"Con su muerte nos quedamos sin un trozo importante de Israel.
Mi único consuelo es que nos ha dejado un legado impresionante con
muchas canciones grabadas en la memoria de todos", dice Shula, una
veterana israelí, a pocos metros del féretro de Arik Einstein expuesto
en la Plaza Rabin de Tel Aviv. Su nieta asiente con la cabeza.
El 'Frank Sinatra israelí' se ha ido sin avisar a los 74 años. El cantante más importante en la historia de Israel falleció anoche debido a un aneurisma de aorta
en un hospital de Tel Aviv. Desde el anuncio de su muerte, los medios
de comunicación israelíes se han volcado reproduciendo la enorme obra de
Einstein y su simbolismo único para muchas generaciones.
Como Shula, decenas de miles de personas han despedido este miércoles
a la leyenda de la música israelí. De hecho, se puede considerar el primer gran rockero hebreo que desde los años 60 ha escrito y cantado decenas de canciones que han entrado en el panteón de la cultura hebrea e israelí.
"Decir Arik Einstein es decir Israel. Tú cantaste 'Cuánto te quiero,
tierra de Israel'. Arik, cuánto te queremos nosotros. Yo te quiero
mucho, Arik. Todos crecimos con tus canciones, nos reímos con tus obras
satíricas, nos emocionamos con tus películas. En una nación de grandes
artistas no es fácil decirlo pero es cierto: fuiste el más grande de la bella tierra de Israel.
Gracias, Arik Einstein", afirmó el primer ministro Benjamin Netanyahu
durante el funeral. Hoy ha sido un fan más (con la diferencia de venir
acompañado por guardaespaldas) en la Plaza Rabin, vestida de gala para
despedir a un símbolo.
Símbolo de la cara laica, progresista y liberal de
Israel y gurú de la bohemia de Tel Aviv, Einstein odiaba ser el centro
de atención. De hecho, desde el 29 de agosto de 1981 se negó a actuar.
"Un público de dos personas ya era demasiado para él", recuerdan hoy en
su entorno. "Estoy bien en casa. No quiero molestar a nadie",
solía decir el artista para justificar su obsesión por seguir la
actualidad (política, mundial, cultural y deportiva) desde su
modestísima residencia en la calle Hovevei Tsion de la capital.
De ahí que, como decían hoy sus familiares, no le hubiera gustado saber que su entierro ha sido digno de un estadista, retransmitido en directo por todos los medios
y con la presencia de los principales dirigentes. Y miles de personas,
entre ellas cantantes, actores (participó en películas de mucho éxito en
los 60 y 70) o simples aficionados de su Hapoel Tel Aviv, el club de
sus amores: el deporte era su otra gran pasión.
"Todos en Israel tiene un momento que yo llamo 'momento Arik Einstein'. Su voz y sus canciones nos han acompañado de generación en generación", le ha despedido emocionado el alcalde de Tel Aviv, Ron Huldai.
Canciones como 'Ani ve Ata, Neshane et a Olam' (Tú y yo cambiaremos
el mundo), 'Uf Guzal' (Vuela polluelo) o 'Sa Leat' (Ve despacio) son
sólo un botón de muestra de un cantante elegido en varias encuestas como
el más amado en los 65 años de historia de Israel. Una distinción concedida también por el resto de artistas, ya que la mayoría creció con su música. Muchos le deben su carrera.
Tras la ceremonia popular-oficial, Einstein ha sido enterrado en el
pequeño y centenario cementerio de Trumpeldor, en el centro de Tel Aviv.
"Nosotros sabemos que sólo hiciste bien a las personas. No eras grande
por ser cantante o actor sino por ser una buena persona. Un justo. No
conocías la palabra 'maldad'. Todo el pueblo de Israel te ama", le dijo
entre sollozos el rabino Uri Zohar. Hace varias
décadas, y antes de entregarse al mundo de la Torá, Zohar fue su gran
amigo y compañero en las películas sobre la sexual y atrevida Tel Aviv.
El destino quiso que con los años se convirtiera en su consuegro por
partida doble.
Otro de sus grandes amigos, el actor Moni Moshonov, recuerda que Einstein nunca quiso recibir premios por muy prestigiosos y rentables que fueran. Se alejaba de los focos y la fama.
Su timidez era espectacular. "Una vez, cuando querían darle un premio,
me enfadé porque él pasaba y le dije: 'Arik, es parte del tema, ¡debes
ir a recibirlo!'. Y tras un silencio me contestó: 'Lo sé, pero me da
vergüenza'".
Fuente:elmundo.es/Sal Emergui
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