miércoles, 9 de noviembre de 2011

"Si Irán no rectifica, deberá atenerse a una respuesta por la fuerza"- ALON BAR


Alon Bar ha llegado hace meses a España como embajador israelí. No se puede decir que tenga por delante una tarea fácil, en un país en el que defender a Israel es casi una peligrosa frivolidad, pero la afronta con buen humor y un trato afable con la prensa.

La entrevista transcurre en su despacho en la Embajada, después de superar estrictos controles de seguridad que nos recuerdan, por si era necesario, que Israel es un país permanentemente enfrentado al reto del terrorismo.

Una vez más allá de los controles Bar responde a las preguntas con una sonrisa y detalladas explicaciones, como intentando no dejar ninguna puerta abierta a un posible malentendido.

Irán, en el punto de mira

La entrevista se celebra poco antes de que se hiciese público el informe de la Organización Internacional de la Energía Atómica (OIEA) que vuelve a situar a Irán en el punto de mira internacional, al confirmar que el Régimen de los Ayatolás quiere fabricar un "explosivo nuclear".

Pero ya antes de esa confirmación, Alon Bar anticipa que los fines iraníes tienen más que ver con sus instintos bélicos que con su política energética. Un desafío con el que, asegura, la comunidad internacional ha estado algo distraída en los últimos tiempos: "Creemos que con la atención puesta en la Primavera Árabe y en la ofensiva diplomática de los palestinos no se le ha dado suficiente importancia al desafío nuclear de Irán".

El problema desde el punto de vista de la acción de la comunidad internacional es "en qué momento va a poder pararse el programa por medios que no sean la buena voluntad de las autoridades iraníes".

Para el embajador israelí, el país que preside Mahmud Ahmadineyad tiene dos caminos a elegir: "O continúa y se aisla y como consecuencia no tiene relaciones y se atiene a que se le pueda responder por la fuerza en algún momento, o bien cambia la dirección de su programa para que sea civil exclusivamente y decide colaborar con la comunidad internacional". Aunque Bar es pesimista sobre la decisión final de la dictadura islámica: "Ellos piensan que si tienen la suficiente paciencia puedan optar por los dos caminos"

La percepción española

Al hablar de cómo se percibe en nuestro país el desafío iraní, Alon Bar distingue claramente dos planos: mientras en el de los ámbitos políticos y profesionales "hay plena consciencia del problema", en el de la opinión pública admite que "no hay mucha preocupación".

En ese sentido subraya que el asunto ha llegado a la prensa más por especulaciones sobre la respuesta de Israel (en su despacho está el ejemplar de El País de ese día en el que casi da por seguro un ataque ordenado por el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu) que por la amenaza en sí misma.

Ante ese tipo de informaciones Bar se pregunta retóricamente sobre qué es mejor para Israel y sus intereses: "¿No hacer nada y permitir un Irán nuclear, con influencia en la región, que apoya a Hamás y a Hizbulá?". Él mismo despeja el interrogante tras dejar claro que su deber es esforzarse por hacer clara la amenaza: "El objetivo no es amenazar a Irán con un ataque sino crear una agenda internacional más clara que ponga sobre la mesa las cartas y las opciones de una manera más fuerte". Algo que todavía tenemos "posibilidades de hacer".

Pese a todo es cierto, como le recordamos, que no sólo la opinión pública minimiza la amenaza iraní. También lo hacen algunos dirigentes políticos españoles, como el ex presidente del Gobierno Felipe González, que desplegó toda su trompetería propagandística hace cinco años al ser recibido en Teherán por el propio Ahmadineyad. A su regreso a España el líder socialista pidió que se evitara "toda amenaza a Irán". Alon Bar insiste en que para afrontar el tema hay que centrarse en lo que diga la OIEA y en las declaraciones de los principales líderes mundiales: "Tanto Barak Obama como Nicolás Sarkozy como Angela Merkel han dejado claro que un Irán nuclear es inaceptable" e intenta situar la cuestión en sus justos términos: "Una confrontación no sería algo muy agradable, pero tampoco es el fin del mundo. No será la tercera Guerra Mundial".

Palestina y la ONU

Otro problema que Bar se ha encontrado con las maletas casi sin deshacer ha sido el respaldo del Gobierno español a la ofensiva palestina en la ONU, que en los últimos días ha logrado el reconocimiento como estado dentro de la UNESCO.

"Es posible que España tenga ahora más influencia sobre los palestinos por el apoyo que les han dado, pero yo espero que utilicen esa influencia de manera más positiva, para que nos acerquemos a las negociaciones", nos dice el embajador israelí, que se muestra convencido de que los que apoyan la ofensiva diplomática del líder palestino Abu Mazen "alejan las negociaciones para la paz".

Una paz que no es posible sin abordar las cuestiones verdaderamente relevantes: "Las fronteras, los refugiados, la seguridad y el derecho de Israel a existir". Así que, vistos los movimientos diplomáticos del líder de la ANP, Israel está cada día más convencido de que "Abu Mazen no está interesado en estas negociaciones porque en algún momento tendrá que ceder en algo".

En cualquier caso, lo que el embajador define como "Un teatro" -la pretensión de la Autoridad Nacional Palestina de ser reconocida como un Estado puenteando a Israel- es un imposible: "La idea es decir simbólicamente ‘Palestina es un estado‘ y tanto los españoles como los palestinos saben que no es la realidad". Desde Israel ese falseamiento es visto como "un abuso político del sistema internacional" y, peor todavía, como "una posición que no ayuda a la creación del Estado palestino y aleja la posibilidad de que los foros multilaterales puedan jugar un papel más constructivo."

