La familia Berko en su casa de Amona, , coloca las velas de Hanukkah |
Nuevo desplante de la Organización de las Naciones Unidas y, en general, todo Occidente al único país en Oriente Medio que defiende los principios de la libertad sobre los que -en teoría- se edificó nuestra civilización: Israel.
Por
enésima vez, la ONU, con el visto bueno de Estados Unidos y de otros
países relevantes en el plano internacional, señala a Israel por sus
asentamientos en “territorio palestino” que tanto tiempo llevan
denunciando el grupo terrorista Hamás y sus marionetas gubernamentales en Gaza.
Sí: curiosamente, los que se han pasado años justificando
intervenciones militares y masacres de todo tipo en nombre de la
“democracia” y la “libertad” atacan ahora a una nación entera por el simple hecho de querer defenderse de los constantes e incesantes ataques de los yihadistas.
Parece ser que el hecho de que Obama juegue al nation-building allá
donde ya no le interesa mantener dictadores es algo que no consta en el
orden del día de las reuniones de la organización más vendida del
mundo. Pero las quejas de las autoridades de un país de dudosa
existencia contra la única democracia real de la zona bastan para que se
mueva cielo y tierra para secar sus falsas lágrimas.
Cabe destacar que Israel es la única de las dos partes del conflicto que ha demostrado su voluntad de dialogar
y llegar a un acuerdo con Palestina. De hecho, la mayoría de la
población israelí apoya que sea reconocida como Estado independiente. Pero
las autoridades palestinas y su pueblo ni desean adoptar medidas
diplomáticas ni aceptan reconocer al Estado de Israel como país.
¿Quién es el radical aquí? ¿Los que simplemente se defienden como llevan
defendiéndose años de las agresiones de países islamistas y hostiles? O
¿los que se empeñan en continuar su guerra santa contra un país
caracterizado por el progreso y la libertad religiosa? Parece estar
bastante claro.
Pero la ONU -y los gobiernos occidentales, en general- parece haberse postrado ante las directrices del marxismo cultural y los intereses de los enemigos de la libertad y la democracia:
precisamente los principios para cuya defensa fue concebida esta
organización. Aunque, claro, en Occidente somos propensos a olvidar
nuestros orígenes y nuestras bases como civilización en beneficio de
aquellos que buscan destruirnos. Y cada día hay más ejemplos de esto.
El
caso de Israel solo es uno de tantos casos en los que quienes se supone
que velan por nosotros y nuestros derechos se dejan engañar y manipular
por las fuerzas del liberticidio y el odio. Israel y, en definitiva, la defensa de nuestros valores en Oriente Medio, necesita el apoyo internacional para seguir sobreviviendo en un ambiente tan hostil. Y es repugnante e indignante que “el faro que guía” a toda democracia liberal de la espalda a más de 8 millones de personas que,
lejos de ser asesinos invasores sin escrúpulos, quieren vivir en paz,
desarrollando sus proyectos personales en un entorno favorable a la
libertad, la democracia y los valores del respeto y la convivencia.
Es importante que no olvidemos de dónde venimos. Pero igual de importante es -si no más- no olvidar a dónde vamos. Israel nos da el ejemplo que la ONU y nuestros gobiernos dejaron de darnos hace años:
la libertad es un jardín que hay que regar a diario y cuidar con sumo
empeño. Si se descuida, es solo cuestión de tiempo que lo invadan las
malas hierbas y lo destrocen las alimañas.
Fuente:larazon.es
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