La comunidad judía recordó a las víctimas de la 'Shoá' y agradeció la presencia de Barbón, «el primer presidente que participa en el acto»
«Este es un día de dolor y también de reivindicación en el que queremos que el mundo sepa que esto pasó y que las instituciones tomen un papel activo y consciente en el brote del antisemitismo», manifestó la presidenta de la comunidad judía en Asturias, Aida Oceransky, durante el acto en memoria de las víctimas del Holocausto -'Shoá' en hebreo- celebrado ayer en Oviedo y que coincide con el 75 aniversario de la liberación del campo de exterminio de Auschwitz.
Este
es uno de los días más importantes para la comunidad judía porque
«recordamos el terrible asesinato masivo de 18 millones de europeos
asesinados por los nazis, de los cuales seis millones eran judíos»,
añadió. Un día para la reflexionar sobre lo ocurrido y en el que, según
Oceransky, «nuestra memoria es la mejor herramienta para que el
Holocausto no se repita».
La celebración marcada por una profunda
emoción reunió a cerca de un centenar de personas en torno al monolito
conmemorativo ubicado el Campo San Francisco. Entre ellos, y por primera
vez, un presidente del Principado. «Es todo un honor ser el primer
presidente que asiste», aseguró Adrián Barbón. «En un mundo en el que
por desgracia hay que vacunarse permanentemente frente al fanatismo», es
importante recordar «cómo una idea fanática se convierte en régimen,
destruye la democracia y cómo desde el poder asesina; porque eso fue el
nazismo y no lo podemos olvidar», recalcó. Barbón cerró su intervención
con la lectura del poema 'Izkor', escrito por el escritor superviviente
del Holocausto Abba Kovner. Oceransky agradeció la presencia del
presidente, así como de la delega del Gobierno, Delia Losa; y del
alcalde de Oviedo, Alfredo Canteli, entre otros representantes políticos
del Consistorio ovetense, así como diputados del PP y de Vox en la
Junta General del Principado, que «han venido a arroparnos en este acto y
a mostrar que las instituciones tienen sensibilidad hacia este tipo de
cosas», añadió.
Durante el acto, que se desarrolló en un
respetuoso silencio, se leyeron varias poesías que pusieron voz al dolor
y a la pérdida de los que sobrevivieron a la barbarie nazi. La primera
de ellas fue la desgarradora 'Auschwitz' de León Felipe, a la que
siguieron la oración fúnebre 'Kadish', escrita por Erika Gumgrud,
superviviente del campo de concentración; y la antes mencionada 'Izkor'.
Después,
se encendieron seis velas en recuerdo de las víctimas de la Shoá. Una
de ellas por «todos los que fueron perseguidos por su ideología, por ser
gitanos, discapacitados u homosexuales», fue encendida por la concejala
de Educación de Oviedo, Yolanda Vidal. El alcalde Canteli encendió otra
en honor de «los justos entre las naciones que ayudaron a salvar a los
judíos». A Delia Losa le correspondió la vela en memoria de los 7.000
españoles víctimas de los campos de concentración, entre ellos, 160
asturianos. Por último, Barbón se encargó de la que conmemora «a los
supervivientes
que lograron rehacer sus vidas».
«Solo nos preocupa el odio»
La
celebración concluyó con la tradicional colocación de piedras sobre el
monolito. Una costumbre entre las comunidades judías que se lleva a cabo
cuando se visita un cementerio, un monumento funerario o dedicado a la
memoria de los que ya no están. Uno a uno, todos los presentes colocaron
una pequeña piedra al pie del monolito, en señal de respeto. «Los
judíos no dejamos flores como muestra de nuestra presencia sino piedras
que permanecen y no se pudren», señaló Oceransky.
La jornada «es
una llamada a la reflexión sobre lo que está pasando y puede ocurrir»,
destacó la portavoz de la comunidad judía. Ante el avance de la
ultraderecha en Europa y su crecimiento en España, Oceransky asegura que
«no estamos especialmente preocupados por este motivo. Estamos
preocupados porque hay grupos que fomentan el odio a ambos lados, o a
los que profieren insultos racistas en los campos de fútbol a los
jugadores, es algo que no se puede consentir y exige medidas tajantes.
Entonces, debemos tener consciencia de que cuando se fomenta el odio se
puede llegar a lo que pasó en Alemania. Si no se para el odio y se
admite al que piensa distinto que tú puedes acabar en una desgracia como
en la que hemos acabado», concluyó.
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