sábado, 18 de diciembre de 2010

Los enemigos de mis amigos...

Si alguien cree que la campaña de la Autoridad Nacional Palestina para lograr el reconocimiento de la independencia de un Estado Palestino es nueva y fruto de la última paralización de las negociaciones, se equivoca.

La decisión de Brasil y Argentina de dar el estatus de Estado a Palestina ha creado malestar en Israel. Son el sexto y el séptimo país de América Latina en anunciar tal reconocimiento después de Costa Rica, Nicaragua, Cuba, Venezuela, Uruguay y Bolivia. Se apunta a que el próximo año se podrían sumar Uruguay, Paraguay, Chile, Perú, Ecuador y El Salvador. Algunos de ellos tienen una larga trayectoria de amistad con Israel.

¿Por qué un reconocimiento anticipado de un Estado palestino? Dicen los respectivos Gobiernos latinoamericanos que responden al llamamiento hecho por el líder de la Autoridad Nacional Palestina, Mahmud Abbas, en favor de la paz. Pero lo que de verdad están apoyando es a una organización que no tiene el control sobre todos los territorios palestinos porque allí las fuerzas que tienen influencia responden en su mayoría a movimientos terroristas que niegan la existencia del Estado de Israel. Alguien tendría que haber valorado si estos reconocimientos suponen compartir la visión de la política internacional de los terroristas islamistas. Se trata por tanto de una decisión unilateral y contraproducente porque envía el mensaje a los palestinos de que no necesitan lograr la paz ni renunciar al terrorismo para ganar el reconocimiento de un Estado soberano.

¿Y como se ha llegado a este paso en Iberoamérica? Pues en parte por la influencia de Chávez y del denominado eje bolivariano –que salvo Ecuador todos han reconocido el Estado Palestino con capital en Jerusalén–, y también la creciente influencia y penetración de Irán en la región. Ya se sabe: los enemigos de mis amigos también serán enemigos míos.

Ese continuo acercamiento iraní a Iberoamérica en los últimos años, llevado a cabo de la mano de Venezuela, responde principalmente a la búsqueda de nuevos aliados diplomáticos en un momento de aislamiento internacional del Gobierno de Teherán por su programa de enriquecimiento de uranio. Ahmadineyad ha elegido a unos dirigentes regionales dispuestos a luchar contra el "imperialismo" de Washington y contra la hegemonía político-económica de Occidente, que encima se encuentran en el patio trasero de Estados Unidos. Y ya se sabe cómo se lleva Irán con Israel.

Los Castro, Chávez, Ortega y Morales han abierto la puerta al fanatismo de Ahmadinejad. Otra historia es Brasil, potencia regional y aspirante a líder global, que dice no querer subordinarse a ninguna potencia –en especial a Estados Unidos– y cuyas relaciones con Irán responden a intereses económicos y a sus propios aires de grandeza. Por eso el reconocimiento de Brasilia de un Estado palestino no ha sorprendido, como sí lo ha hecho el de Argentina, cuya relación con Irán ha estado marcada durante años por el caso AMIA, el atentado contra el centro comunitario judío de Buenos Aires en 1994.

Pero si alguien cree que la campaña de la Autoridad Nacional Palestina para lograr el reconocimiento de la independencia de un Estado Palestino es nueva y fruto de la última paralización de las negociaciones, se equivoca. Llevan más de año y medio volcados en ello y con el ojo puesto principalmente en la Unión Europea. Los europeos hasta ahora se han resistido a las peticiones palestinas aunque Lady Ashton, la principal responsable diplomática europea, empezó su cargo hace casi un año emprendiéndola a tortas con Israel, empeño al que se han sumado ahora Felipe González y Javier Solana. También Moratinos y Kouchner publicaron un artículo promoviendo el reconocimiento de un Estado palestino Así que nos pueden sorprender por cualquier lado, porque olvidan que cualquier paso en este sentido sólo tendría consecuencias fatales para las negociaciones y el futuro de la región. Son el peor impulso a la paz: premiar comportamientos inadmisibles.

GEES, Grupo de Estudios Estratégicos.

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