Corría el mes de marzo de 2001 cuando, tras
vencer en las elecciones a Ehud Barak, el general Ariel Sharon vino a
convertirse en el nuevo primer ministro de Israel, mandato que vendría a
revalidar nuevamente en 2003.
La decisión política más destacada
y controvertida dentro y fuera de Israel de esos dos periodos habría de
ser la retirada unilateral de la Franja de Gaza, ejecutada en agosto de
2005, hecho que contó con una oposición minoritaria dentro de Israel y
gran expectación internacional, y que suponía la orden de desalojo de
los colonos israelíes residentes en esas tierras.
La ejecución de
aquella idea no habría de resultar fácil, ya que al no poder contar
Sharon con el respaldo unánime de los miembros de su Gobierno de
coalición, se vio obligado a convocar un referéndum sobre el plan, antes
de que tuviera lugar una votación en el gabinete israelí. La consulta
se celebró el 2 de mayo de 2004 y en ella el 65% de los votantes se
pronunció en contra del plan de retirada. A la vista de ello, la Prensa
describió el rechazo del plan como lo que bien podía ser una frontal
oposición al proyecto. Sharon aceptó los resultados del referéndum, a la
par que reflexionaría sobre el futuro de Israel en Gaza.
A pesar
de lo que parecía ser un revés político en toda regla, no tardó en
ordenar al ministro de Defensa, Shaul Mofaz, que crease un nuevo plan
para la Franja de Gaza que encajase en el espíritu de los votantes del
Likud. Poco después, el 6 de junio de 2004, el Gobierno de Sharon
aprobaba un plan de retirada modificada, pero con la reserva de que el
desmantelamiento de cada asentamiento debía ser votado individualmente.
Esta modificación sobre el primitivo proyecto vino a ser aprobada por
una mayoría de 14 a 7. No tardarían en darse los primeros pasos para
abandonar Gaza.
Tras salvar no pocos obstáculos, el 14 de
septiembre, el gabinete israelí aprobaba por una mayoría de 9 a 1 los
más que necesarios planes para compensar a los colonos que salieron de
la Franja de Gaza. Menos de un mes después de la aprobación de aquella
norma, en la apertura de la sesión de invierno de la Knesset –Parlamento
de Israel–, Sharon presentaba su plan para la evacuación de Gaza, cuya
retirada se debería iniciar a principios de noviembre. Contra todo
pronóstico, el Parlamento tumbaba la propuesta por 53 votos a 44.
El
«Rey de Israel», lejos de renunciar a su propósito, conseguía que el 26
de octubre la Knesset diese su aprobación preliminar para el plan, con
67 a favor, 45 en contra, 7 abstenciones y un miembro ausente. Por
entonces, Netanyahu y otros tres ministros del gabinete de Sharon
amenazaron con renunciar, a menos que Sharon accediese a celebrar un
referéndum nacional sobre el plan. Sin embargo, poco después, el 9 de
noviembre, Netanyahu retiraba su amenaza de renuncia, en cierto modo
influenciado por la muerte del líder palestino Yasser Arafat y las
nuevas expectativas que se abrían para la firma de una paz definitiva
entre israelíes y palestinos. Mientras tanto, el 30 de diciembre, Sharon
firmaba un acuerdo con el Partido Laborista para formar una coalición
que convertía a Simon Peres en viceprimer ministro, a la par que se
fortalecía con ello la gobernabilidad.
El 16 de febrero de 2005,
el Knesset aprobaba el plan por 59 votos a favor, 40 en contra y 5
abstenciones, y se rechazaba una propuesta sobre el tan citado
referéndum por 72 votos contra 29. Además, el 28 de marzo, el Parlamento
rechazaba nuevamente un proyecto de ley que pretendía retrasar la
aplicación del plan de retirada. Ese mismo mes de marzo, el día 17, las
Fuerzas de Defensa del Comando Sur de Israel emitían una orden militar
que prohibía a todos los ciudadanos israelíes que no fueran residentes
en los asentamientos de la Franja de Gaza mudarse a aquel territorio.
Antes
de la ratificación por parte del gabinete de Sharon de las operaciones
de retirada de Gaza, el 7 de agosto, Netanyahu renunciaba. En el primer
discurso que este pronunciaba en el Parlamento de Israel tras su
renuncia, tres días después, el 10 de agosto, demandaba a los miembros
del Knesset que se opusieran a la retirada de aquel territorio. Pero ya
todo parecía haberse decidido en favor de la propuesta de Sharon, ya que
el 31 de agosto, aquella institución votaba a favor de retirarse de la
frontera entre Gaza y Egipto.
Con ello comenzaba a materializarse
el plan de Sharon de desconexión de la Franja de Gaza, aunque Israel
continuase controlando sus fronteras con la excepción de las de Egipto,
así como la comunicación de Gaza con Cisjordania y con los mercados
internacionales. Algo similar ocurre con los espacios aéreo y marítimo,
así como con el suministro de combustible y agua.
Lejos
de aprovechar las autoridades palestinas este hecho histórico para el
desarrollo de su economía, en enero de 2006 el movimiento islamista
radical Hamas ganaba las elecciones, iniciando una senda nada provechosa
para el futuro de sus ciudadanos.
En junio de 2007, tras
violentas luchas intestinas entre el movimiento Al Fatah –leal al
presidente palestino Mahmud Abas– y los militantes de Hamas, la
totalidad del territorio de Gaza quedaba bajo control de este último
grupo, de una organización que gobierna con mano de hierro el territorio
y en donde, desgraciadamente, no se vislumbra evolución en el respeto a
los derechos humanos.
Fuente:larazon.es
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