jueves, 2 de septiembre de 2010

El legado político del Rav Kook – David Newman - JPost


Cientos de personas visitaron la tumba del rabino Avraham Kook HaCohen en el cementerio del Monte de los Olivos durante la mañana del pasado viernes para conmemorar el 75 aniversario de su fallecimiento. El primer gran rabino de Palestina, nombrado para el cargo por las autoridades del Mandato Británico, mantiene su legado político más fuerte que nunca. Para generaciones de sionistas religiosos, Kook es en última instancia la figura del padre de una ideología que combina las prácticas religiosas y un comportamiento de apoyo activo y participación en el Estado. A diferencia del mundo haredí que niega la esencia misma de un país no religioso, no teocrático, como estado judío, el mundo del sionismo religioso ve al estado como intrínsecamente religioso, como parte de un proceso de liberación divinamente inspirado y como un elemento importante dentro de un proceso de redención que en última instancia conducirá a la venida del Mesías.

Pero Kook murió en 1935, cinco años antes del comienzo del Holocausto y trece años antes del establecimiento del Estado de Israel. De su manto se hizo cargo su hijo, el rabino Zvi Yehuda Kook, quien realmente sólo llegó a la prominencia después de la Guerra de los Seis Días - unos treinta años más tarde –, con su defensa de la causa de un Gran Israel y tras la creación del movimiento nacionalista de colonos religiosos, el Gush Emunim. Las enseñanzas del gran rabino Kook se transformaron en gran medida en una ideología política a través de las declaraciones y acciones del rabino Kook junior, y a través de él de toda una generación de rabinos sionistas religiosos, y esas enseñanzas conformaron el liderazgo religioso y político del sistema de asentamientos, de las Yeshivot Hesder, de las escuelas secundarias religiosas y del movimiento juvenil Bnei Akiva.

Mientras el gran rabino Kook es venerado en todo el mundo sionista religioso y sus escritos, en gran parte filosóficos y abstractos, se han convertido en la piedra filosofal de profesores y estudiantes por igual, el marco político que lleva su nombre fue dictado por su hijo, el Kook junior y por sus seguidores.

Avraham Kook fue un rabino haredí. Pero también fue un ardiente político sionista. No estaba solo en la combinación de estos dos tipos de actividades, pero fue su nombre quien más se asoció con el nacimiento del sionismo religioso, aunque sólo fuera porque fue nombrado, y lo aceptó, para el papel de gran rabino - entonces como ahora un nombramiento político -, y a través de dicho cargo se convirtió en un representante clave de la Yishuv judía ante el gobierno del Mandato Británico de la época. Jugando ese papel, debió asistir a numerosos eventos políticos y seculares, no siendo el menos importante la instalación de la piedra fundacional de la Universidad Hebrea en 1925, además de ser también conocido por su apoyo a los kibutzim y a los principales asentamientos agrícolas, los cuales a pesar de ser totalmente laicos y, en algunos casos, de ideología antirreligiosa, los consideraba como una parte esencial de la empresa sionista y del retorno del pueblo judío a su patria.

Sin embargo, la visión de su propio mundo haredí con respecto a él fue ambivalente.

Mientras los dirigentes ultra-ortodoxos de la Yishuv rechazaban totalmente la combinación de la religión y del sionismo político (y de todo lo que representaba), Kook no fue rechazado por los rabinos de su época en la misma medida que lo han hecho muchos de ellos en las últimas décadas. Hay muchas fotos que acreditan los honores que se le dispensaban cuando visitaba a otros líderes religiosos, entre ellos el líder de las comunidades ortodoxas de Jerusalén, el rabino Jaim Zonnenfeld, como discípulo y a la vez maestro. Sin embargo, e irónicamente, ellos solamente se dirigían a él como el “Rav de Yaffa" (el rabino de Jaffa), y nunca como gran rabino.

Ellos le reconocían su antigua posición como líder religioso y maestro, pero rechazaban reconocerle su estatus político asociado al secularismo y al sionismo. Lo mismo se aplica a otras luminarias ultra-ortodoxas de la pre-guerra y de la inmediata posguerra, como el famoso Chafetz Haim en Radin, y Chazón Ish y Isser Zalman Meltzer en Palestina, todos los cuales tenían un gran respeto por Kook, negándose a dejar que otros lo criticaran, aún estando fuertemente en desacuerdo con su ideología sionista.

