libros y alguna que otra trampa para ratones, una mesa la
espera con un libro abierto. Cuando leyó los nombres de sus padres,
cogió una bocanada de aire. “Aquí están”, dijo.
Allí supo que sus padres, en 1949, también se casaron. El padre
Valtierra, el mismo que firmó su certificado falso, fue el cura que
ofició la celebración. “No puedo imaginarme el sufrimiento por el que
tuvo que pasar mi familia. Es una historia que debe conocerse. Que debe
salir a la luz”, cuenta la hija de Marc emocionada mientras fija su
mirada en el padre Tobes.
Los sefardíes del Expediente de Toledo
Para Eliazer Carasso; su esposa, Matilde Amarigio, y su hija Alegra,
la huida de los nazis no terminó con su salida de Francia. El viaje
hasta su nuevo hogar, Casablanca (Marruecos), se demoraría casi un año
más. Como a tantos repatriados judíos, las autoridades franquistas los
repartieron por ciudades españolas, en su caso Toledo, a la espera de
entregarles los respectivos visados. Junto a ellos, arribaron a la
capital castellano-manchega otros seis judíos, entre ellos Edith María
Esther Nahamías, también bautizada. Los pasos de su odisea están recogidos en un expediente policial en el Archivo Histórico Provincial de Toledo.
Los documentos, escritos a máquina y anotados a bolígrafo por el
gobernador civil de la provincia de Toledo, informan de las residencias
que ocuparían los repatriados desde agosto de 1943 hasta su marcha,
finalmente en diciembre de ese mismo año. Los Carasso convivieron junto a
vecinos toledanos en la calle de la Escalerilla de la Magdalena, número
2. Justa Córdoba, por entonces con 13 años, aún los recuerda como
“gente educada”, “bien vestida” y que “solo hablaban entre ellos”. Los
años han pasado y para Córdoba, ahora nonagenaria, le resulta difícil
hacer memoria. “Era muy pequeña. En el barrio se decía que eran judíos
que Franco había acogido como refugiados”, cuenta por teléfono.
Lo que pasó con ellos después de salir de España no está del todo
claro. Los Carasso consiguieron embarcar en diciembre desde Málaga hacia
Casablanca. Un mes antes, Nahamías logró un salvoconducto hacia
Barcelona para encontrarse con su marido, Jacob Faraggi. Poco después se
establecieron en Madrid, donde abrieron una boutique de moda
cerca de la plaza de la Independencia. Anne-Marie Rychner Faraggi,
familiar de ambos, cuenta que en 1945 regresaron al país galo.
“Volvieron a Francia tras la Segunda Guerra Mundial. En la familia no
sabemos mucho más sobre ellos”, explica Rychner.
La búsqueda de cada uno de los nombres lleva a descubrir múltiples
historias que arrojan luz a una de las páginas más negras del siglo XX:
la guerra y el Holocausto. Pese a haber despertado del olvido, el caso
de los falsificadores de Dios está compuesto por fragmentos que siguen
sin resolverse con claridad. ¿Tomaron ellos la iniciativa de salvar a
esta gente o fue el cónsul el que llamó a su puerta pidiendo ayuda? ¿El
obispado apoyaba sus actos o simplemente desconocía la realidad del
asunto? Y más importante, ¿fueron las falsificaciones de los claretianos
la clave para que la mayoría de los bautizados no muriera a manos de
los nazis?
Tras analizar una y otra vez las partidas, las cartas y el resto de
informes, no hay duda de que los misioneros españoles de la Rue de la
Pompe se expusieron ante las autoridades nazis. Como demuestra su
certera caligrafía, no les tembló el pulso al firmar aquel centenar y
medio de conversiones falsas para intentar salvarles la vida a estas
personas.
La lista de los falsificadores de Dios
Esta es la lista de las 155 personas que intentaron escapar de
los nazis con la ayuda de los falsificadores de Dios. Si usted es un
familiar o un conocido de una de estas personas y quiere contactar con
nosotros, puede escribirnos a elpaissemanal@elpais.es.
