A falta de un acuerdo definitivo con EEUU para una nueva moratoria de tres meses de la construcción en las colonias en Cisjordania que posibilite la reanudación de las negociaciones con los palestinos, Netanyahu ha podido escuchar y ver las protestas de unos 4000 habitantes de los asentamientos israelíes. La manifestación celebrada durante la reunión semanal del Ejecutivo se ha sumado hoy a la huelga declarada en numerosos asentamientos en protesta por lo que llaman "congelación de las vidas de los judíos en Judea y Samaria (Cisjordania)".
Netanyahu intenta -de momento sin éxito- recibir una propuesta de Estados Unidos que sea suficientemente convincente para conseguir el voto mayoritario en el minigabinete a favor de la moratoria en la construcción. Más allá de aclarar si los 20 cazas de combate F-35 -que llegarían en unos años- serían gratis o no, Netanyahu desea que Washington se comprometa por escrito a que Jerusalén no esté incluida en la congelación y que tras estos tres meses, no exijan otra moratoria. Sin estos requisitos, le costará mucho tener la mayoría. La alternativa sería cambiar la composición de su coalición e integrar al partido centrista Kadima de Tzipi Livni.
En este sentido, los palestinos también le han enviado hoy un mensaje. A Netanyahu y al presidente norteamericano, Barack Obama. Tras reunirse con el presidente egipcio, Hosny Mubarak en El Cairo, el presidente palestino, Abu Mazen, ha afirmado que no volverán a dialogar con Israel "hasta que no haya una congelación completa en las colonias en todos los territorios palestinos, incluyendo Jerusalén".
Surrealismo político
Pero la presión sobre Netanyahu no viene sólo de la Casa Blanca, la Mukata de Ramala o las colonias de Israel sino del flanco más derechista de su partido y Gobierno, que no duda en arremeter en público contra él. Esta mañana, la política israelí ha dado lugar a una nueva secuencia de surrealismo. Mientras el Ejecutivo se reunía, el ministro de Infraestructuras, Uzi Landau, se manifestaba contra la posible nueva moratoria. Contra su primer ministro.
"Quien proclama que se preocupa de la seguridad de Israel no puede al mismo tiempo devolver la situación a las fronteras del 67, que harían imposible la defensa del país", afirmó Landau a los medios locales antes de repetir: "No podemos ceder otra vez. Estados Unidos es un aliado muy importante pero el primer ministro no puede incumplir su palabra".
Se refiere a las palabras pronunciadas por Netanyahu durante la moratoria de diez meses que finalizó el pasado 26 de septiembre: "Es una medida puntual. Cuando finalice la suspensión en la construcción volveremos a construir como antes", aseveró entonces Netanyahu. Hoy los colonos y varios ministros y diputados de su partido se lo recuerdan. Ante la minirebelión en el Likud, Netanyahu se reúne esta tarde con ellos para "calmar las cosas".
'Benjamin Netanyahu, Yes, you can! say no', reza una de las pancartas más filmadas ante la sede del primer ministro. Aunque sepan que Israel dificilmente puede decir no a una exigencia de Estados Unidos, su principal aliado y apoyo en el mundo.
La protesta no es sólo por los 90 días de congelación. Eso es lo de menos. Palestinos, norteamericanos e israelíes saben que tres o seis meses no cambiarán prácticamente nada en el terreno. Lo que realmente está en juego y lo que más temen los israelíes que habitan en Cisjordania es que durante la moratoria, Netanyahu deberá negociar y llegar a un acuerdo con Abu Mazen sobre las fronteras definitivas. Una nueva línea fronteriza entre Israel y el futuro Estado palestino que necesariamente implicará retirada y evacuación de colonias.
Fuente:elmundo.es
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