miércoles, 11 de abril de 2012

Irán vende humo y gana tiempo - GEES

Desde que en noviembre pasado quedara claro, gracias a los inspectores internacionales, que Irán tenía un programa nuclear armamentístico, se hicieron muchas cosas para detenerlo. Ninguna funcionó. Quedó paradójicamente demostrado con el retorno de la República islámica de Irán a las negociaciones. Aseguró que acudiría, aunque no sabía muy bien cuándo –el viernes, acaso el sábado– ni dónde, pues se citaba Estambul, Ankara o Bagdad.
La naturalidad con la que las autoridades iraníes se están burlando de todo el mundo demuestra que las sanciones, por duras que sean, adolecieron de su habitual defecto. Lastimaron al pueblo y dejaron al poder intacto, en todo caso al poder que sustenta el programa nuclear. La penúltima desfachatez de Irán fue anunciar el corte del suministro a España y varios países europeos antes de que entre en vigor la prohibición de importar petróleo prevista para junio.

Mientras, en perfecta coordinación, los representantes oficiosos del progresismo occidental se dedicaron a seguir la broma. Günter Grass publicaba un poema, no menos, para acusar a Israel de poner en peligro la paz mundial por hacer lo posible por defenderse. Gracioso entretenimiento. Pero reténganse las carcajadas hasta que se haya terminado de ponderar la temeridad que refleja la situación actual.

Nadie cree que las negociaciones, o lo que sea, lleguen a ningún puerto. Y eso que Obama ha hecho saber a todos, vía filtración periodística, que está dispuesto a admitir un programa iraní civil, entendiendo por tal uno que jure y prometa no enriquecer uranio más allá del 20%, con lo que las exigencias occidentales son cada vez menores. Incluso si Irán se aviene, que no lo hará, nadie le impide que siga estando en disposición de ir más allá llevando el uranio al nivel requerido para armamento, ni que siga progresando en su programa balístico. Lo fundamental es que la capacidad atómica incluye fundamentalmente la posibilidad de hacerse con una bomba en un breve plazo, y es esto mismo lo que ya apenas se puede impedir. Pero incluso respecto a este compromiso, Irán no ha dejado de alimentar la confusión diciendo a través de distintos funcionarios primero que lo haría, luego que podría hacerlo y finalmente que no aceptaría condiciones.

Resumiendo: Occidente se ha ido acostumbrado a una bomba iraní siempre que burocráticamente pueda afirmar que no la ha tolerado y Obama es el primer presidente americano que deja en la estacada a Israel, lo que es una novedad que debe tener al estado hebreo en franca alarma. ¿Quiere esto decir que actuará por su cuenta contra las instalaciones nucleares iraníes? Puede. Lo que desde luego significa es que Occidente ha renunciado a hacerlo, que Europa pagará las consecuencias de Finlandización que puedan proceder del chantaje de la república islámica y que Estados Unidos abandona su tradicional papel de garante de la paz mundial. 
Fuente:libertaddigital.com

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