En julio de 1942 la policía francesa, bajo las órdenes de la Alemania
nazi, arrestó a más de 13.000 judíos en París, la mayoría para ser
deportados a Auschwitz. Francia conmemora el domingo el 70 aniversario
de la redada, "un crimen cometido en Francia por Francia", según señaló el presidente galo, François Hollande.
No es el primer jefe de Estado que reconoce la culpa de París en los
arrestos que tenían como destino final la cámara de gas. Jacques Chirac
ya asumió el pecado de Francia en 1995. "El reconocimiento de esta falta ya fue anunciado por primera vez con lucidez y coraje por Jacques Chirac", recordó Hollande.
Ambos dirigentes se reunieron el sábado y evocaron la efemérides. A
diferencia de Chirac, François Miterrand fue más ambiguo en la condena.
"Ese día Francia cometió lo irreparable. Faltando a su palabra, entregaba a sus protegidos a los verdugos", dijo el ex presidente francés el 16 de julio de 1995.
Para François Hollande, este colaboracionismo consentido por la Francia de Vichy "fue una traición a los valores del país,
los valores de la resistencia, de la Francia libre". El presidente puso
el broche el domingo a una serie de actos con los que París conmemora
el 70 aniversario de la llamada redada de Vel d'Hiv.
No hay memoria perdida
En el espacio que ocupó en su día el velódromo de invierno en París
-donde fueron encerrados los detenidos y que fue demolido en 1959- se
celebró el domingo la ceremonia presidencial. "No hay memoria perdida", dijo el presidente galo ante los supervivientes presentes y los hijos de las víctimas.
Durante los días 16 y 17 de julio la policía gala detuvo a 13.152 personas, entre ellos 4.000 niños de menos de 16 años.
Todos tenían como destino algunos de los campos de exterminio de la
maquinaria nazi. Antes de embarcarles en los trenes de la muerte pasaron
varios días en el Velodrome d'Hiver, hacinados, sin comida ni agua.
Días después las madres fueron separadas de sus hijos y enviadas a Auschwitz.
La mayoría de los niños siguió sus pasos semanas más tarde. Otros miles
de detenidos pasaron también por el campo de detención de Drancy, en
las afueras de París, ahora convertido en un museo en homenaje a las
víctimas del genocidio.
Fuente:elmundo.es
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