domingo, 3 de junio de 2012

Religión y libertad económica, ¿un encuentro hecho en el Cielo? - Ángel Martín Oro

Varias sociedades occidentales, entre ellas la española, llevan décadas inmersas en un importante proceso de secularización. Las autoridades y los líderes religiosos han perdido buena parte de la influencia que tuvieron en el pasado cercano. Para unos esto es causa de preocupación, mientras otros creen que es señal de avance social.
En este contexto, es interesante analizar cuál es la relación entre la religión, el desempeño económico y la libertad individual. ¿Es la práctica de la religión incompatible con las posturas liberales favorables a la economía de mercado?, ¿son el libre mercado y la libre competencia consistentes con los valores religiosos?
Para analizar estas cuestiones, el think-tank israelí Jerusalem Institute for Market Studies celebró la semana pasada en Jerusalén una conferencia en honor al 100º cumpleaños del fallecido Milton Friedman, Premio Nobel de Economía y gran divulgador de las ideas liberales. Bajo el título de Religion and Economic Liberty: A Match Made in Heaven? (Religión y libertad económica: ¿un encuentro hecho en el Cielo?), numerosos expertos y analistas de renombre internacional se congregaron en la capital israelí para compartir sus ideas.
El sistema legal judío
Fue precisamente el hijo de Milton, el polifacético David D. Friedman, quien abrió las jornadas con una ponencia sobre el sistema legal judío. En el marco de sus investigaciones sobre sistemas legales alternativos muy diferentes a los nuestros, David consideró la ley judía como el más y mejor documentado sistema legal de la historia. A partir de la Torah (los cinco primeros libros de la Biblia que fueron entregados a Moisés) y la tradición oral que desembocaría en el Talmud, se fue formando un corpus legal que sobrevivió a la tendencia hacia la "uniformidad judicial" durante casi 2.000 años de historia, sin ningún gobierno que lo sostuviera.
Según Friedman, la ausencia de un ente que ostente el monopolio territorial de la coacción legítima (Estado), no supone la ausencia de ley y orden, como ejemplifica con el caso judío. La mayoría de los judíos en la Diáspora (desde el año 70 hasta 1948), señaló Friedman, vivieron bajo la ley judía de forma efectiva, pese a carecer de procedimientos formales para hacer cumplir las normas como los tribunales.
En definitiva, este economista especializado en el análisis económico del Derecho utiliza este caso como ejemplo de cómo la religión puede dar forma a la ley –independiente del Estado-, siendo ésta esencial para el funcionamiento de la sociedad y los mercados.
La libertad como valor fundamental
Leo Leonard, presidente de la comisión estadounidense sobre libertad religiosa internacional, enfatizó la crucial importancia del principio de la libertad de creencias y prácticas religiosas, señalando que una sociedad realmente próspera es imposible sin esta libertad. "Si no eres libre para pensar y creer, no eres libre para crear valor para ti mismo", sentenció.
Por su parte, la profesora de economía Carmel Chiswick, hizo una defensa de la no intervención del gobierno en los asuntos religiosos de la sociedad, o lo que llamó "pluralismo religioso", es decir, separación total entre Iglesia y Estado y libertad de entrada y salida de congregaciones y distintas denominaciones religiosas.
Para esta economista, el hecho de que el Estado establezca una religión oficial, presenta problemas similares a los que ocurren cuando se crean monopolios por la vía legal: que se reduce la calidad del servicio que se presta o los bienes que se producen. En este sentido, puso el ejemplo de los Estados Unidos, país que nació basado en este pluralismo religioso –al contrario que en Europa- y que históricamente ha sido considerablemente más religioso que el viejo continente.
Israel es uno de los países en los que existe una importante intervención del gobierno sobre los asuntos religiosos, ya sea financiando a organizaciones o limitando la elección en servicios como el matrimonio o los entierros mediante monopolios locales o concesiones de licencias. Por ejemplo, en el caso de los matrimonios, el rabinato de Israel mantiene un monopolio legal sobre esta materia y la tarifa se determina por el Ministerio de Religión (162 dólares). Dados los requisitos de tipo religioso exigidos para casarse en Israel, el Estado reconoce aquellas bodas celebradas en el extranjero, con la curiosa consecuencia de que 1.500 parejas israelíes contraen matrimonio en Chipre cada año (lo que supone alrededor del 4% del total de matrimonios judíos).
El investigador del JIMS, Yarden Gazit, abordó este tema en su ponencia "El mercado de los servicios religiosos en un Estado judío", proponiendo ciertas reformas aperturistas en el Ministerio de Religión y apuntando que los servicios de corte religioso que se proveen privadamente no generan polémicas en la arena política.
Judaísmo y economía de mercado
Otro de los grandes temas que se tocó en la conferencia fue la relación entre el judaísmo, los judíos y la economía de mercado. Robert Sauer, economista y presidente del JIMS, abordó esta cuestión en su ponencia "Jewish Economic Theory and Practice: Why the Distaste for Economic Liberalism?" (La teoría económica judía y la práctica: ¿por qué el desagrado hacia el liberalismo económico).
Sauer cmpezó comentando el lugar común que domina estas discusiones: el judaísmo, de forma similar a otras religiones, es naturalmente proclive hacia posturas intervencionistas (lo que llamó la "izquierda económica"), debido a su defensa de la "justicia social". En este contexto, puso sobre la mesa datos que apuntan al hecho de que los judíos parecen ser diferencialmente escépticos hacia los mercados libres.
Éste es un hecho que, según Sauer, no deja de ser paradójico, puesto que los judíos a lo largo de la historia han prosperado, y lo siguen haciendo en la actualidad con gran éxito como puso de manifiesto Barry Chiswick, gracias a los mercados. ¿Por qué la paradoja? ¿Existe entonces un sesgo "anti-mercado" en las enseñanzas del judaísmo?, se preguntó el presidente del JIMS.
La respuesta que dio fue negativa: "El judaísmo es claramente una religión que no debe considerarse como anti-capitalista", según se recoge de los cinco principios económicos básicos del judaísmo, entre los que destacan la clara defensa de la propiedad privada, la consideración de la acumulación de riqueza (legítimamente adquirida) como una virtud o el mandamiento de ayudar a los necesitados como imperativo moral para el donante en su preocupación por sus semejantes.
Otros ponentes, como los profesores David Conway, Steve Grosby o Arye Hillman, de filosofía, religión y economía, respectivamente, defendieron la consistencia entre el liberalismo clásico y el judaísmo, principalmente por el énfasis de éste en la idea de que las sociedades deben organizarse no según el "imperio de los hombres" (rule of men), sino según el "imperio de la ley" (rule of law). Además, destacaron el escepticismo de esta religión sobre la concentración del poder. Así, como señaló Hillman, en las sinagogas la corona no se coloca sobre ningún rey, sino sobre la Torah.
Pero entonces, ¿cómo se explica el sesgo de los judíos hacia la izquierda económica? Aunque no existe una respuesta definitiva, se apuntó a la inercia histórica. "Somos hijos de nuestra historia", afirmó Carmen Chiswick. En un momento en Europa en el que el espectro político se dividía, en términos generales, en una derecha antisemita y en una izquierda más tolerante hacia los judíos, éstos pudieron refugiarse en aquélla, como forma de supervivencia.
Fuente:libertaddigital.com

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