Le gusta la música irlandesa e italiana, es un apasionado de las motos de gran cilindrada e intenta no perderse un partido de su equipo favorito, el Barcelona. Esta descripción podría pasar desapercibida sino fuera porque se refiere al nuevo jefe de los servicios secretos israelíes. Es la cara más desconocida de un hombre que ha vivido 31 años en lo más profundo de la sombra. 31 años siendo T. Desde esta semana, ha recuperado su identidad. Tamir Pardo ya no puede ocultarse más detrás de su inicial.
Cuando el pasado 29 de noviembre, el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, le nombró como nuevo jefe del Mossad y los diarios publicaron por primera vez el nombre, apellido y foto de este ex espía, la sorpresa fue mayúscula entre sus vecinos de una comunidad residencial en el centro de Israel. “Estamos alucinados. Ese señor nunca participaba en las reuniones del centro comunitario y lo dejaba todo en manos de su esposa. Era tan anónimo que ni siquiera estaba registrado en el listín telefónico. Nadie sabía realmente en qué trabajaba. Ahora lo entendemos todo”, explica un vecino mientras una mujer añade: “Podremos dormir muy tranquilos ya que han puesto mucha seguridad”.
El nuevo cerebro del Mossad.
Su verbo pausado y voz suave han camuflado durante tres décadas a un destacado agente de Israel. Antes de entrar en el Mossad en el 80, Pardo sirvió en la unidad de élite de Sayeret Matcal del Ejército israelí bajo el mando del hermano del primer ministro, Yoni Netanyahu. Este murió en el 76 en la operación de rescate de los pasajeros secuestrados y desviados a Uganda.
No entró en el Mossad para ser oficinista o informático sino para formar parte de la temida unidad Cesarea,responsable de las “misiones especiales”. Escaló posiciones en este departamento ultrasecreto cuyas acciones sólo se conocen si acaban en fracaso. De hecho, Pardo encabezó la comisión del Mossad que investigó el estrepitoso fracaso en el intento de asesinato del dirigente del grupo islamista Hamas en Jordania, Jaled Mashal en el 97. Le envenenaron pero el Rey Hussein obligó a Israel a proporcionarle el antídoto además de liberar al fundador de Hamas, Ahmed Yasin.
Posteriormente el jefe del Mossad, Efraim Halevy, nombró a Pardo como responsable del departamento de las escuchas y seguimiento. Fue cuando se reivindicó gracias a su creatividad y pasión por las últimas tecnologías. "Es silencioso pero luchador, muy inteligente y no se rinde hasta conseguir su objetivo", nos dice un veterano ex agente.
Cuando Meir Dagan fue nombrado jefe del Mossad en el 2002, Pardo se convirtió en su número dos. Fueron intensos años en los que, según el diario Maariv, “se consiguieron, según fuentes extranjeras, grandes logros como la destrucción de la planta nuclear siria o la muerte del todopoderoso jefe militar de Hizbulá, Imad Mughniyah”.
En el 2009 y tras ver que Dagan no tenía intención de retirarse, Pardo abandonó el llamado Instituto de Inteligencia y Operaciones Especiales al que vuelve hoy por la puerta grande.
Toma el relevo de Dagan, considerado en Israel como un héroe del silencio. No es ningún secreto que sus agentes han contribuido, por ejemplo, a retrasar el programa nuclear iraní de diversas formas (la imaginación es libre).
Pardo recibe un Mossad que ha recuperado la capacidad de disuasión en la región. La capacidad de llegar al punto más inesperado y matar al enemigo más protegido. Disuasión e imaginación rayando en las últimas semanas las teorías de conspiración más surrealistas. Primero, fueron funcionarios egipcios que acusaron al tiburón que mató a una turista alemana de ser un agente enviado por el Mossad para ahuyentar a los turistas del Sinai. Después, en numerosos forums árabes en Internet, se escribía con mucha seriedad que un buitre atrapado en Arabia Saudi era del Mossad ya que llevaba incrustado un GPS y la inscripción “University Tel Aviv”.
Pardo tiene infinitos retos. Como por ejemplo evitar atentados contra israelíes y comunidades judías en todo el mundo. O seguir, controlar y "si es necesario" matar a los cabecillas de grupos como Hamas o Hizbula. Saber qué y con quién desayuna el presidente sirio Bashar Assad o quién es la amante del poderoso oficial de un país vecino. