Casa de Israel - בית ישראל


Desde " Casa de Israel " trabajamos para hacer frente al antisemitismo , la judeofobia y la negación o banalización de La Shoá ( Holocausto) .
No olvidamos las terribles persecuciones a las que fue sometido el pueblo judío a través de los siglos , que culminaron con la tragedia de La Shoá .
Queremos tambien poner en valor y reconocer la fundamental e imprescindible aportación de este pueblo y de la Instrucción de La Torá , en la creación de las bases sobre las que se sustenta la Civilización Occidental.

"... עמך עמי ואלהיך אלהי ..."

sábado, 23 de marzo de 2013

Dachau, el primer infierno nazi . 80 años de su apertura.

"Sabíamos que, tarde o temprano, nos esperaba la cámara de gas. Cuando me llegó el turno y anunciaron mi nombre, un sacerdote muy enfermo en la litera de al lado me dio su ración de pan, la comida de todo el día. Antes de llegar a las duchas llegó una contraorden para trasladarme y la ejecución se canceló como por milagro. El sacerdote murió aquella misma noche". Este es el momento de su paso por Dachau que más vivamente recuerda el superviviente Hermann Schipers, que el próximo 24 de julio cumplirá cien años.
El suyo fue un extraño caso en un primer campo de concentración que se caracterizó por sus prácticas extremadamente crueles y que sirvió de precedente, modelo y centro de formación para los guardianes del resto de los campos de exterminio nazis. Solamente en su campo de tiro, donde los oficiales de las SS ejercitaban en sus ratos libres, murieron haciendo el papel de blanco humano más de 4.000 prisioneros, según los registros. La cifra total de víctimas mortales no ha podido aún ser determinada, a pesar de que se cumplen ahora 80 años de la apertura del campo.
Ningún alemán puede decir que no supiese de la existencia de Dachau. Al menos ninguno que leyese los periódicos o escuchase la radio. El 21 de marzo de 1933, el máximo jefe de las SS, Heinrich Himmler, anunciaba en los periódicos de la mañana la apertura de un centro de confinamiento con capacidad de hasta 5.000 personas, en el que "serán encerrados los comunistas y socialistas que pongan en peligro la paz social".
En su artículo, que fue publicado no solamente en el brazo editorial del partido nazi Völkischer Beobachter, sino también en medios supuestamente independientes, como el Münchner Neuesten Nachrichten, afirmaba con cinismo que "hemos tomado esta decisión sin tener en cuenta preocupaciones mezquinas".
Los hornos crematorios del 'eficaz' campo de Dachau. | Magnum PhotosLos hornos crematorios del 'eficaz' campo de Dachau. | Magnum Photos
Nacía así el primer campo de concentración, que elevaba a la enésima potencia la capacidad del sistema nazi para procesar detenidos políticos y raciales. Comenzó albergando, tal día como hoy hace 80 años, a 150 comunistas y socialistas que fueron a parar a aquella antigua fábrica de municiones. Con el paso de los meses el campo se expandiría hasta contener hasta 170 campos subsidiarios de diferentes tamaños en el sur de Alemania y Austria. En junio de 1933 sería nombrado comandante del campo Theodor Eicke, quien desarrolló el plan organizativo y las normas que regirían Dachau y que serían exportadas después al resto de los campos de exterminio.
Pronto comenzaron a llegar sindicalistas y miembros de los partidos conservadores y liberales. Después homosexuales, gitanos, testigos de Jehová y sacerdotes católicos. A partir de noviembre de 1938, masivamente prisioneros judíos, más de 10.000 en sólo unos meses y, progresivamente, menos ciudadanos alemanes y más procedentes de los Sudetes, Chequia y, desde el comienzo de la guerra, Polonia.
Según la Fundación Topografía del Terror, más de 200.000 prisioneros fueron deportados a Dachau desde más de 30 nacionalidades diferentes. Por cientos eran sometidos a despiadados experimentos humanos para investigar los efectos de la presión atmosférica, la hipotermia, la inmersión o la malaria. A comienzos de 1942, más de 3.000 prisioneros fueron enviados a las instituciones mentales del castillo Harhiem, cerca de Linz, en los denominados "transportes de inválidos", donde eran sistemáticamente asesinados con gas venenoso. "Aquella existencia te convertía sin remedio en un delincuente o en un santo", concluye Hermann Schipers sus recuerdos sobre aquel infierno.
El hacinamiento desató el tifus y la enfermedad se llevaba a más presos que las cámaras de gas a diario. Aun así, el 27 de abril de 1945, fecha de la liberación por parte del ejército norteamericano, más de 67.000 presos se apretujaban en los barracones.
Fuente:elmundo.es

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