sábado, 19 de junio de 2010

PP ¿Partido palestino? - Artículo del Grupo de Estudios Estratégicos


Nosotros no creemos que PP equivalga a Partido Palestino, pero nos gustaría escucharlo de boca de sus máximos responsables. Que la izquierda sea peor, mucho peor, no nos sirve de consuelo.

Es fácil, demasiado fácil, ser antisemita y antiisraelí en España. A diferencia de otros vecinos de nuestro entorno, en España confluyen la izquierda y parte de la derecha en su rechazo al pueblo judío y al Estado de Israel. Cada cual por sus razones.

La izquierda española es claramente antiisraelí porque, en primer lugar, es antiamericana (siempre ha culpado a Estados Unidos de sostener a Franco desde los pactos de 1953) e Israel es siempre visto como un apéndice imperialista de los Estados Unidos en el mundo árabe y musulmán. En segundo lugar, porque la izquierda española es profundamente pacifista y no comprende el derecho de los israelíes a defenderse mediante el uso de la fuerza cuando las circunstancias así se lo han exigido. Tercero, la izquierda postmoderna española, con el PSOE de Zapatero a la cabeza, es una ardiente convencida de las virtudes del multiculturalismo y condena, por tanto, que un pueblo sienta y se enorgullezca de sus señas de identidad. Aún peor, que se considere superior al resto.

Por su parte, la derecha más rancia española también es profundamente antiamericana. Las raíces pueden hundirse hasta la debacle de 1898 y la guerra con Norteamérica, pero esos sentimientos también se alimentaron durante buena parte del franquismo, donde a América se la consideraba demasiado liberal, democrática y libertina. Y coincide con la izquierda en vincular a Israel con Estados Unidos. En segundo lugar, no se debe descartar el odio visceral a comunistas, masones y judíos, a quienes se ha culpado de los peores males de la historia española y mundial. Aún más, con Franco se creó el mito de la "especial relación con el mundo árabe", mito que muchos de la clase dirigente del tardofranquismo asimiló sin crítica o reflexión alguna, en la esperanza de que sin discutirlo, España se beneficiaría de petróleo barato. Falsa esperanza, pero suficiente como para retrasar el reconocimiento oficial de Israel hasta la segunda mitad de los años 80.

Con Zapatero, los signos de moderación hacia el pueblo judío e Israel parecen haberse evaporado de la noche a la mañana. El máximo exponente, quizá, fue aquella foto en un mitin luciendo la kefiya palestina mientras criticaba las acciones militares israelíes contra Hizbuláh en el sur del Líbano, en el verano de 2006.

Pero más grave a la vez que triste es comprobar cómo la derecha llamada a gobernar lo que quede de España en los próximos años, cae en los peores rasgos de su pasado en relación a Israel. Esta semana tres acontecimientos inconexos auguran lo peor: primero, el largo artículo del alcalde de Madrid, Alberto Ruiz Gallardón, en la que bajo el manto de declararse amigo de Israel, socavaba todos y cada uno de los principios que defienden y definen el Estado judío. El alcalde, que hace unos pocos meses recibió un notable premio de manos de una Fundación judía en Jerusalén, debería saber que cuando un europeo comienza un discurso o artículo diciendo que es amigo de Israel, los israelíes se echan a temblar. Él no ha sido una excepción.

El segundo evento, hubiera sido más folclórico de no haber sabido de la respuesta del personaje involucrado: María dolores de Cospedal. En un acto político salió vistiendo una suerte de kefiya moderna. Tiene todo su derecho a lucir la prenda palestina que es, normalmente utilizada, como una seña política y como un arma antiisraelí. Pero hacerlo ten medio de las injustas críticas tras los incidentes de la flotilla turca sobre Gaza, parece poco sensible. Ahora, lo peor vino de la repuesta de su entorno: y si hubiera querido vestir la kefiya, qué. Pues simple y llanamente que estaría abrazando una causa sostenida sobre el terror y que sólo ha logrado avanzar mediante la violencia, algo que su partido nunca debería aceptar en ninguna parte, tal y como no lo acepta aquí.

Más grave, la abstención en la comisión conjunta sobre la UE, ante una proposición no de ley condenatoria de Israel por su asalto a la flotilla de marras. Justo cuando ya se conocen casi todos los componentes de dicho acontecimiento, cuando ya se conoce el deseo expreso de parte de los integrantes de enfrentarse a los soldados israelíes y cuando se conoce el grado de contención de los mismos soldados para responder con fuego real.

El PP debería explicar sin dilación si se abstuvo por mera táctica política, al considerar que Israel es una patata caliente electoral, o si lo hizo por convicción. Y debería explicar a la luz de la cadena de asuntos relacionados con Israel, cuáles son sus creencias al respecto. Nosotros no creemos que PP equivalga a Partido Palestino, pero nos gustaría escucharlo de boca de sus máximos responsables. Que la izquierda sea peor, mucho peor, no nos sirve de consuelo.

GEES, Grupo de Estudios Estratégicos.
Fuente:libertaddigital.com

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