Es
recordada por crear la muñeca más famosa del mundo, Barbie. Nació como
Ruth Marianna Mosko el 4 de noviembre de 1916 en Denver, Colorado. Fue
la menor de los diez hijos de Jacob Joseph Mosko e Ida Rubenstein,
inmigrantes judíos polacos.En 1938 se casó con su novio de la escuela
Elliot Handler. Ruth Handler y su socio Harold “Matt” Matson, crearon
una compañía para fabricar marcos y le llamaron “Mattel”, la combinación
de sus nombres (Matt + El ‘liot’).
Luego empezaron a usar trozos de madera del proceso industrial para
hacer casas de muñecas.Las casitas de muñecas eran más provechosas que
los marcos y decidieron concentrarse en la fabricación de juguetes.
Cuando viajó a Europa supo de una muñeca alemana, llamada “Lilli”, que
no era un juguete para niñas; era un obsequio de broma para hombres y se
la compró a su hija Bárbara.Cuando llegó a casa, cambió el diseño de la
muñeca y la llamó Barbie, por el nombre de su hija Bárbara. La muñeca
debutó en la feria del juguete de Nueva York el 9 de marzo de 1959, pero
no fue un éxito inmediato. Disney la presentó en su programa de
televisión para niños The Mickey Mouse Club. Mattel invirtió mucho
dinero en publicidad televisiva. Los comerciales valieron la pena y
Barbie impulsó a Mattel y a sus creadores a la fama. Luego, añadieron un novio para Barbie, «Ken», llamado así por otro hijo de los Handler.
Barbie se convirtió en un fenómeno estético y cultural. Se tornó en el
prototipo de la mujer americana rubia, alta y ojos azules. La primera
Barbie con cola de caballo y vestido de baño a rayas blancas y negras
vendió más de 350.000 unidades en su primer año. Además de su novio
Ken, se le agregaron más complementos, hermanas y amigas de todas las
razas. La muñeca se ha vendido en más de 150 países. La figura de
la muñeca nunca cambió a pesar de que las feministas reprocharon que era
un modelo estético inalcanzable. Barbie se convirtió en médico,
astronauta, profesora, veterinaria, mamá… En 1990 empezó el
merchandising de Barbie y la licencia se extendió a maletas, ropa,
maquillaje, juegos de mesa, útiles escolares, etc. Curiosamente a
Ruth Hendler no le gustaba jugar con muñecas. Mattel se convirtió en una
propiedad pública en 1960. En 1965, la empresa Mattel se unió a las
empresas en la lista de la fortuna de las 500 mayores empresas
industriales en Estados Unidos.Handler fue incorporada al salón de la
fama de negocios de Junior Achievement en Estados Unidos en 1997. Ruth
vivió tres décadas más hasta que falleció el 27 de abril de 2002 en Los
Ángeles a los 85 años.
Que pena cuando uno no tiene las cosas claras en su vida e intenta aparentar lo que no es . Me imagino que no será obligatorio guardar los preceptos del kashrut para ser Embajador de Israel. ( Opinión del adminstrador de este blog)
.....................................
Yossi Sheli comió con Bolsonaro langosta, manjar que no es kosher y que, por tanto, incumple las normas de alimentación del judaísmo.
El embajador de Israel en Brasil, Yossi Sheli, ha sido protagonista de un sinfín de memes por ocultar, con la destreza que brinda el Paint, la langosta que se estaba comiendo el pasado domingo por no ser un alimento kosher –que cumple las normas de alimentación del judaísmo–.
En la imagen, difundida este lunes por la propia Embajada de Israel, el diplomático aparece con el presidente brasileño, Jair Bolsonaro, y un tachón negro cubre parcialmente el crustáceo que está degustando. Esto evidencia que la Embajada intentó ocultar el "pecado alimenticio" que Sheli estaba cometiendo. Además, otro tachón negro cubre la langosta de Bolsonaro.
El embajador, asegura el digital Ynet y recoge Efe, es amigo
personal de Bolsonaro, con quien comparte a menudo cenas y partidos de
fútbol. El domingo, ambos se regalaron una comida en un conocido
restaurante de marisco de la capital antes de ir al estadio Maracaná a
ver la final de la Copa América.
Cachondeo en Twitter
Los comentarios críticos e irónicos no se hicieron esperar y los
memes ridiculizando a los dos dignatarios corrieron por las redes poco
después de difundirse la foto.
"Esconde la langosta", decía un usuario, mientras otro clamaba "la langosta no es kosher"; uno más criticaba: "¡Censuran la langosta!", y otros aludían a la carestía del alimento y pedían "humildad" a los comensales.
La usuaria identificada como Liv Mealone se preguntaba si "Netanyahu
sabe si su embajador está tratando de ocultar el hecho de que está
comiendo langosta porque no quiere que la gente descubra que no está
manteniendo kosher o porque el presidente de Brasil, Bolsonaro, quiere mantener la ilusión de ser un hombre humilde que solo come comida sencilla".
Sheli, inhabilitado por perjurio y fraude
Sheli, empresario antes de acceder al puesto de embajador en 2017, tuvo prohibido ejercer cargos públicos durante tres años,
tras ser encontrado culpable de perjurio y fraude por no informar de su
afiliación política al Likud del primer ministro Benjamín Netanyahu
cuando tenía cargos públicos.
Desde que accedió al la Presidencia, Bolsonaro ha mostrado gran
sintonía con el gobierno israelí y llegó a prometer durante la campaña
electoral que trasladaría la embajada de Brasil de Tel Aviv a Jerusalén –en contra del consenso internacional roto en 2018 por EEUU–.
Por el momento no lo ha hecho, aunque sí visitó el país el pasado
marzo y anunció la apertura de una oficina comercial como primer paso
hacia el cambio de la legación brasileña.
Con
imágenes que datan de cuando el Imperio Otomano controlaba el Medio
Oriente, la Biblioteca Nacional israelí publicó estas increíbles tomas
que muestran cómo era la vida en Jerusalén hace más de 150 años
La pobreza, el fervor religioso, la diversidad cultural y la historia impregnada en las piedras polvorientas de Jerusalén quedaron retratadas en las primeras fotografías tomadas en Tierra Santa, que la Biblioteca Nacional de Israel ha hecho públicas recientemente por vez primera.
Los retratos únicos de Jerusalén y otros lugares santos de hace 150 años,
fueron tomados por algunos de los pocos fotógrafos profesionales de la
época en sus viajes por Tierra Santa y muestran, además de los
principales lugares de culto de las tres religiones monoteístas,
situaciones cotidianas de la vida en el entonces territorio controlado
por el Imperio Otomano.
Las bellas imágenes del Monte de los Olivos, el Muro de las Lamentos, el Monte del Templo, el Santo Sepulcro y las callejuelas de la Ciudad Vieja de Jerusalén,
abren una rendija al público para imaginar la vida en aquella época,
con edificios y paisajes que aún son reconocibles en la actualidad.
"La fotografía es uno de los métodos de archivo más atractivos", explica a Efe Gil Weissblei, archivero e investigador de la Biblioteca Nacional de Israel, que agrega que "es emocionante ver la enorme diferencia entre el pasado y el presente y lo que hemos logrado en esta ciudad (Jerusalén)" en el último siglo y medio.
Las empobrecidas calles de la ciudad, la diferencia entre el aspecto de
turistas y peregrinos con el de los locales, el mal estado y falta de
infraestructuras plasman la diferencia entre Tierra Santa y Europa en aquellos años.
La Puerta de Damasco, por ejemplo, en el centro de la parte oriental de la ciudad y que hoy en día tiene locales de comida, mercados, puestos ambulantes y una vida floreciente, aparece en una imagen de 1899
con aspecto abandonado, prácticamente despoblada y con un camino de
tierra sin empedrar, por el que transitan camellos y caballos.
"Es una buena forma de poder vislumbrar el siglo XIX e imaginar como fue,
puedes imaginarte a ti mismo dentro de esa fotografía, puedes sentir el
paso del tiempo", menciona Weissblei, y remarca algo que en ese momento
podía parecer obvio y hoy resulta mucho más difícil: "En ese entonces
no había fronteras, por lo que los fotógrafos que visitaban la región iban sin problema de Damasco a Beirut y a Jerusalén". Un paso hoy prohibido por la enemistad entre Israel y sus vecinos, Siria y Líbano.
Las imágenes que ahora se exponen (alrededor de medio centenar) fueron en su mayoría donadas a la Biblioteca Nacional tanto por fotógrafos como por coleccionistas que las fueron comprando durante los años.