Así, para Alon Bar, la instrumentalización política de esos foros "en los que siempre nos piden más colaboración" es tal que no se sabe dónde puede llegar, aunque nos da un ejemplo de lo más gráfico: "Si un día los palestinos quieren definir el globo como un spaguetti lo va a adoptar la mayoría de la ONU sin problemas".

Y más allá de eso hay un hecho que refuta todos los intentos palestinos por parecer un país, su propia división interna: "Que los palestinos no tengan control sobre Gaza demuestra su inmadurez para tener un estado propio".

Mientras, sobre las relaciones entre Israel y España Bar reconoce que, "pese a las discrepancias", han sido buenas con el Gobierno y, preguntado por el panorama postelectoral asegura, pese a ser muy cuidadoso cuando mentamos la cuestión, que el trato también "ha sido bueno con el PP durante el mandato socialista" y se atreve a augurar, si las encuestas no se equivocan, que habrá algunos "cambios o ajustes" con el próximo Gobierno.

Guilad Shalit y las teorías conspirativas

"Cuando tengo dos opciones para elegir, una muy conspirativa y otra muy sencilla, la mayoría de las veces me decanto por la sencilla". Con este golpe seco Alon Bar desmiente cualquier intento de Israel de haber jugado a la división de las facciones palestinas al negociar con Hamás la liberación de Guilad Shalit: "Hubo una presión pública bastante fuerte para llevar a cabo la negociación. Se dieron juntas varias circunstancias: la incógnita sobre el futuro en Egipto, el delicado estado de salud del soldado y el hecho de que Hamás haya flexibilizado un poco sus exigencias".

Nos recuerda el embajador que "el debate en Israel ha sido público y Netanyahu ha salido muy reforzado en su popularidad" una vez dejadas claras las discrepancias en la sociedad y en el propio gobierno israelí sobre un canje de prisioneros que ha dejado a miles de terroristas en la calle, Bar enumera los avances en la lucha antiterrorista: "Israel ha mejorado mucho en los últimos cinco años para responder a ese desafío. Hoy por hoy, la mayoría de los terroristas vienen de Gaza, que para nosotros es, sin duda, una base terrorista. Hay una organización, Hamás, que controla y apoya públicamente la vía armada contra Israel".

Además, establece con nitidez cuál es la mayor amenaza que enfrenta su país: "Los misiles, tanto de Líbano como de Gaza, que ya cubren todo nuestro territorio. Este reto no ha cambiado por la liberación de Shalit".

Por otro lado, y muy relacionadas con los grupos terroristas que tienen esos misiles y operan desde el norte y el sur, Israel tiene claro que "son mucho más importantes las amenazas del mundo árabe y particularmente de Irán"

"Amenazas y oportunidades" en la Primavera Árabe

Curándose en salud, Alon Bar deja claro que la posición de Israel frente a la Primavera Árabe -el movimiento que en 2011 ha llevado por diversas vías a la caída de dictadores tan longevos como Gadafi, Mubarak o Ben Ali- es de preocupación pero no de oposición: "Somos conscientes de que la situación anterior en esos países, bajo dictaduras, no podía durar para siempre, aunque podía verse como un factor de estabilidad".

Además, han sido precisamente estos regímenes los que "han fomentado un gran odio a Israel en todos los países árabes", recuerda. "Los cambios – asegura Bar – son importantes, probablemente los más significativos de los últimos tiempos. Pero podrían ir en muchas direcciones y vamos a pasar años de incertidumbre ya que es una tierra muy fértil para movimientos extremistas".

Sin embargo, no todo es pesimismo: "Ahora somos más conscientes de que es posible que este cambio, aunque lo islámico es parte clara de la sociedad, podría ser también diferente, más liberal y propenso a la participación. A largo plazo es fundamental para crear otro escenario en el Medio Oriente, para crear un conocimiento de Israel y su sociedad, que sea real. Es un paso necesario, pero me parece bastante natural que durante el mismo tengamos preocupación."

Una preocupación que no parece compartir el grueso de la prensa europea, que se acerca a la cuestión con lo que Israel ve como cierta ligereza: "Demasiado rápido se descibre a las fuerzas opositoras como liberales cuando no tiene por qué ser así". Como ejemplo nos cita al nuevo hombre fuerte de Túnez: el islamista vuelto de exilio Rachid Ganouchi, "si examinamos sus declaraciones sobre los derechos de la mujer y otras cuestiones nos encontraremos con una pintura bastante complicada".

Además, tal y como el embajador nos recuerda, "hemos visto regímenes islamistas que empezaron muy liberales donde luego todo cambió poco a poco, y este riesgo sigue existiendo, no sabemos en qué dirección irá Turquía, donde aparentemente el partido islámico no es el mismo que hace cinco años. Tampoco sabemos dónde van a caer las armas bastante sofisticadas que había en Libia".

Así que no es extraño que "el miedo a un futuro donde el islamismo extremista tenga mucha más fuerza que en el pasado" exista en Israel, aunque tampoco se descarta que todos estos movimientos "puedan suponer un cambio en el futuro para la integración."

Aunque no lo cita expresamente, está claro que el precedente de lo ocurrido en Irán hace tres deácadas tras la caída del Sha sigue pesando mucho en la memoria colectiva de Israel. Y eso se extiende también a la Siria de Al Asad, "uno de nuestros enemigos más amargos", aunque aquí también el remedio podría ser peor que la enfermedad: "Es un país, como Turquía, creado artifialmente, con diferentes tribus y religiones. No sabemos si habrá alguien que, sin ser un dictador, pueda crear una sociedad con alguna base". Y ese complejo puzzle social se asienta sobre un auténtico arsenal: "Tienen misiles de larga distancia, armas químicas y biológicas". Lógicamente, la inestabilidad en un vecino así no puede ser otra cosa que "una preocupación enorme" para Israel.

Fuente:libertaddigital.com

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