El primer ministro israelí, este lunes, en su conferencia en Washington.
"Querría que nuestro presidente fuera como su primer ministro".
Ivor, neoyorkino, ha viajado a Washington a asistir a la conferencia
anual de la Conferencia Anual del Comité de Acción Política
Americano-Israelí (AIPAC, según sus siglas en inglés). Pero se ha
perdido el acto estrella: el discurso del primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu.
"Tenía una conferencia telefónica con Suiza por trabajo. Lo había
preparado todo, pero el discurso empezó media hora tarde", se justifica.
Pero Ivor sí escuchó a José María Aznar, que fue uno de los primeros oradores de la Conferencia. Y
de ahí viene su entusiasmo, aunque no escuchó bien la introducción y no
se dio cuenta de que Aznar ya no es jefe del Gobierno desde hace once
años. Claro que eso no es lo más relevante.
AIPAC es sobre ideas, no sobre cargos. Y las 16.000 personas que,
según la organización, han escuchado a Benjamin Netanyahu -conocido
cariñosamente como 'Bibi' por sus seguidores, que eran la inmensa
mayoría de los asistentes- están de acuerdo en una idea central:
no se puede realizar ninguna concesión a Irán hasta que ese país no
abandone totalmente su programa nuclear. Netanyahu declaró que es su "obligación moral" explicar que los dos países "estamos en desacuerdo en la manera en la que hay que prevenir que Teherán lo logre".
La persona que precedió a 'Bibi' en la tribuna de oradores, la embajadora de EEUU en la ONU y confidente de Obama, Samantha Power, apenas recibió unos pocos aplausos de cortesía a pesar de que defendió a Israel con tanto vigor como el propio Netanyahu. "EEUU no tolerará que Irán obtenga la bomba atómica", dijo Power,
que citó al presidente John F. Kennedy al recordar que "los ideales del
sionismo han sido abrazados por presidentes y por legisladores de los
dos partidos". Pero embajadora también lanzó una puya: "debatir" la
política de ambos países "está bien";"politizarla, no".
Ésa es una sutil invectiva contra Netanyahu, cuya visita a Washington es un nuevo golpe a la relación entre el Gobierno de Barack Obama y el de Israel,
porque ha acudido invitado por el Congreso para, fundamentalmente,
criticar a la Casa Blanca. Es algo que 'Bibi' negó. "Somos casi una
familia", dijo, en referencia a la relación entre Estados Unidos e
Israel. Pero ya se sabe que las broncas familiares son, si no las peores, sí en las que más se grita.
Fuente:elmundo.es
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