Rabino Lazer Brody |
Llevaba puestos jeans muy ajustados con tachuelas plateadas y
una chaqueta de cuero negro. Tenía pelo negro y engominado y ojos que
disparaban flechas. Parecía como un miembro de una banda del Bronx…
Yanky, que antes se llamaba “Yaakov”, obviamente estaba tratando de
volver. Yo tuve la sensación de que HaShem me había llegado llegar a los
EEUU solamente para él. Resulta que este Yanky era el hijo de una de
las familias más prominentes de Williamsburg, una familia de rabinos y
eruditos.
“Seguro, Yanky. Ven conmigo a dar una vuelta”. Yo había salido para
hacer una hora de Hitbodedút en esta mañana tan linda y tan soleada.
Por eso dije en silencio: “Discúlpame, HaShem, Tú me enviaste esta alma
tan especial; después seguimos conversando, ok?”.
Yo le dispensé a Yanky toda mi atención. Y así fue como comenzó un
monólogo muy alarmante que nos llevó por la Avenida U. Cada uno de sus
recuerdos de infancia asociados con el judaísmo era un recuerdo
doloroso:
“Yo odio la fiesta de Pesaj. Me acuerdo de que mi mamá me gritaba sin
parar. Si había algo que yo no soportaba era ir al sótano a buscar la
vajilla de Pesaj. Los sótanos en Brooklyn son oscuros y están llenos de
ratas. Yo tenía solamente ocho años y mi papá me pegaba si no traía las
cajas. A mí me daba terror bajar al sótano, pero a él no le importaba.
¿Por qué nadie me entendía? Ah, sí, y cuando tenía doce años, mi papá
encontró un pedacito de chicle jametz en mi dormitorio justo antes de
Pesaj. Los golpes que me dio con su cinturón nunca los voy a olvidar.
Uno podría pensar que él era de la Brigada contra el Narcotráfico que
acababa de atraparme llevando un cargamento de cocaína de un millón de
dólares. Yo odiaba a Pesaj con toda mi alma y aborrecía el judaísmo. No
podía esperar a cumplir de una vez por todas los dieciséis años y
escaparme, que fue exactamente lo que hice en mi cumpleaños”.
Durante los últimos seis o siete años, Yanky compartió un departamento
con otros cuatro muchachos parecidos a él, que trabajan en todo tipo de
trabajos de día y a la noche salen a pasarla bien. Y cuando un chico
jasídico de Brooklyn se desvía del camino, se cae del todo, como pueden
atestiguar muchas “damas de la noche” y muchos traficantes de drogas.
Yo le di a Yanky dos CDs de emuná que justamente llevaba encima y desde
entonces no supe más nada de él, pero tengo esperanza de que encuentre
su camino de retorno a HaShem.
¿Por qué HaShem hizo que me encontrara con Yanky? Eso no es difícil de descifrar: para que escribiera este artículo…
Pero si somos francos, ¿no les parece que todos tenemos algo en común
con los papás de Yanky? ¿Acaso muchos de nosotros no olvidamos cuál es
el significado de Pesaj -la dicha y la libertad- y ponemos todo el
énfasis en las estricteces? ¿Acaso sacrificamos las almas de nuestros
hijos por una casa kasher para Pesaj sin una pizca de polvo, que más que
una casa parece un museo de ciencia?
El enojo, y en especial el enojo con nuestros seres queridos, es la
peor forma de jametz (pan leudado y derivados, que están prohibidos en
Pesaj). El jametz de los armarios de la cocina es mucho más fácil de
limpiar que el jametz que tenemos en el corazón.
Pesaj tendría que ser el sueño de cada niño -la historia reveladora
del Éxodo de Egipto, las cuatro preguntas, y el regalo especial después
de buscar el Afikoman- sin el cual papá no puede completar el Seder.
Pero apenas convertimos la alegría del judaísmo en un ritual infernal,
Di-s no lo permita, estamos empujando con nuestras dos manos a nuestros
propios hijos a que se alejen del judaísmo. No por nada Rabi Najman nos
rogó que evitáramos las estricteces todo el año, y especialmente en
Pesaj (véase La Sabiduría de Rabi Najman, 235).
El judaísmo es alegría. Y si no es alegría, entonces no es judaísmo.
No hagamos del sueño una pesadilla. Si queremos que nuestros hijos
disfruten de Pesaj, debemos transformarlo en una experiencia amena y
querida. Y así como todos tenemos mucho cuidado cuando manipulamos la
vajilla de fina porcelana de Pesaj y las delicadas copas de cristal, así
también tengamos el mismo cuidado con las almas de nuestros hijos.
¡Feliz Pesaj para todos!
Fuente:breslev.co.il
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