Ya finalizando esta jornada visitamos la frontera con Siria y el lugar conocido como el Valle de las Lágrimas , lugar de heroicas batallas en la guerra del Yom Kipur en el año 1973.
Antes de ver alguna de las fotografías puedes leer este hermoso relato de hechos que se dasarrollaron en el lugar que estuvimos visitando.
Antes de ver alguna de las fotografías puedes leer este hermoso relato de hechos que se dasarrollaron en el lugar que estuvimos visitando.
El 6 de octubre de 1973 los ejércitos sirio y egipcio atacaron a las
fuerzas armadas de Israel, que fueron sorprendidas sin estar preparadas.
Comenzaba la Guerra del Yom Kipur.
Ese día Zvi Greenhold, el señor de la fotografía, estaba de permiso.
Tenía rango de teniente, y al enterarse de que había comenzado la
guerra, se puso su uniforme, y haciendo autostop llegó hasta Nafekh. En
ese lugar se encontraba el Cuartel General de la Brigada Barak. Y muy
cerca pasa la llamada ruta Tapline. No se trata de una carretera, sino de un oleoducto comenzado en 1947.
Zvi no había destacado especialmente hasta ese momento; eso sí, conocía
bien la zona en la que se estaba produciendo el ataque sirio ya que
había nacido en el kibbutz Lohamei HaGeta’ot, que se encuentra en la costa, muy cerca de la frontera con el Líbano.
Es muy largo contar la masiva batalla (batallas) de tanques que tuvo
(tuvieron) lugar a lo largo de la primera semana de guerra en los Altos
del Golán. Basta con decir que se la ha comparado con Kursk. Y en ella,
el episodio más destacado, hasta el punto de ser considerado un
ejemplo casi perfecto de batalla defensiva, es la actuación de la 7ª
Brigada en el Valle de las Lágrimas, que entre el 7 y el 8 de octubre
de 1973 destruyó más de quinientos tanques y blindados en un frente de
apenas veinte kilómetros.
Sin embargo, la acción de guerra más llamativa de la campaña fue
resultado de la necesidad de improvisar y es extraordinaria. Si se
divide el frente en dos partes, la norte y la sur, resulta más fácil de
comprender. En la parte sur, la que atraviesa la ruta Tapline hasta
Nafekh, las fuerzas sirias destruyeron prácticamente la Brigada Barak,
que perdió casi un noventa por ciento de sus comandantes, entre ellos al
coronel Ben Shoham, que fue alcanzado cerca de Nafekh, en uno de los
momentos culminantes de la guerra. Y por ese agujero abierto a través
del camino del oleoducto, se intentaron colar dos divisiones sirias más
una división acorazada. Casi seiscientos tanques hicieron lo posible
por llegar al puente de Arik, sobre el río Jordán. Y se quedaron muy
cerca. Si no lo lograron fue gracias a la rapidez de los israelíes a la
hora de movilizar sus reservas y al tiempo que ganaron unas fuerzas
muy escasas.
Cuando el teniente Zvi llegó, la situación ya era caótica. Pidió el mandó de una fuerza de tanques y le entregaron cuatro, de los que tres estaban siendo reparados mientras se extraían de ellos los cadáveres de sus tripulantes. Su nombre sería el de Fuerza Zwicka, el apodo del teniente.
Esa misma tarde avanzó con sus cuatro tanques por la ruta Tapline y se
encontró con la avanzada de las fuerza sirias, que habían sobrepasado y
rodeado las fuerzas de Ben Shoham (que anduvo toda la noche
ocultándose y dirigiendo sus fuerzas por radio). Mientras tanto, Zwicka
había empezado su cuenta particular. Eran las nueve de la noche del día
6. En los primeros enfrentamientos, su tanque perdió el sistema de
comunicaciones, así que se pasó a otro y ordenó al que había sido suyo
que hiciera lo mismo que él. Sin embargo, al poco tiempo su anterior
tanque había sido destruido. Se había quedado solo, así que decidió
esperar, al oeste de la ruta Tapline.
Pronto, todo el mundo, por radio, comenzó a seguir las andanzas de la Fuerza Zwicka,
formada por un solo tanque, aunque sólo él conocía ese hecho. Una
media hora más tarde de haberse emboscado, vio como una columna de
treinta blindados sirios y camiones de apoyo avanzaban por la
carretera, así que esperó, y cuando estaban muy cerca, a apenas veinte
metros, disparó contra el primer tanque y huyó. Y empezó a disparar
desde diferentes posiciones, moviéndose constantemente y haciendo creer
a los sirios que estaban siendo atacados por una fuerza superior.
