El presidente de Israel no comparte la preocupante inquietud generada por la Primavera Árabe entre sus compatriotas. En un encuentro con periodistas españoles, Simon Peres ha insistido en que existen elementos «nuevos, frescos, limitados pero prometedores» en la dinámica de cambios que protagoniza Oriente Próximo, donde «por primera vez es incómodo ser un dictador». A su juicio, los Hermanos Musulmanes en Egipto van a mantener la paz con Israel y el terremoto político en la región debería ser «un incentivo para relanzar el proceso paz, cuanto antes mejor» con el fin de privar de la excusa más manida por los fanáticos de la región.
—¿Es la Primavera Árabe un peligro para Israel al traer victorias electorales en cadena para los islamistas?
—El hecho de que ganen los Hermanos Musulmanes, por ejemplo en Egipto, no significa que vengan acompañados de soluciones. Por rezar diez veces al día, el agua del Nilo no se duplicará. El mayor problema en esta zona del mundo no es la política sino la pobreza, la corrupción, el desempleo, la discriminación de la mujer, la falta de agua ... Caras diferentes en el poder no van a solventar esas necesidades. Y no veo que los islamistas tengan un programa para hacer frente a estos retos que requieren profundos cambios sociales. El gran reto es dar de comer y obtener libertad, el resto es político.
—¿Están preparados para lanzar un ataque preventivo contra Irán?
—El terror es un peligro tanto para Israel como para España según demostró el 11-M. El centro del terror hoy en el mundo es Irán. Debe quedar claro que el desafío iraní es un peligro para todo el mundo y no solamente para Israel. De hecho, todos los líderes del mundo coinciden en que no van a permitir un Irán nuclear. Sería mejor hacer frente a esta amenaza sin una operación militar pero las sanciones y las presiones políticas tienen que hacerse por parte de todo el mundo. La responsabilidad es global y las medidas deben ser colectivas. El problema es que se nos olvida que el régimen de Teherán es un campeón de la corrupción moral. Y el mundo no puede permanecer neutral.
—¿Por qué Israel puede ser una potencia nuclear e Irán no?
—En primer lugar, nunca hemos dicho que Israel sea una potencia nuclear. Somos el único país amenazado de destrucción y nosotros no amenazamos a nadie. Si Nelson Mandela fuera el líder de Irán, no estaríamos preocupados. Desde un principio dijimos que no seríamos los primeros en introducir armas nucleares en Oriente Próximo. Y no lo hemos hecho. Al contrario, hemos librado siete guerras y hemos hecho muchas concesiones. El territorio es algo tangible y la paz es una promesa. Nosotros no somos una amenaza para nadie.
—¿El intercambio de cientos de presos palestinos por el soldado Gilad Shalit debe interpretarse como una posibilidad de entendimiento con Hamas?
—No, no se trata de un acuerdo entre Israel y Hamas. Es el resultado del precio que Israel está dispuesto a pagar por salvar a uno de sus soldados. Hay muy pocos países dispuestos a hacerlo. Esto no cambia el hecho de que Hamas es básicamente un grupo religioso y terrorista con el que apenas se puede negociar.
Fuente:abc.es
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