Un 29 de abril de hace 65 años, tropas norteamericanas llegaban al campo de concentración de Dachau con la intención de liberar a sus presos. Antes de llegar comenzaron a ser conscientes de lo que podían encontrarse. Por el camino, vieron más de 30 vagones abandonados llenos de cuerpos en avanzado estado de descomposición. El infierno parecía estar muy cerca.
El campo de Dachau fue el primer campo de concentración creado por los nazis para prisioneros políticos. Se construyó sobre una fábrica de municiones abandonada, a 16 kilómetros del noroeste de Múnich, y sus principales instalacioes fueron terminadas el 21 de marzo de 1933,pocas semanas después de la llegada al poder de Adolf Hitler.
El número de prisioneros que acogió fue en aumento y en 1937 la cifra de presos sobrepasaba ya los 13.260. En total, el campo acogió más de 200.000 reclusos de 30 países. En un primer momento, el campo albergó comunistas alemanes, socialdemócratas y opositores políticos. Con el tiempo, sus barracones 'acogieron' a otros colectivos que los nazis consideraban indeseables como los gitanos, los homosexuales, los judíos o los sacerdotes que mostraban su rechazo al Nacionalsocialismo.
Poco a poco y gracias a la mano de obra de los prisioneros, se fueron construyendo nuevas instalaciones junto al campo original. Los trabajos terminaron oficialmente en agosto de 1938 y el complejo no sufrió más cambios hasta su liberación en 1945.
Dachau se convirtió en el campo modelo y en el prototipo que los demás que se construyeron debían imitar. Además, sirvió como centro de entrenamiento para las temibles SS. El campo contaba con 32 barracones, uno de los cuales se empleaba para llevar a cabo dudosos experimentos médicos, en los que perdieron la vida cientos de prisioneros. A partir de 1941 también fue usado con propósitos de exterminio: contaba con dos crematorios y una cámara de gas.
Ante el avance aliado, los alemanes decidieron evacuar los campos que se encontraban más cerca del frente y, cada día, llegaban a Dachau en tren vagones cargados de prisioneros. Las condiciones del campo, que ya eran terriblemente duras, se hicieron todavía peores. Los presos apenas comían, aguantaban golpes y humillaciones, y duras jornadas sometidos a trabajos forzados (en la construcción de rutas, en canteras o en establecimientos industriales, como en la fábrica de motores de BMW). Mientras, el tifus campaba a sus anchas por los barracones, minando su salud, cada vez más debilitada. Entre 1940 y mayo de 1945, más de 28.000 personas perdieron la vida en un campo que los nazis convirtieron en un referente.
Testimonios de supervivientes
"Si sobreviví", comentaba en una entrevista en 2004 el sacerdote polaco Kazimierz Majdansiki, fue un auténtico milagro. El campo de concentración era la encarnación de la civilización de la muerte: no es casualidad que en los uniformes de los alemanes había calaveras. Para ellos no éramos más que números que había que eliminar".
Aunque no fue el campo que albergó al mayor número de españoles (ese dudoso privilegio lo tuvo Mauthausen), también hubo españoles en Dachau. Sólo 260 consiguieron sobrevivir para poder contarlo. José Artime fue uno de ellos. "En Dachau, pasados unos seis meses, ya había perdido unos 20 kilos", confesaba este asturiano, que fue uno de los pasajeros de un tren que pasaría a la historia como el 'tren fantasma'. Durante 58 días, esta locomotora con vagones para transportar caballos, daría vueltas por toda Francia con cientos de hombres hacinados, muertos de hambre y de sed.De nada sirvieron los intentos de la Resistencia por evitar que el tren llegase a su trágico destino. Los bombardeos aliados no consiguieron cortar las líneas férreas, y el 26 de septiembre de 1944, el 'tren fantasma' llegaba al campo de concentración de Dachau, dejando a muchos de sus pasajeros por el camino.
Este domingo se ha celebrado el 65 aniversario de la liberación del campo de Dachau. El presidente alemán, Horst Kohler, ha destacado la importancia de mantener viva "la cultura de la memoria" y ha instado a mantener el recuerdo de los espantos vividos durante el régimen nazi, informa Efe.
"Entendemos nuestra historia como una advertencia permanente, de la que seguimos aprendiendo", subrayó el primer mandatario, quien agradeció especialmente la tarea de esclarecimiento que realizan los responsables del centro de la memoria de Dachau y de los sobrevivientes del campo.
Fuente:elmundo.es
No hay comentarios:
Publicar un comentario