Cuando había alcanzado a diez tanques, los sirios retrocedieron.
Parecía que a Zvi le acompañaba la suerte, ya que se le unieron otros
siete tanques, al mando del teniente coronel Uzi. Por desgracia, la
columna, que había avanzado hacia el sur, siguiendo la ruta, en la
dirección del repliegue sirio, fue sorprendida por fuerzas sirias y tuvo
que defenderse durante tres horas, en las que prácticamente fue
destruida y en la que el propio Uzi perdió un brazo y quedó ciego.
Zvi, que mandaba un pelotón de tres tanques dentro de la fuerza de Uzi,
retrocedió, pero sus tanques fueron alcanzados y sus ocupantes muertos
o heridos. El propio Zvi salió ardiendo del tanque y tras rodar por el
suelo, corrió hacia la alambrada que corría paralela al oleoducto, y
saltó a la carretera, por la que corrió hasta encontrarse con un tanque
israelí, que venía siguiendo el camino de la fuerza de Uzi. Zvi se
hizo cargo del tanque (tuvo que cambiar seis veces de tanque) y de otro
que estaba evacuando heridos y anunció por radio que la Fuerza Zwicka seguía existiendo, justo antes de atacar a dos tanques sirios que, de nuevo, avanzaban por la carretera.
Ya estaba amaneciendo cuando pudo unirse a las fuerzas del coronel Yisraelí, que parecía ser capaz de detener el avance sirio, en esa mañana del día 7 de octubre. Sin embargo, se trataba de una ilusión. Los sirios habían flanqueado a las fuerzas israelíes y habían avanzado más de cuatro kilómetros más allá de donde se encontraban. Los sirios estaban a punto de tomar Nafekh. Así que Ysiraeli ordenó retirada, entre fuertes combates. Poco tiempo después, De la fuerza de Ysiraeli sólo quedaban tres tanques, entre ellos el de Zvi, que, de camino a Nafekh, sobrepasó el blindado de Ben Soham, que colgaba, muerto a los pies, tras haber sido ametrallado en lo alto de la torreta.
Zvi, otra vez solo, dejó la carretera, en la que estaban emboscado los
sirios, esperando el repliegue, y se dirigió a Nafekh campo a través.
Cuando se acercaba al Cuartel General, que estaba siendo asediado, se
encontró con otro tanque, al mando de un reservista, y le ordenó actuar
con él. En ese momento, empezó a disparar como un loco contra todos
los blindados que veía. Tras treinta horas de lucha sin descanso, el
conductor de su tanque, en estado de shock, lo mandó todo a la
mierda, paró el tanque y salió huyendo. Zvi pudo localizar otro
conductor y seguir luchando. En una conversación, ya famosa, un capitán
informó que Nafekh estaba perdido y que sólo quedaba un centurión (el
tanque de Zvi), llenó de locos, disparando contra los sirios.
En ese momento, apareció la 79ª Brigada del coronel Ori, la esperada fuerza de reserva, que torció el curso de la batalla.
Zvi no paró. Se dirigió hacia otra base que estaba siendo atacada, pero
al pasar cerca de tres tanques israelíes vacíos e intactos, con los
motores en marcha, descendió del suyo y empezó a patear uno de los
tanques. Poco después, bajó de su tanque, con las ropas y el cuerpo
quemados, se dirigió al mayor Dov, el segundo de Ben Soham y le dijo,
“no puedo más”. Se derrumbó. Había destruido cuarenta tanques y veinte
blindados sirios.
He leído que los sirios dan, todavía, a la Fuerza Zwicka la categoría de batallón, y hay quien sostiene que un tanque paró el avance de una división acorazada.
En fin, el propio Zvi Greenhold llegó a afirmar que tampoco estaba tan
cansado, que fue ver esos centuriones abandonados lo que le llevó a
pensar que lo que había hecho quizás no había servido para nada. Parece
que se equivocaban
Fuente :http://tsevanrabtan.wordpress.com/2010/08/17/no-puedo-mas/.
Entrada al Kibutz El Rom
Campo de minas en la frontera con Siria
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