sábado, 27 de enero de 2018

"Es necesario recordar el dolor de Auschwitz"

Mario Venezia, presidente del Museo del Holocausto de Roma, reivindica la memoria del horror nazi



"La primera vez que vi el tatuaje en el brazo de mi padre me llamó mucho la atención porque en aquella época no existía esa moda. Mis hermanos y yo éramos pequeños y le preguntamos. Pero a él no le gustaba hablar mucho del tema con nosotros". Mario Venezia, presidente de la Fundación Museo del Holocausto de Roma, recuerda vagamente las veces que su padre, el desaparecido Shlomo Venezia, superviviente de Auschwitz, compartió con ellos algún recuerdo. "Se ponía muy nervioso si nos dejábamos algo en el plato. Nos explicaba el hambre que había pasado pero no entraba en detalles. Las cosas más duras nunca nos las contó y no creo que se las contara a nadie", confiesa a EL MUNDO.
Shlomo Venezia era un judío sefardita. Había nacido en Tesalónica (Grecia) en 1923 pero tenía nacionalidad italiana. Procedía de una familia de sefardíes expulsados de España en el siglo XV y conservaba su lengua de origen. "Hablaba judeo-español perfectamente", cuenta Mario. "En España se sentía como en casa". En 1944 fue arrestado y deportado a Auschwitz con sus padres y sus cuatro hermanos. Nunca volvió a verlos. Durante ocho meses fue miembro de los 'sonderkommandos', el grupo de presos judíos que se dedicaban a transportar los cadáveres desde las cámaras de gas hasta los hornos crematorios. Tras abandonar el campo de concentración, pasó siete años recluido en un sanatorio para aprender a vivir entre la gente. Consiguió un trabajo en un gran hotel de Roma, se casó y tuvo tres hijos. No volvió a pisar Auschwitz hasta 1992. Su testimonio sirvió de inspiración a Roberto Benigni, que lo fichó como consejero para la película 'La Vida es Bella' (1997). En 2007 publicó un libro, 'Sonderkommando: el testimonio de un judío obligado a trabajar en las cámaras de gas', que fue traducido a 17 idiomas.
"Cuando se jubiló se dedicó a hacer compañía a mi madre en la tienda de 'souvenirs' que teníamos cerca de la Fontana de Trevi y a dar conferencias a estudiantes". Después de su muerte en 2012, ahora es su viuda, Marika Kaufmann, quien recorre Italia de punta a punta para mantener vivo el recuerdo de su marido. Mario es el único de los tres hermanos que ha tomado el testigo de su padre para reivindicar su historia. "Hubiera preferido no tener que hacerlo porque es un tema doloroso -reconoce- pero es necesario". La fundación presidida por Venezia publicará próximamente un libro llamado 'Los años de la vergüenza: 1938-1943', dirigido a las escuelas.
"La historia nos enseña que todo lo que sucedió en aquellos años, las leyes raciales y los crueles sucesos de después, fueron precedidos por una profunda propaganda que duró años. La propaganda nace de las palabras. La intolerancia, la violencia en el deporte,... no se puede dejar pasar todo y después escandalizarse cuando sucede un hecho terrible".
Fuente : elmundo.es

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