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Tel Aviv |
Israel enfrentaba un grave problema de inflación en la primera mitad de la década de 1980. El aumento interanual de los precios llegó a rondar el 400% en 1984. No hablamos de un repunte esporádico: la inflación superó el 300% en los años 1980 y 1985 y se movió entre el 100% y el 150% en los ejercicios 1981, 1982 y 1983.

Menos impuestos, menos gasto y menos deuda
La presión fiscal se ha reducido de manera continuada entre los años 2000 y 2015. Hace tres lustros, alcanzaba el 44,2% del PIB, pero en 2015 había caído al 37,3% del PIB. Un año clave para reducir el peso de los impuestos fue 2003, cuando el entonces ministro de Finanzas y hoy primer ministro, Benjamin Netanyahu, redujo el Impuesto de Sociedades del 36% al 18% y bajó todos los tramos del Impuesto sobre la Renta, llevando el tramo superior del 64% al 44%.


Crecimiento e innovación
Entre 1986 y 2008, el PIB ha experimentado tasas de aumento superiores al 2% en todos los ejercicios salvo 1989, 2001, 2002 y 2003. De hecho, la tasa de crecimiento ha sido superior al 4% en trece de los veintidós años estudiados. Desde los años 80 hasta hoy, la tasa media de expansión de la economía ha sido del 4%, lo que se ha traducido en una espectacular multiplicación del PIB per cápita real, que pasó de 6.000 dólares en 1980 a 37.000 dólares en 2010.Una de las claves del milagro económico de Israel, es el dinamismo de su sector emprendedor. Como explicó Libre Mercado, “las trabas burocráticas y administrativas a los emprendedores son ridículas en comparación con las que aplicamos en España. Por eso no sorprende leer que Israel es uno de los centros de innovación más importantes en el mundo. Los datos no dejan lugar a dudas: con 8 millones de habitantes, Israel tiene más start-ups cotizadas en el Nasdaq que todos los países europeos juntos. Además, su industria de capital riesgo (venture capital) es una de las más importantes del mundo”.
Fuente:libertaddigital.com