El método de impresión utilizado en la mayoría fue el de copia a la albúmina, un procedimiento de positivado en papel, en el cual las imágenes eran impresas en un papel muy fino cubierto de albúmina.
El peso, precio y dificultad de manejo de las cámaras fotográficas de
la época generaban que fuera difícil para los turistas y peregrinos que
visitaban la región tomar sus propias imágenes, así que fotógrafos profesionales vendían sus fotografías para que los visitantes agregaran a sus álbumes de viaje.
Gran parte de las que ahora se dan a conocer son obra de los fotógrafos Félix Bonfils -un francés que fue uno de los primeros fotógrafos comerciales en retratar Oriente Medio- y el italiano Luigi Fiorillo.
Sus retratos muestran con asombrosa claridad lo bien que se han preservado tanto edificios históricos y religiosos como las pequeñas callejuelas y rincones de la Ciudad Vieja, de las que hoy los turistas se llevan capturas muy similares.
Una de las principales diferencias radica, sin embargo, en el
comportamiento y normas de conducta de la población, algo que queda en
evidencia en la imagen del Muro de las Lamentos, sitio de culto más
sagrado para la religión judía, donde se ve gente de distintas
etnias y a hombres y mujeres mezclados, algo impensable en la
actualidad, donde se segrega a las mujeres de los hombres.
puede aprender mucho más del siglo XIX en Palestina
en base a estas fotografías que de memorias o libros", menciona
Weissblei. "Se pueden ver cosas que no leerán en otro lugar o no
encontrarán en absoluto", agrega.
Un ejemplo, señala: las manchas en las ropas de los residentes que ilustran un detalle que no cuentan los libros de historia, la suciedad de la gente,
que vivía en condiciones higiénicas muy pobres en una Tierra Santa que,
150 años más tarde, sigue recibiendo el asombro de turistas y la fe de
peregrinos entre sus calles y muros.
A
pesar de que son sólo el 0,1% de la población española, los ataques
antisemitas no han dejado de crecer en nuestro país dentro de la ola de
desprecio que recorre hoy toda Europa. Cinco siglos después de su
expulsión, crece el acoso en las redes y las denuncias por delitos de
odio antisemita
El
pasado mes de abril, en un partido de Liga entre el Girona y el
Espanyol, apareció en la grada de la afición visitante un cartel en el
que se veía a Ana Frank con una camiseta del Barça. En febrero, alguien
pintarrajeó una frase en el monumento a las víctimas de Mauthausen de
Almería en la que se leía: "Almería libre de judíos".
Justo dos años antes, un grupo de alumnos impidió una conferencia en la
Universidad Autónoma de Madrid sobre el programa educativo israelí en
las guarderías a cargo del profesor Haim Eshach. Y unos meses antes
apareció una estrella de David ahorcada en la fachada de la embajada de Israel
en la capital. En verano de 2015 el festival de música reggae Rototom
de Benicàssim estuvo a punto de cancelar la actuación del cantante judío
estadounidense Matisyahu
por las amenazas de boicot. Dos meses después arrancaron la placa en
recuerdo a las víctimas del Holocausto en el Parque de Invierno de
Oviedo y otra en Torremolinos y destrozaron varias tumbas en la antigua
parcela judía del cementerio de San Rafael, en Málaga. Cada cierto
tiempo alguien va con un spray negro a la entrada de un pueblo burgalés
llamado Castrillo Mota de Judíos y cambia el topónimo por Castrillo Mata
Judíos.
-Es como una fina lluvia que se nota sobre todo en lo cotidiano.
-¿El auge del antisemitismo en toda Europa se percibe también en España?
-No creo que éste sea un país antisemita, pero sí hay importantes focos de antisemitismo. Y lo vemos cada día.
Quién responde es María Royo,
directora de comunicación de la Federación de Comunidades Judías de
España. Quedamos con ella frente a la sinagoga Beth Yaacov, en el barrio
madrileño de Chamberí, la primera construida expresamente en nuestro
país desde la expulsión de los judíos en el año 1492. A su alrededor se
abrieron negocios como la carnicería de Elías, especializada en
productos kosher, la pastelería Oliver Nicols, que sigue la
tradición neoyorquina de vender brownies junto a una sinagoga, o el
restaurante La Escudilla, con una carta de recetas sefardíes. También
está Casa Benito, un local típico de comida castiza que no es judío pero
hoy tiene judiones de la Granja en el menú.
