lunes, 14 de febrero de 2011

El futuro es la muerte - José Brechner


Leonard Cohen con inigualable prosa lo predijo y lo cantó. Mucho antes que él con su arcana escritura lo hizo Nostradamus. Antes que ambos lo dijo Ezequiel, y a través de los siglos no faltó quien viera el futuro de horror y muerte que se avecina.

Los que pensaron que con Hitler se cumplieron las profecías y dicen que después del Holocausto la historia se volvió lineal están equivocados. Todavía no llegó ese esperado momento. La sed de sangre está hirviendo en el mundo. Para ser más preciso, en el mundo islámico.

Si los líos no aminoran en Egipto, Hosni Mubarak se irá a Alemania para un chequeo médico. La edad se lo permite, el hombre tiene cáncer. Sus días están contados por salud o por revolución. La excusa es adecuada para que no retorne a El Cairo. [Nota del Editor: este texto está compuesto antes de la renuncia de Mubarak].

El próximo en seguirle los pasos puede ser el rey Abdalá II de Jordania. Su padre, el rey Husein, sufrió más de 12 intentos de asesinato por parte de los fanáticos musulmanes palestinos. Su abuelo Abdalá I fue asesinado en 1951 por un palestino mientras visitaba la mezquita de Al Aqsa, en Jerusalem. Abdalá I fue una pieza clave en la caída del Imperio Otomano, por lo que sus descendientes no son queridos por sus correligionarios mahometanos. La familia real jordana, hachemita, nunca fue de la línea fundamentalista. Al contrario, fue aliada de los ingleses y, consecuentemente, enemiga natural de los palestinos.

La madre de Abdalá II, la princesa Muna, es inglesa, hija de un oficial británico. Su nombre de nacimiento es Antoinette Toni Avril Gardiner. Abdalá II se educó en los Estados Unidos e Inglaterra. Se casó con Rania al Yasin, nacida en Kuwait. Sus padres son originarios de Tulkarem, ciudad árabe que estuvo bajo dominio jordano hasta que retornó a manos de Israel.

¿Por qué esta historia biográfica? Porque sin Mubarak en Egipto, sin Ben Alí en Túnez, sin Hariri en Líbano y sin Abdalá II, que sería barrido por las hordas de Hamás, que obedecen a la Hermandad Musulmana de Egipto, el Medio Oriente va a arder por todas partes al mismo tiempo, y la hoguera traspasará fronteras y continentes.

Con Erdogan en Turquía, con Ahmadineyad en Irán, con Argelia tambaleándose por los ataques de los yihadistas; con la propagación de la pseudo-ola democrática y pro derechos humanos, en países donde jamás se toleró la divergencia política ni se respetaron los derechos de nadie, el Magreb y el Medio Oriente están cayendo bajo el dominio de los asesinos religiosos.

Cuando en los próximos meses veamos que, en vez de democracia, los fanáticos han tomado los mandos, alguna guerra tendrá que comenzar; y qué mejor que iniciarla contra Israel. La prensa progre antisionista apoya a los musulmanes, y los gobiernos neocomunistas también, particularmente los latinoamericanos. La ONU es un basurero.

Barack Obama.Obama es el presidente más débil de la historia. ¿Qué mejor oportunidad para abalanzarse contra el imperio? BO no quiere siquiera escuchar un comentario contra el islam, que para él es una religión de paz y amor. Los únicos que empiezan a despertar de la pesadilla islámica son los europeos, que están más que hastiados de los excesos de sus millones de inmigrantes levantinos.

¿Cómo será la próxima guerra? Igual que la economía y las telecomunicaciones, será global. En Europa se tomarán medidas discriminatorias que obliguen a meter a los musulmanes en barcos y aviones para devolverlos a sus países de origen. ¿Nos recordará al nazismo? Sin duda que sí. La gran diferencia es que los judíos jamás trataron de imponer su religión, sus modos y sus costumbres a nadie. Fueron siempre víctimas pacíficas de un odio y una envidia irracionales.

En el Medio Oriente, Israel tendrá que defenderse con todo su poder. Deberá retomar el Sinaí, sentar su soberanía absoluta sobre Judea y Samaria, despachar a los palestinos a Ammán y acabar con Hezbolá sin dejar de proteger a los cristianos del Líbano, para que tomen el gobierno del país vecino. Tendrá que destruir a Hamás en Gaza y Cisjordania. Deberá atacar a Irán si Ahmadineyad se mete en el baile –y es más que seguro que lo hará–, y probablemente habrá enfrentamientos con Turquía.

¿Puede Israel hacer todo eso solo? No, necesita del apoyo de los Estados Unidos y de Europa, que entrarán en la batalla por su propia supervivencia. No hay la menor duda de que Occidente triunfará. Los fanáticos musulmanes, como todos los fanáticos, son incapaces de ver la realidad, y no perciben ni remotamente la dimensión del poderío militar del mundo libre.

En Norteamérica habrá violentos movimientos pro musulmanes, dirigidos por el islam y la ultraizquierda, que serán aplacados. En Latinoamérica sucederá lo mismo, con la diferencia de que los gobiernos neocomunistas no harán nada para contrarrestarlos.

La guerra políticamente correcta, impuesta por los medios progresistas sobre los ejércitos judeocristianos para que actúen como si estuviesen peleando contra inocentes criaturas a las que hay que tratar de no hacer daño innecesariamente, llegará a su fin y pasará a los anales de la historia de la estupidez humana. El futuro es muerte.

© Diario de América

Fuente:libertaddigital.com


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