domingo, 26 de septiembre de 2010

A trabajar se ha dicho.


Miles de colonos desafían a Netanyahu y celebran el fin de la moratoria para la construcción de colonias

Decenas de miles de colonos israelíes han celebrado hoy fiestas en Cisjordania. Y han convertido el fin de la moratoria sobre la construcción y ampliación de asentamientos, expirada la pasada medianoche, en un desafío: "Hussein Obama, la tierra de Israel pertenece al pueblo de Israel", ha gritado Gershon Mesika, presidente del Consejo Regional de Samaria, en la colonia de Kyriat Netafim. Ha sido inútil que el primer ministro, Benyamin Netanyahu, pidiera moderación y que no se provocara a los palestinos: muchos diputados de su propio partido, el Likud, han acudido a los territorios ocupados para festejar con los colonos. El proceso de paz parecía moribundo, pero en Nueva York, con la máxima discreción, seguía negociándose algún tipo de fórmula que permitiera mantener las conversaciones.
El presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbas, ha sido muy claro en su intervención ante la Asamblea General de las Naciones Unidas. Ha dicho que Israel debía elegir entre paz y asentamientos. Y hasta hoy mismo ha insistido en que si no se renovaba la moratoria, y los colonos seguían ampliando la ocupación, no tenía sentido seguir negociando. El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, ha respaldado de forma inequívoca la posición de Abbas y ha pedido a Israel que no siguiera construyendo sobre territorio palestino.

Mahmud Abbas ha matizado, sin embargo, que no abandonaría automáticamente las negociaciones, sino que consultaría con el resto de los dirigentes de la OLP y con mandatarios árabes. Hoy ha anunciado que había pedido una reunión urgente de la Liga Árabe, con el fin de evaluar la viabilidad del proceso de paz ante la expiración de la moratoria. Por otra parte, ha asegurado que un fracaso del proceso de paz no conduciría, esta vez, a un estallido de violencia. "Ya probamos con la Intifada y nos hizo mucho daño", ha declarado al diario árabe londinense Al Hayat.

Abbas ha viajado a París para entrevistarse con el presidente francés, Nicolas Sarkozy. Pero el jefe del equipo negociador palestino, Saeb Erekat, ha permanecido en Nueva York tras la asamblea de la ONU. La diplomacia estadounidense seguía presionando a ambas partes para que mantuvieran con vida el proceso e intentaba convencer al gobierno israelí de que buscara una fórmula para mantener, por vía indirecta, una moratoria oficiosa sobre la extensión de los asentamientos.

Entre la euforia de los colonos y la actividad diplomática, ha resultado notoria la desaparición de Benyamin Netanyahu. El primer ministro israelí ha aprovechado la celebración de la semana del Sukkot (aunque hoy ha sido laborable) para no convocar el habitual Consejo de Ministros del domingo y para no desarrollar ninguna actividad pública. Eso le ha evitado tener que hablar de la moratoria. Ha dejado simplemente que pasaran las horas y que expirara, sin dar pistas sobre sus planes inmediatos. Incluso ha prohibido a sus ministros que hablaran con la prensa.

La posición de Netanyahu no era cómoda, ya que los colonos (casi 500.000 entre Jerusalén oriental y el resto de Cisjordania) constituían una parte importante de su electorado y su mayoría parlamentaria dependía de los partidos ultranacionalistas, enemigos de la creación de un Estado palestino. Por el otro flanco, el moderado, los laboristas insinuaban que podrían abandonar la coalición gubernamental si no se renovaba la moratoria.

Las dudas podrían prolongarse varios días. Fuentes cercanas al equipo negociador palestino han señalado que, en términos legales, la moratoria podía considerarse vigente hasta el día 30, y han añadido que con moratoria o sin moratoria la Autoridad Civil que rige los territorios ocupados era quien autorizaba o prohibía cualquier construcción en Cisjordania, sin necesidad de dar explicaciones.

No parecía fácil, sin embargo, que los colonos se resignaran a sufrir nuevas restricciones. Para ellos, los 10 meses de moratoria (pese a que en ella siguieron construyéndose los edificios iniciados previamente y siguieron expandiéndose las zonas judías en Jerusalén oriental) fueron una afrenta casi intolerable. Los discursos que se han escuchado en los asentamientos, donde las fiestas se han celebrado entre hormigoneras y excavadoras, no dejaban dudas sobre la inflamación de los ánimos. Han sido invocados los sufrimientos históricos del pueblo judío, la Biblia, la supuesta fe islámica de Barack Obama y la condición de "pecado gravísimo" de la moratoria para exigir que la colonización se reanudara a toda prisa.

Un diputado del Likud, Danny Danon, ha dicho que el Gobierno tenía que "pedir perdón" a los colonos por haberles tratado durante 10 meses como "ciudadanos de segunda clase". Más de 80 autobuses con militantes del Likud han acudido al asentamiento de Revava, acompañados de varias delegaciones internacionales (había incluso un grupo de chinos), para exigir a Netanyahu que no cediera a las presiones internacionales y de los sectores pacifistas de la sociedad israelí y dejara de "torturar" a los colonos.

Fuente:elpais.com

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