Varias sociedades occidentales, entre ellas la española, llevan décadas
inmersas en un importante proceso de secularización. Las autoridades y
los líderes religiosos han perdido buena parte de la influencia que
tuvieron en el pasado cercano. Para unos esto es causa de preocupación,
mientras otros creen que es señal de avance social.
En este contexto, es interesante analizar cuál es la relación entre la
religión, el desempeño económico y la libertad individual. ¿Es la práctica de la religión incompatible con las posturas liberales favorables a la economía de mercado?, ¿son el libre mercado y la libre competencia consistentes con los valores religiosos?
Para analizar estas cuestiones, el think-tank israelí Jerusalem Institute for Market Studies celebró la semana pasada en Jerusalén una conferencia
en honor al 100º cumpleaños del fallecido Milton Friedman, Premio Nobel
de Economía y gran divulgador de las ideas liberales. Bajo el título de
Religion and Economic Liberty: A Match Made in Heaven? (Religión
y libertad económica: ¿un encuentro hecho en el Cielo?), numerosos
expertos y analistas de renombre internacional se congregaron en la
capital israelí para compartir sus ideas.
El sistema legal judío
Fue precisamente el hijo de Milton, el polifacético David D. Friedman, quien abrió las jornadas con una ponencia sobre el sistema legal judío. En el marco de sus investigaciones sobre sistemas legales alternativos muy diferentes a los nuestros, David consideró la ley judía
como el más y mejor documentado sistema legal de la historia. A partir
de la Torah (los cinco primeros libros de la Biblia que fueron
entregados a Moisés) y la tradición oral que desembocaría en el Talmud, se fue formando un corpus legal que sobrevivió a la tendencia hacia la "uniformidad judicial" durante casi 2.000 años de historia, sin ningún gobierno que lo sostuviera.
Según Friedman, la ausencia de un ente que ostente el monopolio
territorial de la coacción legítima (Estado), no supone la ausencia de
ley y orden, como ejemplifica con el caso judío. La mayoría de los
judíos en la Diáspora
(desde el año 70 hasta 1948), señaló Friedman, vivieron bajo la ley
judía de forma efectiva, pese a carecer de procedimientos formales para
hacer cumplir las normas como los tribunales.
En definitiva, este economista especializado en el análisis económico
del Derecho utiliza este caso como ejemplo de cómo la religión puede dar
forma a la ley –independiente del Estado-, siendo ésta esencial para el
funcionamiento de la sociedad y los mercados.
La libertad como valor fundamental
Leo Leonard,
presidente de la comisión estadounidense sobre libertad religiosa
internacional, enfatizó la crucial importancia del principio de la
libertad de creencias y prácticas religiosas, señalando que una sociedad realmente próspera es imposible sin esta libertad. "Si no eres libre para pensar y creer, no eres libre para crear valor para ti mismo", sentenció.
Por su parte, la profesora de economía Carmel Chiswick,
hizo una defensa de la no intervención del gobierno en los asuntos
religiosos de la sociedad, o lo que llamó "pluralismo religioso", es
decir, separación total entre Iglesia y Estado y libertad de entrada y salida de congregaciones y distintas denominaciones religiosas.
Para esta economista, el hecho de que el Estado establezca una religión oficial, presenta problemas similares a los que ocurren cuando se crean monopolios por la vía legal:
que se reduce la calidad del servicio que se presta o los bienes que se
producen. En este sentido, puso el ejemplo de los Estados Unidos, país
que nació basado en este pluralismo religioso –al contrario que en
Europa- y que históricamente ha sido considerablemente más religioso que
el viejo continente.
Israel es uno de los países en los que existe una importante
intervención del gobierno sobre los asuntos religiosos, ya sea
financiando a organizaciones o limitando la elección en servicios como
el matrimonio o los entierros mediante monopolios locales o concesiones
de licencias. Por ejemplo, en el caso de los matrimonios, el rabinato de
Israel mantiene un monopolio legal sobre esta materia y la tarifa se
determina por el Ministerio de Religión (162 dólares). Dados los
requisitos de tipo religioso exigidos para casarse en Israel, el Estado
reconoce aquellas bodas celebradas en el extranjero, con la curiosa
consecuencia de que 1.500 parejas israelíes contraen matrimonio en
Chipre cada año (lo que supone alrededor del 4% del total de matrimonios
judíos).
El investigador del JIMS, Yarden Gazit, abordó este tema en su ponencia "El mercado de los servicios religiosos en un Estado judío",
proponiendo ciertas reformas aperturistas en el Ministerio de Religión y
apuntando que los servicios de corte religioso que se proveen
privadamente no generan polémicas en la arena política.
Judaísmo y economía de mercado
Otro de los grandes temas que se tocó en la conferencia fue la relación entre el judaísmo, los judíos y la economía de mercado. Robert Sauer, economista y presidente del JIMS, abordó esta cuestión en su ponencia "Jewish Economic Theory and Practice: Why the Distaste for Economic Liberalism?" (La teoría económica judía y la práctica: ¿por qué el desagrado hacia el liberalismo económico).
Sauer cmpezó comentando el lugar común que domina estas discusiones: el
judaísmo, de forma similar a otras religiones, es naturalmente proclive
hacia posturas intervencionistas (lo que llamó la "izquierda
económica"), debido a su defensa de la "justicia social". En este
contexto, puso sobre la mesa datos que apuntan al hecho de que los judíos parecen ser diferencialmente escépticos hacia los mercados libres.
Éste es un hecho que, según Sauer, no deja de ser paradójico, puesto
que los judíos a lo largo de la historia han prosperado, y lo siguen
haciendo en la actualidad con gran éxito como puso de manifiesto Barry Chiswick,
gracias a los mercados. ¿Por qué la paradoja? ¿Existe entonces un sesgo
"anti-mercado" en las enseñanzas del judaísmo?, se preguntó el
presidente del JIMS.
La respuesta que dio fue negativa: "El judaísmo es claramente una religión que no debe considerarse como anti-capitalista",
según se recoge de los cinco principios económicos básicos del
judaísmo, entre los que destacan la clara defensa de la propiedad
privada, la consideración de la acumulación de riqueza (legítimamente
adquirida) como una virtud o el mandamiento de ayudar a los necesitados
como imperativo moral para el donante en su preocupación por sus
semejantes.
Otros ponentes, como los profesores David Conway, Steve Grosby o Arye Hillman,
de filosofía, religión y economía, respectivamente, defendieron la
consistencia entre el liberalismo clásico y el judaísmo, principalmente
por el énfasis de éste en la idea de que las sociedades deben
organizarse no según el "imperio de los hombres" (rule of men), sino según el "imperio de la ley" (rule of law).
Además, destacaron el escepticismo de esta religión sobre la
concentración del poder. Así, como señaló Hillman, en las sinagogas la
corona no se coloca sobre ningún rey, sino sobre la Torah.
Pero entonces, ¿cómo se explica el sesgo de los judíos hacia la
izquierda económica? Aunque no existe una respuesta definitiva, se
apuntó a la inercia histórica. "Somos hijos de nuestra historia",
afirmó Carmen Chiswick. En un momento en Europa en el que el espectro
político se dividía, en términos generales, en una derecha antisemita y
en una izquierda más tolerante hacia los judíos, éstos pudieron
refugiarse en aquélla, como forma de supervivencia.
Fuente:libertaddigital.com
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