A día de hoy, hay quienes dentro del mundo haredí que asocian el nombre del Rav Kook con la herejía, incluso hasta el punto de eliminar sus enseñanzas de los libros que han sido reeditados. Pero hay otros haredíes que no comparten esa postura, por lo menos el líder espiritual contemporáneo del mundo ortodoxo ashkenazi, el rabino Yosef Elyashiv, que tiene por su legado un gran respeto, incluso si rechaza el vínculo religioso entre el Estado y la teología.

Elyashiv, al igual que Chazon Ish antes que él, menciona su nombre con el máximo respeto por su erudición y piedad.

En los últimos años han existido intentos de parte de muchos de los rabinos del mundo sionista religioso de realzar y hacer más prominentes sus escritos halájicos, en contraste con los filosóficos, y por lo tanto, proporcionarle una mayor legitimidad dentro del mundo haredí.

Esto forma parte de un proceso en el que muchos rabinos sionistas religiosos y estudiantes de yeshiva se orientan menos hacia el estado y adoptan un enfoque más fundamentalista dentro de su vida cotidiana. Al mismo tiempo, existen grupos dentro del mundo haredí que han comenzado a aceptar la legitimidad de las yeshivot y el comportamiento religioso de sus contrapartes sionistas (en resumen, existe un acercamiento entre ambos grupos).

Con la excepción de las sectas rabiosamente antisionistas como Satmar y Neturei Karta, parece existir una disminución de la brecha existente entre ambos grupos en los últimos años. Uno sólo tiene que asistir a diversos eventos religiosos - ya se trate de un Tish de un rabino hasídico en Mea Shearim, o una boda sionista religiosa en un asentamiento -, para observar la mezcla de ambos grupos de creyentes. Nada podría haber expresado esto con más fuerza que las reacciones de dos de los más prominentes líderes hasídicos, los rabinos de Gur y Belz, tras la masacre de 2008, cuando ocho estudiantes de la yeshivá Merkaz Harav fueron asesinados en un atentado terrorista (la yeshivá Merkaz Harav fue creada por el Rav Koov y, además de llevar su nombre, se ha convertido en el centro religioso de sus enseñanzas).

Aunque esto no quiera decir que haya un acercamiento ideológico entre ambos grupos, parece haberse llegado a un mutuo aprecio, pues a pesar de sus obvias diferencias en los códigos de vestimenta, tienen más en común en lo que respecta a sus prácticas dentro la vida cotidiana (la oración, la alimentación, el estudio) que con cualquier otro grupo. También han identificado a los enemigos comunes, nada menos que las comunidades del judaísmo Conservador y Reformista, a las que consideran una amenaza para los "auténticos" (sic) valores judíos.

Por lo tanto, el legado de Rav Kook es mucho más complejo que el que nos podría hacer creer una mera lectura superficial de sus enseñanzas y de sus actividades políticas. El Rav Kook sigue siendo el padre espiritual dentro del mundo del sionismo religioso, independientemente de si sus enseñanzas han sido adoptadas de manera selectiva por su hijo y sus seguidores para justificar la causa derechista del Gran Israel y la expansión de los asentamientos.

Pero dentro del acercamiento parcial que se está produciendo entre los diferentes mundos de la ortodoxia, su personalidad y sus escritos constituyen uno de los principales puentes. Sin lugar a dudas, sus puntos de vista hacia el sionismo y hacia el papel de los no ortodoxos (él probablemente nunca habría utilizado el término “hiloni”, secular o laico) eran revolucionarios para un rabino ultra-ortodoxo de la Europa oriental. Su contribución al acercamiento de los mundos del sionismo político y de la religión fue de inmensa importancia para el desarrollo futuro de un estado que no llegó a conocer.

Al final nos queda la imagen de un rabino haredí vestido de negro, mucho antes de la llegada de la kipá de punto (símbolo de los sionistas religiosos), cuya visión de la sociedad era muy diferente a la que tenían la mayoría de sus colegas y contemporáneos dentro del mundo de la ultra-ortodoxia.
Fuente:Safed-Tzfat.blogspot.com

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