En la periferia de Israel, donde no llegan los
focos, muchos la ven como la dama más bella, popular, vibrante y
moderna. Algunos, sin embargo, la acusan de egocéntrica, esnob y
presumida. Nadie discute su preparación y sofisticación. Tel Aviv, centro cultural, económico, tecnológico y de ocio, lidera una nueva forma de vida. "La ciudad más inteligente del mundo", como sentenció el último Smart City Expo World Congress celebrado en Barcelona.
Los 418.600 habitantes de esta villa mediterránea son conejos de laboratorio en un experimento digital con inteligentes sensores, parkings, guarderías y esquinas. «En Tel Aviv, el futuro ya está aquí», dicen con orgullo en el Ayuntamiento alegando que el concepto de Smart City
está cambiando el cuerpo y alma de la vida urbana. Ya sea al comprar el
pan, asistir a una obra de teatro, aparcar el coche o leer la prensa.
Todo gracias a tarjetas digitales, mapas guiados, aplicaciones
en smartphones y Wi-Fi gratuito en todas las calles, plazas y playas de
la ciudad.
«En lo que se refiere a innovación y start ups, Tel Aviv está considerada la ciudad más importante tras Silicon Valley. Tenemos unas 700 start ups. Per cápita, más que nadie en el mundo», indica Hila Oren, la fundadora y directora general de la empresa municipal Tel Aviv Global. Es también la madre espiritual de la «Librería», un espacio en el sur de la ciudad que permite a pequeñas empresas tecnológicas crecer y creer en su idea. En la llamada Start Up Nation, la capital no es Jerusalén, sino Tel Aviv. Oren nos cuenta una anécdota: «Ayer, nada más entrar en el parking del Teatro Habima, identificaron mi número. Recibí inmediatamente un sms y un número para devolver la llamada. Pago automático. De esta forma, no pierdo tiempo en buscar la máquina para pagar. Este sistema agiliza el proceso y es más barato».
Oren cree que el acceso a Internet desde cualquier
parte de Tel Aviv fue decisiva para ganar el certamen en Barcelona.
«Somos la única ciudad en el mundo que tiene Wi Fi gratuito en todas sus
calles, incluido en la playa, autobuses, centros comerciales, etcétera.
El alcalde, Ron Huldai, defiende que si un ciudadano tiene derecho a recibir agua y electricidad también debe tener acceso a Internet».
El joven Amitai Gindel enseña a este diario «la joya de la corona»: la tarjeta digital
que deja atrás la Tel Aviv analógica. «Hace dos años, el Ayuntamiento
decidió una nueva estrategia para acercarse al ciudadano y luchar contra
la idea de que es un organismo frío, grande y burocrático. Digital Card se especializa en lo que realmente necesita su portador y le ayuda en función de su edad, ámbitos de interés, trabajo, hábitos diarios, necesidades de sus hijos, etcétera», comenta Gindel, mánager de este proyecto.
Más de 100.000 habitantes usan ya la tarjeta. Un número muy alto teniendo en cuenta que sólo los mayores de 13 años pueden recibirla. Maor Gillerman
es uno de ellos. Nacido en esta ciudad hace 38 años, puede calibrar los
cambios en el llamado «Estado de Tel Aviv». «Hoy todo es digital. Lo
que usted llama Smart City, para mí es algo normal y natural. Por ejemplo, inscribir con mi tarjeta a mis tres hijos en las guarderías y escuelas o aparcar en la calle», comenta en el norte de la ciudad.
Otro ejemplo. Minutos antes de empezar una obra de teatro, quedan 50 entradas libres. El Gran Hermano avisa a los habitantes que sabe que les gusta el teatro y les ofrece ir a un precio irrisorio.
Aunque suele tener los pies bien enraizados en el caro suelo de Tel Aviv, el argentino-israelí Sergio Vinitsky sigue en las nubes. Como delegado de Fira Barcelona en
Israel, se siente orgulloso. «Todos quedaron impresionados en el
congreso al ver cómo un país de apenas ocho millones de habitantes vino
con 17 empresas que exponían sus productos y 43 ciudades representadas.
De Inglaterra, por ejemplo, sólo había siete», dice a EL MUNDO antes de
recalcar: «Muchos israelíes fueron no sólo a exponer, sino a aprender
qué se hace en el mundo».
Según él, «existe gran interés en España en el concepto Smart City en Israel porque aquí lo que no falta son las ideas. Es una
potencia en todo lo que respecta a procesamiento de datos, párking,
semáforos, sensores inteligentes y tecnología aplicada a los ciudadanos».
¿Qué aconsejaría a los alcaldes españoles de cara al futuro? «Que
definan lo que quieren hacer y dónde quieren llegar en la ciudad. Mi
lema es definir, estudiar y por último implementar. Estar en constante
interacción con lo que pasa para el feedback», contesta.
Oren ve un futuro marcado por una economía municipal compartida. «Puede nacer una moneda del ayuntamiento para, por ejemplo, comprar a otro ciudadano una bici o pagar clases privadas», pronostica.
La vitalidad y creatividad de la ciudad se explica también por su
juventud. El 30% de los habitantes de Tel Aviv tienen entre 18 y 35
años. El motor de la burbuja convertida en forma de vida.
Fuente: Sal Emergui para elmundo.es
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