Ojalá lleguen a realizarse en este año que se inicia nuestros vehementes anhelos de alcanzar la paz, mejorar la seguridad, promover el crecimiento económico, salvaguardar el porvenir del pueblo judío y reforzar los vínculos entre Israel y nuestros hermanos judíos de la Diáspora.
La ocasión de alcanzar la paz está en puertas y no se la debe dejar pasar, aún si ello exige dolorosas concesiones. El rechazo rotundo de los árabes, que clamaban: "no" a toda negociación, "no" al reconocimiento de Israel y "no" a la paz, ha dejado paso a la triple aceptación de la iniciativa saudí. La comunidad internacional apoya con entusiasmo los esfuerzos por adelantar el proceso de paz. Estoy convencido de que merced a un esfuerzo concertado, podremos realizar nuestro anhelo de una paz integral, que traerá estabilidad, tranquilidad, seguridad y prosperidad a nuestros hijos y a nuestros nietos.
Las armas nucleares en manos de fundamentalistas extremistas constituyen una amenaza para toda la humanidad y no sólo para Israel. La comunidad internacional debe formar un frente amplio y sólido frente a Irán. Ojalá esta terrible amenaza sea apartada de toda la humanidad y el mundo pueda gozar de una nueva era de paz y seguridad.
La economía de Israel está mostrando los primeros indicios de recuperación, después de la crisis económica global. Los indicadores macroeconómicos son prometedores y ello se refleja en la expansión de las inversiones, la reactivación de las industrias de alta tecnología y un florecimiento renovado de creación de empresas "start-up". Es el momento de asir esta oportunidad, invirtiendo en Israel en campos tales como energías alternativas, producción de agua, infraestructuras de seguridad, sistemas avanzados de educación y enseñanza, e industria de las células madre. Allí se encuentra el futuro y en nuestras manos está el hacerlo llegar a corto plazo.
Es esencial forjar lazos con nuestros hermanos de la Diáspora basados en sólidos cimientos de asociación y educación. No cabe sobreestimar el papel de la educación en la Diáspora. Es el fundamento en el que se asientan los puentes entre las comunidades judías de todo el mundo e Israel. Constituye la carta de alianza entre la juventud judía y nuestra nación, y es la base de una mayor conciencia de lo que significan las relaciones Israel-Diáspora. Servirá para preservar nuestro rico legado cultural y nuestras tradiciones.
El espíritu de asociación debe ser reforzado en todos los ámbitos de las relaciones entre Israel y la Diáspora. Nos enfrentamos a cambios dramáticos, que subrayan una vez más la necesidad en horas de prueba de mantenernos unidos por una responsabilidad mutua, según lo dictaron nuestros profetas. Toda amenaza al bienestar de una comunidad judía del mundo es una amenaza a Israel. El destino de nuestros hermanos judíos de la Diáspora ocupa un lugar central en el corazón de Israel.
Queridos amigos, al entrar en este nuevo año deseo expresar mis mejores votos a todos los judíos de la Diáspora, con la esperanza de que éste sea un año de alegría y buenas nuevas para todos.
Y oremos juntos por el pronto retorno de nuestros soldados tomados como rehenes y prisioneros.
Y oremos juntos por el pronto retorno de nuestros soldados tomados como rehenes y prisioneros.
Shana Tova U’Metukah,
Shimon Peres
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