viernes, 2 de septiembre de 2011

Un museo para entrar en el cerebro de Albert Einstein


Mientras intenta de forma desesperada y de momento estéril conseguir que su viejo amigo, el presidente palestino Abu Mazen, y el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu vuelvan a la mesa de negociaciones, el presidente de Israel, Simón Peres, se ha propuesto un nuevo objetivo: la construcción del Museo Einstein en Jerusalén.

Un ambicioso y monumental proyecto que servirá de homenaje a Albert Einstein y que tendrá una peculiaridad original y cerebral: el museo tendrá la forma de la cabeza del famoso científico judío. En el sentido más literal de la palabra.

Para ello, Peres ha recibido el apoyo incondicional del profesor Menajem Ben-Sasson, presidente de la Universidad Hebrea de Jerusalén, que tiene en su poder más de 45.000 documentos del legado de Einstein. Cartas, diarios, libros, dibujos, teoría... en definitiva un tesoro cultural, científico, histórico y turístico.

"El judío más famoso en la historia desde Moisés es Albert Einstein. Israel debe ser centro de atracción de creatividad e inteligencia, dos elementos que caracterizan a Einstein", asegura Peres, que cuenta también con la ayuda de la alcaldía y del secretario del Gobierno, Tzvi Hauser.

En las primeras reuniones mantenidas sobre el proyecto, Peres ha afirmado: "Más allá de su valor científico, el nuevo museo debe ser una atracción turística. Si lo conseguimos sacar adelante, no habrá turista que venga a Israel y no visite el Museo Einstein".

En la Universidad Hebrea de Jerusalén, destacan que Einstein fue uno de sus padrinos espirituales y fundadores. Aluden al apoyo del científico alemán hace 89 años. "¿Por qué necesitamos una universidad judía? La ciencia es internacional pero sus logros se consiguen en instituciones nacionales. Hasta el día de hoy hemos aportado como individuos a la ciencia y cultura y creo que es justo hacia nosotros como pueblo contribuir con nuestros centros académicos", dijo entonces Einstein en un viaje a Japón. Asimismo, ordenó ceder todo su legado y derechos de autor a la nueva universidad. En 1952, el científico desestimó la oferta de ser presidente de Israel.

Los visitantes del nuevo museo podrán ver sus trajes o leer el texto original de la Teoría de la Relatividad escrito por el genio. También accederán a sus cartas de amor dirigidas a una decena de amantes. Para eso, "sólo" tendrán que entrar en la privilegiada cabeza de Einstein.

Fuente.elmundo.es

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