El
antisemitismo aquí es un golpe de baja intensidad al que no damos
importancia, que no sale en los medios pero no cesa. Pum. Pum. Pum Movimiento contra la Intolerancia
El
centro de la comunidad judía de Madrid fue levantado en 1968, tiene
cinco plantas y alberga dos espacios para la oración, varias salas para
actividades sociales con una pantalla de televisión en la que emiten
todo el día imágenes en directo del Muro de las Lamentaciones de
Jerusalén y hasta un pequeño museo donde hay un trono dorado con
terciopelo rojo en el que se practicaban las circuncisiones. Acceder al edificio, sin embargo, es como entrar en el Pentágono. Hay siete cámaras de seguridad rodeando la manzana, los viernes y sábados, con la celebración del sabbat,
la Policía Nacional custodia los accesos y los días de fiesta grande
como el Yom Kipur se cortan directamente todas las calles del entorno.
El
periodista debe facilitar sus datos personales un día antes de la
visita para que la seguridad privada del centro rastree su perfil. "Necesitamos saber a quién vamos a abrir nuestras puertas",
nos advierten. En el acceso principal, un nuevo agente de seguridad con
gorra de camuflaje vuelve a revisar nuestro DNI. "Ojalá no tuviera que
hacerse todo esto", admite Royo. "A la vuelta de la esquina hay una
parroquia con las puertas abiertas de par en par pero, ¿cuántos
atentados hay contra cristianos en Occidente?".
Entre 2017 y 2018 se duplicó en EEUU el número de ataques contra ciudadanos judíos. En octubre de 2018, un hombre mató a 11 personas en una sinagoga de Pittsburgh en pleno rezo. Reino Unido lleva tres años superando sus registros históricos de incidentes antisemitas. En Alemania los ataques contra judíos crecieron un 19% el año pasado y en Francia aumentaron un 74% desde 2017. En marzo de 2018, dos hombres apuñalaron y quemaron en París a una superviviente del Holocausto de 85 años.
Cada vez que hay algún incidente grave en el mundo o se recrudece el
conflicto en Oriente Medio, las sinagogas y los colegios judíos en
España se convierten en auténticos búnkeres.
"Sería estúpido ignorar la realidad. Tenemos enemigos y gente que nos quiere matar. También en nuestro país", denuncia Isaac Querub, presidente de la Federación de Comunidades Judías.
En
la Nochebuena de 1976 explotó una bomba en la sinagoga de Chamberí.
Desde entonces no ha habido sucesos graves más allá de algún garabato.
Según el informe sobre delitos de odio del Ministerio de Interior,
en 2017 hubo sólo seis incidentes antisemitas en España, uno más que en
2016. En 2015 se contabilizaron nueve y en 2014, 24. El año pasado, sin
embargo, Movimiento contra la Intolerancia tramitó un centenar de denuncias.
El baile de cifras responde a la difícil catalogación de este tipo de
ataques, que muchas veces se engloban erróneamente como xenofobia o como
incidentes relacionados con las creencias religiosas.
"Estos
datos revelan el déficit de análisis que sufrimos en España, donde no es
que haya tolerancia hacia el antisemitismo pero sí un grado de elasticidad y condescendencia preocupante",
lamenta Esteban Ibarra, presidente de Movimiento contra la
Intolerancia. "El antisemitismo aquí ha entrado en una nueva dimensión,
una constante de demolición. Es un golpe de baja intensidad al que no
damos importancia, que no sale en los medios porque el colectivo judío
no ha salido del armario, pero que tampoco cesa. Pum. Pum. Pum".
Ibarra
denuncia un nuevo "clima antisemita" que se extiende peligrosamente a
través de internet y que se impulsa desde tres vectores distintos: los movimientos neonazis, el integrismo yihadista y la extrema izquierda.
Las tres vías se nutren del poso cultural antisemita que pervive en
España. Isaac Querub cita al filósofo francés Charles Péguy: "Lo peor no
es tener un alma perversa, sino un alma acostumbrada".