Nombre | Apellido/s | Fecha de nacimiento | Lugar de nacimiento | |||
---|---|---|---|---|---|---|
1 | Mauricio | Modiano | 12/04/1875 | Salónica | ||
2 | Eda María | Modiano | 26/07/1889 | Salónica | ||
3 | René | Modiano | 13/08/1910 | Salónica | ||
4 | María Francisca | Hasson Modiano | 24/04/1931 | París | ||
5 | Raúl | Scialom Rothschild | 17/07/1901 | Salónica | ||
6 | Martine Elise | Scialom Chaillet | 28/05/1934 | Belgrado | ||
7 | Clara Julia | Scialom Chaillet | 01/01/1936 | Belgrado | ||
8 | Gastón | Yaeche Albuquerque | 04/05/1909 | Constantinopla | ||
9 | Liliane Marie | Aboaf Asseo | 02/02/1913 | Constantinopla | ||
10 | Alain José | Yaeche Albuquerque | 09/12/1936 | París | ||
11 | Victor | Gormezano Cami | 22/08/1901 | Constantinopla | ||
12 | Salónica | Barzilai Berta | – | - | ||
13 | Colette | Gormezano | 04/10/1931 | Neuilly Sur Seine | ||
14 | Jaime | Hassid Hassid | 1881 | Salónica | ||
15 | Juan | Vainfeld User | 11/10/1880 | Bucarest | ||
16 | José | Alberto Sevitt | 17/08/1895 | Kiev | ||
17 | Nicole | Salange (o Solange) Rubinstein | 21/01/1928 | París | ||
18 | Ernesto Leopoldo | Marcel Mirisch | 19/09/1904 | |||
19 | Jaime | Saporta | 27/09/1887 | Salónica | ||
20 | Jimena (Simone) | Nahmías | 08/02/1880 | Estambul | ||
21 | Marcelo | Saporta | 20/03/1923 | Estambul | ||
22 | Raimundo | Saporta | 16/12/1926 | Estambul | ||
23 | Roger Michel | Rubinstein | 23/07/1904 | París | ||
24 | Elise Miryam Henriette | Levy | 23/03/1907 | París | ||
25 | Mauricio | Benarrosch | 05/02/1899 | Casablanca | ||
26 | Claudio Elías Miguel | Benarrosch | 10/03/1933 | París | ||
27 | Rogelio Samuel | Benarrosch | 31/07/1936 | Casablanca | ||
28 | Andrés | Faraggi | 26/10/1912 | Constantinopla | ||
29 | Santiago | Jacob Pérez | 02/11/1939 | París | ||
30 | Teresa | Zimbal Ojalvo | 14/03/1909 | Constantinopla |
Nombre | Apellido/s | Fecha de nacimiento | Lugar de nacimiento | ||||
---|---|---|---|---|---|---|---|
31 | Pablo | Cazes Yacoel | 02/02/1886 | Salónica | |||
32 | Luciano | Faraggi | 02/03/1887 | Ceres, Grecia | |||
33 | Edith María Esther | Nahmías | 13/10/1892 | Estambul | |||
34 | Rogelio | Faraggi | 08/11/1919 | Constantinopla | |||
35 | José Mauricio | Carasso (Carazo) Ascer | 15/05/1905 | Salónica | |||
36 | María Avenila | Navarro Rafael | 31/12/1910 | Salónica | |||
37 | Enrique Salvator | Sevi | 19/04/1901 | Constantinopla | |||
38 | Pablo | De Abravanel | 30/09/1889 | - | |||
39 | Jacques | De Abravanel | 13/12/1918 | Salónica | |||
40 | Yves Fe | Abravanel | 26/02/1920 | - | |||
41 | Edgardo | Hassid Fernández | 04/01/1890 | Salónica | |||
42 | Santiago | Botton Faraggi | 25/11/1867 o 1897 | ||||
43 | Juan | Colonomos Hallevis | 19/05/1928 | París | |||
44 | Pedro María | Colonomos Ergas | 13/07/1900 | Monastir | |||
45 | Rafael | Molho Angel | 03/03/1882 | Gumuldjina | |||
46 | Raquel María | Hassid Capuano | 12/02/1896 | Salónica | |||
47 | Alberto | Nahum Carasso | 29/08/1903 | Salónica | |||
48 | Victoria | Nalevanski Kboudey | 04/02/1909 | París | |||
49 | Jaime Alain | Nahum Nalevanski | 09/02/1938 | Neuilly | |||
50 | Matilde Magdalena | Gattegno Faraggi | 03/08/1904 | Salónica | |||
51 | Enrique Alberto | Saporta y Beja | 10/05/1898 | Salónica | |||
52 | Nicolás María Alberto | Saporta y Beja | 31/08/1896 | Salónica | |||
53 | María Fernanda Odeta | Nahum (Nahon) Carcassona | 06/11/1893 | Toulon | |||
54 | Elias Pedro | Hassid Fernández | 21/12/1896 | Salónica | |||
55 | Lidia Marta | Assael Covo (Cobo) | 17/08/1903 | Salónica | |||
56 | Ihno (Ino) | Abravanel y Mano | 03/04/1898 | Salónica | |||
57 | Jony Salomón | De Abravanel | 23/01/1904 | Salónica | |||
58 | Benjamín Sol | Abravanel | 26/02/1907 | Salónica | |||
59 | Jaime | De Abravanel | 16/03/1915 | Salónica | |||
60 | Corine | De Abravanel | 10/01/1907 | Salónica |
69 | Germana | Wimphen | 16/11/1892 | París |
70 | Juan Claudio | Oppenheimer | 22/09/1927 | París |
71 | Micael | Benarroch | 23/07/1941 | París |
72 | Gerardo | Oppenheimer | 17/06/1929 | París |
73 | Santiago | Benveniste Halfon | 02/06/1923 | Salónica |
74 | Ángela | Mitrani | 08/04/1911 | Constantinopla |
75 | Francisco | Rabinovi Kogon | 09/08/1930 | París |
76 | Maurice | Habib | 14/10/1888 | Constantinopla |
77 | Jean | Habib | 16/03/1920 | París |
78 | Enrique Constantino | Sciaky Sciaky | 05/06/1926 | Salónica |
79 | José Alberto | Ades Strugo | 04/12/1884 | Esmirna |
80 | Joaquín Vidal | Corris Franco | 02/11/1900 | Esmirna |
81 | Juan | Francés Roberto | 04/12/1919 | Brouse, Turquía |
82 | Juan Luis David | Bertrand Rousseau | 08/01/1922 | Esmirna |
83 | Elías Santiago | Nahmías y Cazes | 01/03/1908 | Comotini |
84 | Inés | Segui | 26/05/1919 | Kieff , Kiev? |
85 | Benjamín Andrés | Nefoussi | 30/11/1894 | Rodosto, Grecia (actual Turquía) |
86 | Marcela | Francés | 10/08/1897 | Constantinopla |
87 | Coleta (Colette) | Nefoussi Francés | 08/07/1927 | París |
88 | Clara Ana | Kruglikoff (María) | 07/01/1900 | Varsovia |
89 | Luis | Franco y Menasche | 19/12/1878 | Esmirna |
90 | Cristina | Strugo y Rousso |
Esmirna
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