Un baño ritual de hace 2.000 años ha sido encontrado por
arqueólogos israelíes en el suroeste de Jerusalén. En el yacimiento
destaca su complejo sistema para recoger agua de lluvia sin intervención
humana. El extraordinario baño, descubierto en los trabajos de
preparación para construir una nueva carretera en el barrio Kiriat
Menajem, se remonta al período del Segundo Templo (siglos VI a.C. a I
d.C), informó un comunicado de la Dirección de Antigüedades.
"En los últimos años hemos descubierto numerosos baños rituales en
Jerusalén, pero el sistema de aprovisionamiento de agua de este es
extraordinario e inusual", dijo el arqueólogo Biniamín Storchan,
director del proyecto.
El baño consiste en una cámara subterránea a la que se accede
por escaleras y que recibía el agua de lluvia de tres pequeños acuíferos
en el tejado. A través de un sistema de canales era conducida al baño
ritual sin que fuera necesaria la más mínima intervención humana en
el traslado, lo que de acuerdo a las leyes religiosas judías más
estrictas haría impuro el líquido, aunque en muchos casos este precepto
no era observado.
Conocidos en hebreo como "mikve", los baños rituales son uno de los elementos espirituales más antiguos en el judaísmo como sistema de purificación y, después de miles de años, siguen siendo utilizados por hombres y mujeres de esta confesión.
Los hombres más observantes suelen sumergirse en sus aguas antes de
las fiestas más importantes (Año Nuevo y Yom Kipur) y las mujeres lo
hacen cada mes tras la menstruación. Otros baños de la misma época
solían tener el acuífero a una distancia cercana del baño ritual desde
el que el agua era trasladada por distintas vías.
En el descubierto en el barrio de Kiriat Menajem el sistema de suministro es más complejo
y estaba destinado a recuperar hasta la última gota de agua de lluvia
en una región que se caracteriza por su clima desértico. "Es interesante
destacar que el baño está construido de acuerdo a todas y cada una de
las leyes religiosas, como el recolectar el agua sin que haya contacto
humano y, a la vez, que no se derramase absolutamente nada", explicó el
arqueólogo sobre sus paredes, enyesadas con un material especial para la
época. Situado en un valle, el "mikve" servía a una comunidad de
agricultores afincados en esa zona a solo siete kilómetros de la antigua
Jerusalén,
Amit Reem, arqueólogo del distrito de Jerusalén, contó sobre el
descubrimiento que en el último siglo alguien limpió la cavidad
subterránea y la utilizó como cisterna, abriendo un hueco en el techo,
sin prestar atención a todo lo que le rodeaba.
Fuente:elimparcial.es
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