sábado, 24 de septiembre de 2011

Isaac Querub defiende en 'La Razón de...' la importancia del judaísmo en España


Soy consciente de la importancia que tiene esta invitación al representante de los judíos españoles a este foro por parte de La Razón, un medio conservador, abogado de la tradición, partidario de una España diversa y unida y cercano a la Iglesia Católica.

La Razón es un periódico libre que asume sus señas de identidad con orgullo y profesionalidad.

Por todo ello, estimado Mauricio, muchas gracias por tu invitación y por la oportunidad que brindas a los judíos de expresarse públicamente y en libertad.

Han transcurrido 500 años sin presencia judía en España, pues en 1492 los Reyes Católicos plantaron la semilla del moderno estado español prescindiendo de cualquier grupo o minoría que no fuese católica y que tuviese leyes y costumbres diferentes a la mayoría. Cierto es que desde finales del siglo XIV, los judíos ya no vivían tranquilos.

Con el advenimiento de la democracia, la Constitución de 1978, la Ley Orgánica de Libertad Religiosa de 1980 y el Convenio firmado con el Estado en 1992, los judíos que decidimos volver a España, dejamos de ser meramente tolerados para ser reconocidos como grupo de notorio arraigo histórico con plenos derechos.

En su histórica visita a la sinagoga de Madrid el 31 de marzo de 1992 para conmemorar el 5º centenario de la expulsión de los judíos de España, Su Majestad Don Juan Carlos I dijo: “Sefarad no es ya una nostalgia, sino un hogar en el que no debe decirse que los judíos se sienten como en su propia casa, porque los hispano-judíos están en su propia casa… Lo que importa no es la contabilidad de nuestros errores o aciertos, sino la voluntad de proyectar y analizar el pasado en función de nuestro futuro”.

Y sin duda, muchos progresos se han realizado. Los judíos estamos en casa, perfectamente integrados en el seno de la sociedad española junto al resto de religiones y ciudadanos, compartiendo las mismas inquietudes y sufriendo ahora los efectos de la crisis.

Nuestras comunidades desarrollan su actividad día a día haciendo especial hincapié en la educación de los niños y en el cuidado de los más necesitados. Barcelona y Madrid, además, han firmado acuerdos de cooperación con la Generalitat y con la Comunidad Autónoma de Madrid respectivamente.

El gobierno socialista ha instaurado en el calendario oficial el 27 de enero como el “Día Internacional del Recuerdo de las Víctimas del Holocausto y Prevención de Crímenes contra la Humanidad”, ha promovido Casa Sefarad Israel, dependiente del Ministerio de Asuntos Exteriores, la Fundación Pluralismo y Convivencia, dependiente del Ministerio de Justicia, y ha logrado la incorporación de España como miembro de la International Task Force .

No obstante, la comunidad judía en España es numéricamente muy pequeña, como en el resto del mundo donde apenas alcanzamos el 0,2% de la población. En España no alcanzamos las cien mil almas.

La probabilidad de que cualquier ciudadano interactúe con cualquiera de nosotros es, por tanto, casi nula.

Ahora bien, todos parecen conocer a los judíos, a los de aquí, a los de más allá y a los de Israel.

De acuerdo con las últimas encuestas, un porcentaje importante de los estudiantes españoles no querría tener como compañero a un judío.

La imagen de los judíos sigue siendo, pues, distorsionada. Esta leyenda negra tiene sus raíces en la profunda oscuridad de la historia tanto en Europa como en España.

Ni Moisés, ni Jesucristo, ni Marx, ni Freud, ni Einstein- que contribuyeron al progreso de la civilización humana con planteamientos universalistas- han podido evitar la expansión del antisemitismo.

Al igual que sólo se tiran piedras a los árboles que dan frutos, la inteligencia suele ser objetivo prioritario del fanatismo, de la tiranía y de la barbarie.

El crimen del antisemitismo ha sido posible por la ignorancia, por la enseñanza del desprecio, por la indiferencia, por el silencio cobarde y, ya en el siglo XX, por la política de apaciguamiento.

Por ello fue posible que el país más culto de Europa, la Alemania nazi, planificara, alumbrara y ejecutara el mayor genocidio de la historia de la Humanidad, usando todos los recursos del estado moderno, asesinando sistemática e industrialmente a millones de personas, entre las cuales, millón y medio de niños, durante los años que duró la II Guerra Mundial.

Y ¿por qué?

Por ser judíos.

Sólo por eso.

“Peor que un crimen es un alma habituada”, decía Charles Peguy”. En efecto, la propaganda antisemita llevó a la Shoá.

Sin embargo el Tribunal Constitucional y el Tribunal Supremo en España parecen ignorarlo pese a la oposición de la Fiscalía de Cataluña y de la Fiscalía del Estado, cuando consideran que negar el Holocausto o vender exclusivamente propaganda antisemita que exhorta a la aniquilación del pueblo judío o del Estado de Israel no es delito, de acuerdo con una sentencia de julio de 2011.

