miércoles, 3 de abril de 2013

Obama en Israel: nada más que palabras - Jacob Israel Sananes

Por primera vez desde que es presidente de EEUU, Barack Obama pisaba suelo Israelí, con un despliegue policial jamás visto en la historia del país. La visita será recordada por los gestos y palabras, y no tanto por los hechos y propuestas.
Ha sido un viaje cargado de intenciones. Israel ha sido el primer país que ha visitado Obama desde que fuera reelegido, con lo que ha lanzado el mensaje a los enemigos de Occidente de que la alianza americano-israelí es inquebrantable.
– Momento delicado para Netanyahu. Obama aprovechó que la visita se producía en el momento político más delicado para el primer ministro Netanyahu, tras su fracaso electoral del pasado mes de enero. Sin embargo, el fiasco de Bibi y de su partido no ha sido tan grande como para hacerles perder el mando. Obama sabe que con un Netanyahu tocado es más fácil negociar; que éste será ahora más propenso a colaborar y escuchar propuestas, muy alejadas todas ellas de los intereses geoestratégicos israelíes.
– Eje islámico-occidental. Aunque en la visita no asomó el tema, días después los analistas hablaban de una posible intención de Obama de crear un eje islámico-occidental, con países como Turquía, Jordania, Marruecos y, quizá, Egipto, para hacer frente a Ahmadineyad y contener a la Hermandad Musulmana. De ahí que Egipto, gobernado actualmente por la Hermandad, pueda ser el país clave en las negociaciones. Israel, Estado odiado por los países anteriormente calificados de moderados, no se sentaría en esta mesa, sino que más bien estaría debajo, controlando lo que se pueda llegar a acordar. Este es el papel que Obama quiere para Israel, que éste contempla con cierto recelo. Pero la realidad supera a la ficción, y creer que el complejo puzzle de Oriente Medio pueda ser resuelto creando ejes es quimérico. Si bien las duras sanciones impuestas al régimen de Irán han afectado severamente a su economía, no es menos cierto que un Irán nuclear está más cerca y que el Gobierno de Netanyahu no lo va a permitir. Así como también es cierto que el acuerdo de paz con Egipto está hoy pendiente de cualquier eventualidad que tumbe los más de 30 años de relaciones entre ambos. Por lo que este eje, si sumamos también la crisis siria, suscita muchos más interrogantes que certezas.
– Palabras y show. El resto de la visita, para el público y de cara a la galería. Además de cortes insufribles en las calles, todo fueron palabras bonitas, discursos históricos, como el pronunciado ante unos universitarios, que muchos consideran opuesto al que pronunció en El Cairo.
– Sin una propuesta de paz. Lo que no trajo el presidente de Estados Unidos fue un plan de paz viable. Nadie salvo él sabe si la razón de ello es que en realidad no cree en una posible solución si o, simplemente, fue un gesto educado porque el plan que tiene en mente es impensable para cualquier ciudadano israelí.
Por lo tanto no hizo ni dijo nada nuevo (ya que todos tenemos claro que Estados Unidos es el principal aliado que tiene Israel...). Por ello, y para evitar este tipo de críticas, dijo en varias ocasiones –también durante su visita a Ramala– que su intención era "escuchar a las partes".
En resumen, las relaciones entre ambos países han mejorado considerablemente, pero por lo demás el viaje estuvo cargado de mucha palabrería: ninguna propuesta y, sin lugar a dudas, una oportunidad perdida para la garantía de la seguridad de Israel y, por ende, para la estabilidad en Oriente Medio.
Fuente:libertaddigital.com

No hay comentarios:

Publicar un comentario