España es
un país habituado al antisemitismo de forma casi inconsciente, un país
en el que una judiada es, según la RAE, "una mala pasada o acción que
perjudica a alguien". En el que se utilizan insultos como "perro judío"
incluso en las tertulias del corazón. O en el que hay pueblos en los que
a salir de copas en Semana Santa aún se le llama "salir a matar judíos".
"Existe un antisemitismo sociológico", explica Alejandro Baer,
profesor de Sociología y director del Centro de Estudios del Holocausto
y Genocidio de la Universidad de Minnesota. "Está en el ADN cultural
español y tiene mucho que ver con que nunca ha habido una reflexión de
fondo sobre el antisemitismo después del franquismo y su idea de las
conspiraciones judeo masónicas. Franco ya no está, pasamos la Transición
y parece que el antisemitismo desapareció por arte de magia, que muerto
el perro se acabó la rabia. Pero no es así, se ha transmitido de generación en generación y ha pervivido".
El 66% de los españoles no cree que negar el Holocausto sea un problema frente al 38% de media en la Unión Europea Eurobarómetro
Hace
sólo una década, más de la mitad de los estudiantes de Secundaria
encuestados para un estudio del Observatorio Estatal de Convivencia
aseguraba que no querría sentarse en clase al lado de un judío, pese a
que la inmensa mayoría jamás había conocido a uno. Diez años después, un
eurobarómetro arroja resultados igualmente preocupantes. El 66% de los españoles no cree que negar el Holocausto sea un problema frente al 38% de media en la Unión Europea. Y sólo el 22% cree que el antisemitismo es algo preocupante.
"La particularidad de España es que aquí ha pervivido el antisemitismo después de 500 años sin judíos, pese a que el pueblo judío es casi invisible", apunta María Royo.
Tan invisible es la comunidad judía que apenas representa el 0,1% de la población en España, un país en el que hay más antisemitismo que semitas.
"Pervive
el estigma y se ve muy claro en las redes sociales: el estereotipo que
vincula a cualquier judío por el mero hecho de serlo con cualquier cosa
maligna, el poder, dinero, intereses oscuros, la conspiración..".
"El
caso español requiere una reflexión profunda que aún no se ha producido
y que no llega porque la discusión está atravesada por el conflicto
israelí y palestino y por un colapso comunicativo", apunta Alejandro
Baer, que censura lo que llama "la retórica de la sospecha".
Los colectivos propalestinos, muy movilizados en España, mantienen que
las acusaciones de antisemitismo son un instrumento de los judíos para
bloquear toda crítica al estado de Israel. Y, a su vez, los
judíos creen que cualquier crítica a Israel, por muy justificada que
pueda estar, esconde en realidad un sentimiento antisemita. "En
esos términos de sospecha recíproca es imposible discutir sobre un
antisemitismo que sí existe de fondo, independientemente del espectro
ideológico, y que no se puede atribuir sólo a la derecha. La izquierda
tiene una responsabilidad especial".
El
caso español requiere una reflexión profunda que nunca llega porque la
discusión está atravesada por el conflicto israelí y palestino Alejandro Baer, sociólogo
La mayoría de colectivos judíos señalan en España a las sucursales del BDS (Movimiento Boicot, Desinversiones y Sanciones),
oficialmente una campaña internacional "contra la colonización, el
apartheid y la ocupación israelí" promovida en 2004 desde la sociedad
civil palestina. En su página web aseguran que no están "contra los
judíos ni contra los ciudadanos del estado de Israel", pero llaman al
boicot contra "la supremacía judía" y el "colonialismo sionista".
El BDS estuvo tras el boicot al cantante Matisyahu en el Rototom o la campaña contra un partido de la Liga Mundial de waterpolo entre España e Israel
que tuvo que celebrarse a puerta cerrada en noviembre de 2018. La
Justicia ha anulado recientemente decenas de mociones de ayuntamientos
españoles gobernados por la izquierda para adherirse a sus iniciativas.
"Para
la extrema derecha somos marxistas y comunistas. Para la extrema
izquierda, somos los usurpadores de la tierra de los palestinos. Y en
general, el judío es el explotador, el rico, el del todopoderoso lobby", lamenta Isaac Querub.
-¿Cuánta gente creerá que este reportaje está patrocinado por ese todopoderoso lobby judío?
-Habrá un porcentaje que lo creerá y otro que, aunque sepa que no es así, lo promoverá.