domingo, 11 de abril de 2010

El arte de sobrevivir a la barbarie nazi


Uno de los cuadros de la muestra, de Boris Taslitzky.

Sal Emergui - Jerusalén

"Siempre se ha dicho que las barbaridades del nazismo no se pueden describir. Con estas obras, los supervivientes demuestran lo contrario", explica Yehudit Shendar, máxima responsable de la muestra 'Virtudes de la Memoria' que se inaugura este lunes en Yad Vashem, la institución en Jerusalén que recuerda y homenajea a las víctimas del Holocausto.

La obra de Marc Klionsky impresiona. Expuesta en Yad Vashem y cuando Israel conmemora el Día del Holocausto, mucho más. Es el retrato una parada de tren en Nueva York donde Klionsky viaja a su trágico pasado. El que sucedió hace 65 años cuando el Holocausto segó la vida de seis millones de judíos, entre ellos muchos familiares suyos.

A simple vista parece un día más de Klionsky esperando en las entrañas ferroviarias de su ciudad, la de los rascacielos. Destacan dos símbolos aparentemente inocentes pero terribles para este superviviente judío, nacido en Bielorrusia en 1927. Por un lado, el cartel 'Transfer' con la obvia connotación de la época en la que los trenes tenían como destino las cámaras de gas. Por otro, el número de la vía, seis. El mismo que cada mañana sacude a Klionsky recordando los seis millones de judíos asesinados por la maquinaria nazi.

Es una más de las 300 obras exhibidas en Yad Vashem. "En la creación de Klionsky se aprecia que al lado de las sombras de los judíos destinados al tren de la muerte en los años 40 está el retrato de una mujer con su bebe esperando el tren en los 80. El bebe simboliza la victoria de la vida a la muerte", nos comenta Shendar.

Reconoce que no fue fácil recopilar tantas obras repartidas por todos los continentes y muchas veces escondidas en la privacidad del superviviente. "Siempre hemos escuchado los testimonios y las palabras de los supervivientes pero no tanto sus expresiones creativas o trabajos artísticos. Muchos supervivientes son capaces de transmitir con mayor exactitud el drama vivido a través del arte", considera y enfatiza la importancia del uso del color en unas imágenes acostumbradas al recuerdo del blanco y negro. De la tristeza e impotencia.

Otra de las obras, ésta de Marc Klionsky.

Otra de las obras, ésta de Marc Klionsky.

Otra imagen estremecedora, que pueden ver aquí, es de Boris Taslitzky que retrata una mañana en el campo de concentración de Buchenwald, del que sobrevivió y cuya liberación se conmemora este domingo. Taslitzky murió hace cinco años.

Avner Shalev, director de Yad Vashem (Premio Príncipe Asturias de la Concordia, 2007) explica que "la exhibición se levanta desde el respeto y amor hacia los artistas que rechazaron sucumbir al silencio o la parálisis. Pese a su dolor, consiguen transmitir lo que vivieron de una forma bella y creativa".

Junto a la exhibición de arte, Yad Vashem ha colgado en su web 'Las cuerdas del corazón'. La música tiene la palabra. El arte como terapia no es algo nuevo aunque algunos filósofos judíos de la posguerra expresaron cierto escepticismo al respecto.

En Israel, que hoy cuenta con poco más de 200.000 supervivientes del Holocausto, se enfatiza otro instrumento, el humor. Con el paso de los años, los supervivientes de la Shoa han reconocido haberse salvado "física y mentalmente" gracias a la ironía y la sátira. Reir para no llorar, aunque suene realmente imposible de imaginar.

Tras la Segunda Guerra Mundial, se convirtió en un instrumento de muchos supervivientes para cicatrizar unas heridas demasiado tatuadas en sus brazos. Humor no exento de profundo dolor y rabia.

En uno de los rincones de Yad Vashem, un superviviente de dos campos de exterminio nos contaba: "Cada uno ha buscado su forma de sobrevivir los recuerdos y las muertes. El arte es doblemente importante por su valor y su función".

¿Humor de la Shoa?, le preguntamos. "Sí, leí este fin de semana un chiste que decía: '¿Sabes por qué Auschwitz era un lugar optimista?, Porque todos los pesimistas ya se habían ido a Nueva York'".

Fuente: Sal Emergui para elmundo.es

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