"¿Cree que son los últimos días de Ariel Sharon?"
pregunta una periodista israelí al director del hospital Tel Hashomer,
Zeev Rothstein. Tras un breve silencio, contesta: "Mi opinión personal
es que sí pero los doctores siempre piensan adelante y con esperanzas". "La situación no mejora y sabemos que suele pasar en estas situaciones", aclara pesimista.
Rothstein ha presentado un cuadro clínico que confirma las sensaciones en la prensa en Israel que este viernes considera inminente la muerte del que fue uno de sus principales generales y dirigentes.
Como hace ocho años cuando sufrió un masivo derrame cerebral que
le dejó en coma, hace ya balance de la intensa y polémica carrera de
'Arik' (85) desde que en la guerra del 48 fuera herido de gravedad en la
batalla de Latrun.
"Su situación es crítica con peligro de vida. En estas últimas 24 horas no ha habido mejora del funcionamiento de sus órganos vitales. Asistimos a una insuficiencia general en varios sistemas de su cuerpo.
Los resultados del laboratorio indican que hay un empeoramiento gradual y lento del funcionamiento de los órganos
de Sharon. También sufre una infección en la sangre", ha informado
Rothstein. Y evoca su pasado militar: "Arik lucha como el auténtico
luchador que fue en toda su vida".
Sus dos hijos, Omri y Guilad, continúan en su habitación del Departamento de Respiración Artificial siendo conscientes de que se tratan de los últimos momentos de su padre.
En los ocho años de Sharon en estado vegetativo, insistieron al equipo
médico en la voluntad de "hacer todo lo posible para seguir en vida".
En la biografía que escribió de su padre, Guilad cuenta como en la noche del 4 de enero y tras una nueva y compleja operación cerebral, los doctores le dijeron que no hay opciones. "Entiendo la situación pero les pido que luchen por él. Lucha".
"Es casi un milagro que Sharon haya sobrevivido tantos años", explican hoy desde el Hospital. Gilbert Cohen, su chófer durante dos décadas, se limita a decir: "Es un día muy triste, muy triste".Aunque de forma discreta, en su entorno empiezan ya hablar del funeral que será de Estado.
En Israel, antes de convertirse como jefe de Gobierno (2001-2006), en
una figura de consenso, Sharon era sinónimo de controversia. Para los
árabes en general y los palestinos en particular, fue un "cruel enemigo"
recordando las operaciones de comando de represalia en los 50 contra
los fedayines palestinos en los años 50 hasta la guerra del Líbano en el
82.
Aunque aún no ha muerto, los políticos analizan ya su legado. El ministro de Industria, el ultranacionalista Naftali Bennett, elogia "su coraje, su valentía en las diversas guerras y
su principio de no dejar compañeros heridos en el frente". Pero también
le recuerda la traumática huella que aún persiste entre los colonos: la
retirada de la Franja de Gaza en el 2005 ordenada precisamente por
Sharon, el lider que en el pasado tanto les había ayudado.
"Hay muchos entre nosotros, yo entre ellos, que siente un enfado muy grande por la expulsión de 8.000 habitantes de Gush Katif de sus casas y
los resultados destructivos para todos los ciudadanos de Israel",
comenta Bennett en alusión al lanzamiento de cohetes y misiles desde ese
territorio palestino controlado por el grupo islamista Hamas.
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