La Federación de Comunidades Judías de España ha recurrido esta sentencia y deseamos que los magistrados reflexionen tomando en consideración el bien y el futuro de España.

Hoy, el antisemitismo tradicional-hábilmente manipulado por la extrema derecha, la extrema izquierda, los movimientos antisistema y las tiranías árabes- ha propiciado un antisemitismo de nuevo cuño, más sofisticado y venenoso, que pretende separar al pueblo judío de Israel, negar el Holocausto, deslegitimar y demonizar al Estado de Israel.

Ayer, Nasser, El Assad, Arafat, Gadafi; hoy, Ahmadinejad, Hamás, Hizbulá y otros pregonan abiertamente y sin pudor la desaparición del Estado de Israel.

¿Alguien cree todavía que alguno de estos dirigentes se interesó de veras por el bienestar de su pueblo o del pueblo palestino?

Fíjense. La ONU reconoció en noviembre de 1947 un estado para los judíos y un estado para los árabes palestinos en el territorio llamado Palestina que estaba bajo el mandato británico desde 1917 y que previamente estaba bajo la autoridad del Imperio Otomano.

Los judíos e Israel aceptaron dicha división y por tanto, reconocieron el derecho de los palestinos a su propio estado.

Los únicos países que votaron NO fueron los países árabes y que, tras la independencia de Israel en 1948, atacaron al recién nacido estado. Egipto y Jordania se anexionaron los territorios de Cisjordania y Gaza, destinados a los árabes palestinos, así como Jerusalén Oriental.

Por eso hasta hoy, los palestinos no tienen su estado.

Estos días asistimos a un nuevo órdago de la Autoridad Palestina rompiendo todos sus compromisos de negociación bilateral con Israel para alcanzar acuerdos concretos que hagan posible una paz con contenido y duradera.

¿Pero si los socios de gobierno de la Autoridad Palestina, el grupo terrorista Hamas, quieren, de acuerdo con su carta fundacional, la destrucción de Israel, qué futuro podemos augurar a un posible pero no probable estado palestino?

Por otra parte vemos cómo el primer ministro de Turquía Erdogán monta toda una estrategia propagandística contra Israel para alzarse con el liderazgo del mundo islámico aprovechando el aislamiento de Irán y la debilidad de Egipto, sin olvidar que su país ocupa militarmente desde hace 37 años un país soberano de la Unión Europea como es Chipre.

Apoyamos todos la “Primavera Árabe” y hemos de colaborar activamente y con inteligencia para que esas ansias de libertad y democracia den lugar a un “Verano Árabe” y que no se retroceda al peor de los inviernos.

Se desconoce la historia, se falsifican los hechos y la imagen de Israel en España es la de un lugar lejano donde los judíos mantienen un conflicto permanente subyugando o matando a palestinos pobres e indefensos y, sobre todo, a niños.

Por otra parte, se promueven campañas anti judías y anti israelíes exigiendo el boicot a universidades, centros de investigación, empresas o productos israelíes.

Se ignora, sin embargo, que el teléfono móvil se desarrolló por Motorola Israel, que el microprocesador Pentium fue conseguido en Intel Israel o que Israel es el líder mundial en número de científicos o técnicos con 145 por cada diez mil habitantes cuando en EEUU la proporción es de 85, en Japón de 70 y en Alemania de 60.

¿Por qué pues esa imagen tan errónea?

¿Por qué tanta desinformación cuando se trata de Israel, la única democracia auténtica en Oriente Medio, con ansias de paz?

¿Por qué se mantiene un silencio cómplice por parte de los medios cuando se cuestiona una y otra vez la legitimidad de Israel y la capitalidad de Jerusalén?

Sé que estoy en casa de periodistas libres y en territorio amigo.

Pero no puedo dejar pasar la oportunidad de denunciar una situación injusta, que atenta contra la verdad, - y esto es grave - genera prejuicios muy serios relativos al pueblo judío y a Israel en la población española y especialmente entre los más jóvenes.

Ruego encarecidamente, que entre todos, hagamos un esfuerzo de rigor intelectual en el tratamiento de la información y de las noticias relativas a Israel y al conflicto de Oriente Medio, evitando el doble rasero, la demonización de Israel y el agravio comparativo.

Nadie mejor que los periodistas y los profesores universitarios conocen el poder de la palabra, pues de las palabras pueden nacer el odio y la guerra o bien el entendimiento y la paz.

Podemos tolerar el error pero no la mentira.

La falsificación o la negación de lo evidente suelen ser percibidas con indiferencia por el público pero forman opinión y sus efectos resultan devastadores en mentes poco maduras o preparadas.

Por ello es de vital importancia que entre todos, especialmente me dirijo a los medios de comunicación, mantengamos una vigilancia constante sobre lo que se dice o transmite ya que la mentira, si además es impune, termina por afectar a la convivencia.

Los judíos no buscamos nunca ni la adulación ni que se nos otorgue la razón a cualquier precio.

Al contrario, somos un pueblo discutidor y solemos poner casi todo en tela de juicio. La convivencia bien entendida supone un debate continuo de ideas contrapuestas y de intereses divergentes. En una sociedad libre y diversa, debemos poder discrepar hasta alcanzar el consenso cuyo fundamento es la educación y el respeto por el otro.

Sensu contrario, la ignorancia, la soberbia y el relativismo en cuanto a los principios éticos conforman la madre de la irresponsabilidad y del fanatismo cuyas consecuencias conocemos todos.

Por todo ello, quiero desde esta tribuna agradecer la labor de FAES, auténtico think tank del Partido Popular, y, la de su Presidente, don José María Aznar, por el esfuerzo titánico y valiente a favor de la verdad, de la negociación bilateral entre palestinos e israelíes y de la dignidad de Israel.

Estamos viviendo momentos de zozobra a escala nacional e internacional debido a la crisis financiera y a la inestabilidad socio política de los países musulmanes y árabes, algunos, vecinos nuestros.

Al Qaeda y el islamismo radical apoyados por Irán fomentan el odio hacia Occidente, el antisemitismo, la discriminación de la mujer y otras minorías y pregonan la destrucción de Israel, amenazando con el uso de armas nucleares.

Conocemos todos el ansia de Europa, sobre todo en tiempos de crisis, de promover intereses económicos pero simulando a la vez la defensa de unos valores. También sabemos de la necesidad de los medios de comunicación de competir con los wikileaks y otros medios nuevos en la red buscando la noticia o transformando un conflicto en un reality show.

Pero que Israel tenga razón o no, que su seguridad esté en peligro o no, que el estado palestino sea viable o no….....no es relevante.

Como dice Florentino Portero “para Europa lo fundamental es que Israel deje de ser un problema en sus relaciones con el mundo árabe”.

Hemos de recordar, no obstante, que los principios son sólo principios cuando su aplicación resulta inconveniente.

Cuando el Papa Juan Pablo II, de bendita memoria, fue a Jerusalén, pronunció la siguiente oración en el Muro de las Lamentaciones; “Dios de nuestros padres, Tú has elegido a Abraham y a su descendencia para que tu Nombre sea llevado a los pueblos. Nosotros estamos profundamente doloridos por el comportamiento de cuantos a lo largo de la Historia, les han hecho sufrir, a esos que son tus hijos, y pidiéndote perdón, queremos comprometernos a vivir una fraternidad auténtica con el pueblo de la Alianza”.

Ciertamente emocionados con el contenido de esta oración y considerando las palabras del Papa Benedicto XVI pronunciadas durante su visita a la sinagoga de Roma el pasado 27 de enero de 2010, los judíos de España, invitamos a todos los ciudadanos, a los partidos políticos, a sus dirigentes, a los diputados a conocernos mejor, visitando nuestras comunidades, nuestras sinagogas, nuestros colegios así como todos los lugares de nuestro patrimonio histórico tan bien cuidado por la Red de Juderías Españolas.

Invitamos especialmente a los más jóvenes, a los profesores y a los periodistas a conocer Israel, con sus virtudes y sus defectos, sus universidades, sus museos, los lugares santos de todas las religiones y a formarse una opinión, la que sea, pero propia.

También queremos transmitir un mensaje de optimismo pues judíos y cristianos, españoles, israelíes y gente de buena fe del mundo entero, podemos resistir y hemos de resistir los envites del islamismo radical, del terrorismo del signo que sea o de la crisis, pero, juntos, hemos de comprometernos a defender los valores que son de nuestros Padres y de nuestros Hijos, los valores de la civilización occidental que son los valores judeo cristianos, pues nos asiste el derecho, la razón, el deseo de superación y, principalmente un mismo proyecto vital de bienestar y progreso.

Déjenme terminar con una anécdota contada por un pensador judío francés, André Neher, acerca de un poeta israelí llamado Levick que, siendo niño, estudiaba, junto al resto de compañeros, la escena bíblica del sacrificio de Isaac y cómo, en el último momento, Dios envió un ángel evitando su muerte.

Después el niño Levick le preguntó al profesor qué habría pasado si el ángel no hubiera llegado a tiempo. El profesor le contestó que los ángeles siempre llegan a tiempo y que nunca fallan.

Nosotros, señoras y señores, sabemos que los ángeles fallan, que han fallado muchas veces en Madrid, en Barcelona, en Bilbao, en Buenos Aires, en Casablanca, en New Delhi, en Nueva York, en Londres, en Jerusalén o en Tel Aviv.

Los ángeles pueden fallar.

Pero nosotros, hombres y mujeres de buena fe, no podemos fallar.

A finales de la semana que viene, los judíos celebraremos Rosh Hashaná, el nuevo año 5772, y con este motivo les deseo, a todos ustedes, a sus familias y, por extensión, a todos los españoles, salud, felicidad y prosperidad e, independientemente de las diferencias que nos enriquecen a todos, que haya paz y armonía en el mundo.

Muchas gracias.

Fuente:elimparcial.es

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