Pese a que las encuestas le dan una victoria en las elecciones del 22 de enero, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu no se fiaba. De hecho, sólo se fía de su esposa Sarah.
De ahí que esta noche ha lanzado una bomba política que puede allanar
aún más el camino hacia su reelección: una lista electoral conjunta del
Likud y de Israel Beitenu, el partido que dirige el ministro de Asuntos
Exteriores, Avigdor Lieberman.
"Es el momento de unir las fuerzas ante los retos que Israel afronta.
Por eso, Likud e Israel Beitenu se presentarán juntos en una sola
papeleta. La unión consolidará al primer ministro y al país", ha
anunciado Netanyahu afirmando que la lista unificada dará "estabilidad y
gobernabilidad". Y ha añadido: "Es el momento de exhibir fuerza ante nuestros enemigos y unidad entre nosotros".
A su lado, Lieberman ha afirmado que "la unión de fuerzas ante las elecciones es la mezcla de experiencia, fortaleza y unidad" pronosticando que ahora podrán promover un cambio de sistema que reste poder a los pequeños partidos.
Una lista unificada
Likud Beitenu. Así se bautiza la lista unificada de los dos
principales partidos de la derecha para superar la barrera de los 40
escaños (de 120 del Parlamento). Suficiente para liderar el futuro
Gobierno y sobre todo bloquear cualquier candidato del centro izquierda.
Cabe recordar que el ultranacionalista Lieberman viene del Likud. A
finales de los 90 fue su director general y asesor de Netanyahu cuando
éste era primer ministro. En los últimos años, sin embargo, el
representante de un importante electorado de origen ruso en Israel ha
criticado en más de una ocasión a Bibi. Sus relaciones personales nunca
han sido buenas.
Más que nada se trata de un frío encuentro de intereses que supera rivalidades del pasado y desavenencias políticas del presente.
Netanyahu se asegura el mayor número de votos y por tanto el derecho a
ser el primero en intentar formar el Gobierno reduciendo la posibilidad
del regreso triunfal del ex primer ministro y "esperanza centrista",
Ehud Olmert. Además, tenía miedo de que, tras las elecciones, Lieberman
se uniera a un partido de centro liderado por Olmert o Tzipi Livni.
Con unas encuestas poco favorables, Lieberman se asegura ser el número dos de la nueva lista
y el socio más importante en el futuro Gobierno. De paso, intentará que
la coalición no tenga esta vez a los partidos ultraortodoxos, con una
agenda muy diferente a la de su electorado laico.
El ministro de Educación y dirigente del Likud, Gideon Sa'ar ha
felicitado la decisión, labrada secretamente en los últimos días:
"Aclara las diferencias y disputa entre la derecha e izquierda y sobre
todo nos dará la posibilidad de gobernar con estabilidad ante retos
enormes". En el Likud e Israel Beitenu destacan que no se funden en un
mismo partido sino que es una alianza sólo para los comicios.
Fuentes del Likud en el anonimato critican a Netanyahu ya que afirman
que "muchos votantes moderados del Likud no se identifican con la
agenda ultranacionalista de Lieberman. Los que votaron en su día a
Menajem Beguin deben estar tristes y avergonzados. Podemos perder muchos
votos".
"Es la prueba del pánico que tiene Netanyahu ante nuestra alternativa. Pido a todas las fuerzas centristas y moderadas que se unan al partido laborista frente a esta lista radical de derecha",
afirma la líder laborista, Shelly Yachimovich, consciente que Netanyahu
podría hoy haber dado el estoque final de una campaña que aún no ha
empezado.
La gran pregunta ahora es si el centro izquierda es capaz de presentar una lista unificada que dé guerra a la pareja Bibi-Yvette. Quizá la unión de la derecha consiga ahora enterrar las batallas internas en el otro campo político e ideológico.
Fuente:elmundo.es
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