domingo, 4 de septiembre de 2011

El más reciente avatar de un antiguo odio – Daniel Gordis ( Este desgarrador artículo me recordó mi paso por Cracovia y la estancia en Zazimierz )


Calle Szeroka llena de judíos en el mercado .Al fondo a la derecha el edificio de menor altura existe hoy y fue donde nos hospedamos . Con toda seguridad este edificio fue propiedad de una familia judía exterminada en Auschwitz. Fotografía de 1920.

En la actualidad el mismo edificio de la Calle Szeroka . La primera planta y bajo cubierta ( pequeñas ventanitas) fue donde nos hospedamos durante una semana en nuestra visita a Cracovia para honrar la memora de todos los judíos exterminados en Auschwitz-Birkenau.

Despues de leer este relato desgarrador en el blog safed-tzfad.blogspot.com , vino a mi mente y a mi corazón los días que junto a mi esposa y dos queridos amigos pasamos en Cracovia , alojados en la Ulica(calle) Szeroka en el corazón del barrio judío de Kazimierz , enfrente a la Sinagoga REMUH .
En este barrio judío hay 7 Sinagogas.
El apartamento en el que vivíamos , propiedad de polacos ,con toda seguridad habia sido antes de la Shoá propiedad de alguna familia judía . En fotografías de principios del siglo XX aparece ya la casa donde nos alojamos . Centro del barrio judío . Cien por cien seguro de que esa fue una propiedad judía.
Todos los negocios ( bares , restaurantes , etc.. ) que hay en este barrio , viven en parte del "turismo" judío que se acerca a conocer uno de los barrios judíos más populares de Polonia y además situado en la ciudad más próxima ( Cracovia) al Campo de Exterminio de Auskcwitz-Birkenau ( De Cracovia a Auschwitz hay 60 Km. ).
Los 60.000 judíos de Cracovia fueron trasladados al otro lado del Vístula, que cruza la ciudad , al barrio de Podgórze , donde se creó el Gueto de Podgorze .
En este gueto estuvo y se fugó el niño Roman Polansky.
Muchos de estos eran enviados al campo de trabajo de PLASZOW , cerca de la ciudad de Cracovia . Posteriormente la mayoría de los 60.000 judíos de Cracovia fueron exterminados en Auschwitz-Birkenau.

Cuando aboné el importe del apartamento a un ciudadano polaco , me sentí culpable de colaborar con aquellos que no hicieron nada por impedir el exterminio de sus vecinos judíos y que por encima se apropiaron de sus propiedades y actualmente hacen negocio a cuenta de la Shoá .
Como decía Hannah Arendt , el " colapso moral" de Europa . Ese colapso moral aún no fue superado.
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EL MÁS RECIENTE AVATAR DE UN ANTIGUO ODIO -Daniel Gordis



La vieja sinagoga de Tykotzin pintada por Zygmunt (Zych) Buknowski





Si no conocen nada mejor, Tykotzin realmente puede verse como un lugar decente para vivir. Una pequeña ciudad en el noreste de Polonia, un bonito pueblo polaco. Con viviendas modestas pero bien conservadas, calles limpias y una plaza central bien cuidada, con una iglesia en una de sus esquinas. La gente de Tykotzin probablemente no sea especialmente rica, pero tampoco parecen pobres. Van razonablemente bien vestidos, y la ciudad es realmente bonita. Sólo un lugar pequeño y agradable en medio de la nada.

Si no fuera por la sinagoga de extraordinaria belleza que se ha convertido en un museo (y que está bajo el cuidado de no judíos, por supuesto, porque ya no hay judíos en Tykotzin), nadie podría saber que unos miles de judíos vivieron una vez allí. Sí, si alguien se atreve a aventurarse hasta las puertas de algunas de las casas, se dará cuenta de las muescas ahora pintadas en los marcos derechos de las puertas (¿mezuzah?). Pero si usted no mira con atención, no encontrará ninguna indicación de lo que ocurrió allí. Nada ahí nos sugiriría que algo malo está relacionado con la gente de Tykotzin. Pero esa gente no tiene nada que ocultar. "Las cosas pasan", parecen querer decirnos con despreocupación cuando tratamos de mirar más adentro "Y de todos modos, fue hace mucho tiempo". Pero no todo fue hace mucho tiempo. Fue hace 70 años precisamente. El 25 de agosto es el aniversario de la erradicación de los judíos de Tykotzin.

Tykotzin - o Tiktin, como lo llamaban los judíos - no era un shtetl más. Un pueblo necesita judíos para ser un shtetl. Dos meses después de que los nazis recapturaran esta zona de Polonia a los rusos tras la Operación Barbarroja de junio de 1941, siglos de vida judía llegaron a su fin. Según algunos informes, los nazis primeramente exigieron que todas las tiendas de los judíos se etiquetaran como tales. Entonces las tiendas fueron boicoteadas, y mucho antes de que los alemanes erradicaran a los judíos de Tykotzin, sus vecinos no judíos las evitaron. A continuación, los nazis alentaron a los pobladores no judíos a saquear las propiedades judías, un llamamiento que al parecer se obedeció felizmente. Para cuando los judíos fueron congregados en la plaza pública en agosto de 1941, ya ni siquiera se molestaban en fingir que no odiaban a los judíos. En cuanto a la sonrisa de los amistosos pobladores actuales, casi se puede sentir su alivio colectivo de que, finalmente, la ciudad es de ellos, y de ellos solamente.

Uno puede detenerse al borde de la plaza central de Tykotzin y tratar de imaginar ese día de agosto. Todos los judíos de la ciudad se habían reunido allí. Sus vecinos gentiles les observaban desde hacía bastante tiempo. Algunos se burlaban. Algunos aprovecharon el momento para entrar en los hogares judíos y robar sus propiedades, incluso antes de que los propietarios judíos se hubieran ido. Pero nadie salió en defensa de los judíos. Nadie dijo algo por el estilo de: "Hemos vivido juntos durante siglos, y cuando les hacen algo a ellos nos lo hacen a nosotros". Ni una sola alma, por lo que sabemos.

Y no lo dijo el sacerdote local, por supuesto. Pero, ¿qué habría sucedido, me pregunté, si en toda Europa, cuando los nazis reunían a los judíos en las plazas centrales de los shtetl, como en Tykotzin o Tiktin, los sacerdotes de las parroquias hubieran dicho: "No ante mí. Nuestra iglesia está para algo”? ¿Qué hubiera pasado si, cuando los nazis apartaban a los hombres judíos y les llevaban fuera de la aldea, al muy verde bosque de Lupachowa, todos los hombres del pueblo se hubieran unido y mezclado con los judíos? ¿Ante esa imaginada reacción, esos hombres judíos, y luego sus mujeres e hijos que pronto les seguirían en camiones, hubieran sido fusilados en masa y luego arrojados a las fosas?

¿Pudo haber existido incluso alguna resistencia mínima que hubiera impedido momentáneamente al pelotón de ejecución de las SS Einsatzkommando disparar, o alguien al menos se habría preguntado si realmente podía intentarlo? Nunca lo sabremos. El sacerdote de Tykotzin no dijo nada. Tampoco los sacerdotes de otros cientos de pueblos. Los gentiles no se unieron a los judíos, no en Tykotzin, no en casi cualquier otro lugar.

¿Pueden los residentes de Tykotzin conmemorar su horrible aniversario esta semana? No tengo ni idea. Pero nosotros, al menos, deberíamos hacer una pausa y recordar.

No sólo por lo que pasó, sino a causa de por qué sucedió. Y no porque las cosas hayan cambiado lo suficiente. Ya no es políticamente correcto odiar a los judíos de una manera demasiado evidente, así pues el veneno ha debido transformarse. Hoy en día, el antisionismo es simplemente la más reciente encarnación de ese odio antiguo, y el antisionismo florece en Europa. Como el profesor Mark Lilla señala en su libro “El fin de la política”:
la tradición sionista... recuerda lo que suponía ser un apátrida... Recuerda la sabiduría de las fronteras y la necesidad de una autonomía colectiva para establecer el respeto a uno mismo y exigir el respeto de los demás... Con el tiempo, los europeos occidentales tendrán que volver a aprender estas lecciones que son, después de todo, las lecciones de su propia historia pre-moderna. Hasta entonces, la incomprensión de los europeos con respecto a Israel y con los judíos comprometidos con el sionismo seguirá siendo profunda”.
La soberanía judía, tal como Lilla la entiende, trata acerca de la autoestima judía y de la exigencia de respeto a los demás. Trata sobre la normalidad judía. ¿Es de extrañar entonces que la ONU pueda reconocer un Estado palestino el próximo mes de septiembre antes de que los palestinos declaren el fin de su deseo de destruir a Israel, antes de que reconozcan a Israel como un Estado judío, antes de que abandonen ese derecho al retorno que destruiría el carácter judío de Israel?

Lamentablemente, no es de extrañar en absoluto. Porque cuando en la ONU se vote, la verdadera cuestión no serán los palestinos, sino los judíos. ¿Habrá alguien que esté al lado de los judíos insistiendo en que los palestinos reconozcan primeramente la permanencia de Israel, y que sólo entonces después se vote a favor de un estado palestino?

La gente de Tykotzin sabe lo que has venido a ver. Pero no evitan mirarte sin vergüenza. Te miran a los ojos y te sonríen y te saludan. La vida sigue, y lo mismo ocurre con el odio. Si hay una votación en la ONU el próximo mes, no habrá ninguna vergüenza, y no la habrá aunque la votación haya sido un intento escasamente disfrazado de socavar el Estado que podría dar a los judíos un futuro. No, solo habrá sonrisas y apretones de manos, la sensación de que un progreso real ha sido alcanzado.

¿Pero un progreso hacia donde? Cuando todo está dicho y hecho, realmente, ¿qué ha cambiado en Europa? No lo suficiente. Es solamente por ese motivo que hay que dejar de llorar, y no sólo por los judíos de Tiktin, sino por el odio que permanece en el corazón del mundo que aún habitamos.
Fuente:safed-tzfad.blogspot.com

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