El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, pidió este lunes al presidente de Estados Unidos, Barack Obama, que no se fíe de las buenas palabras de Irán y que mantenga e incluso aumente las sanciones contra el régimen de Teherán.
"Irán está comprometido con la destrucción de Israel. El programa
nuclear debe ser completamente desmantelado
Si Irán continúa con su
programa nuclear durante las negociaciones, las sanciones deben ser
reforzadas", dijo Netanyahu tras reunirse con Obama en la Casa Blanca.
Tres días después de la primera conversación entre un presidente de EEUU y otro de Irán en 34 años, Netanyahu visitó a Obama con el mismo mensaje escéptico sobre las intenciones de Teherán. Los dos líderes se reunieron durante algo más de una hora y almorzaron juntos.
Netanyahu intenta convencer a Obama de que no se deje engatusar por la ofensiva diplomática del presidente iraní, Hasan Rohani, en Nueva York. La semana pasada, el iraní hizo un discurso moderado ante Naciones Unidas, condenó explícitamente el Holocausto
y se reunió con líderes europeos. Justo cuando se iba en coche hacia el
aeropuerto para volver a casa, habló por teléfono con Obama y se
convirtió así en el primer presidente iraní en llamar a uno
estadounidense desde 1979.
Tras la reunión en la Casa Blanca, el primer ministro israelí dijo ante la prensa que los gestos no son suficientes. A su lado, Obama replicó que será cauteloso en su trato con Irán. "Empezamos las charlas con Irán con los ojos abiertos",
dijo el presidente de EEUU, que también aseguró que consultará con
Israel durante las charlas con Teherán y que "no se han quitado opciones
de la mesa". Obama reconoció que las negociación con Irán "no serán
fáciles" y que cualquier acuerdo necesitará «el estándar más alto de
verificación".
Después de la llamada telefónica de Rohani a Obama, Netanyahu pasó el fin de semana reescribiendo el discurso
que dará ante la Asamblea General de la ONU este martes y afinando su
mensaje para la Casa Blanca. El primer ministro israelí ya tenía
previsto subrayar la amenaza nuclear de Irán.
Es el mismo que el año pasado sacó el dibujo, estilo cómic, de una bomba a punto de estallar para hablar de Teherán. Ahora ha retocado sus declaraciones para insistir más en la inocencia de estadounidenses y europeos ante el nuevo tono del Gobierno de Rohani.
"Diré la verdad frente al intento de engatusar y al ataque de
sonrisas", dijo Netanyahu antes de volar a Estados Unidos el domingo. El
primer ministro insiste en que la seguridad de su país está en juego y
que Occidente debe tener cuidado con las maniobras de Teherán para librarse de las sanciones.
Netanyahu insiste en que no se alivie ningún castigo hasta que Irán
cumpla con todas las condiciones que llevan años pidiendo los
occidentales, como que pare el enriquecimiento de uranio dentro de su
territorio con las 18.000 centrifugadoras en su poder o que clausure un
nuevo reactor con plutonio, otro material para conseguir la bomba
atómica.
El primer ministro israelí ya se ha enfrentado a Obama en otras ocasiones porque le gustaría ver más firmeza,
aunque fuera retórica, en Washington. El año pasado, Netanyahu insistía
en que Obama debía definir con claridad una 'línea roja' sobre el
programa nuclear iraní y estar dispuesto a atacar o a apoyar un ataque
por parte de Israel como castigo a los progresos en el enriquecimiento
de uranio hacia la bomba atómica. Los expertos de Tel Aviv repiten que Irán tiene esta arma de destrucción masiva al alcance.
Pero aunque tenga a Israel y a Arabia Saudí en contra, Estados Unidos está decidido a negociar una vez más sobre el programa nuclear iraní. John Kerry,
el secretario de Estado, participó el jueves por primera vez en las
charlas con el ministro de Exteriores de Irán y los representantes de
Reino Unido, Francia, Alemania, Rusia, China y la UE. La próxima cita
diplomática es el 15 de octubre en Ginebra.
Pese a la década de negociaciones infructuosas, el Gobierno iraní
dice ahora que un acuerdo es posible en 2014. Los escépticos insisten en
que Teherán tiene un historial poco alentador. Rohani fue negociador
para el acuerdo nuclear de 2003 que su país después no respetó.
Fuente:elmundo.es
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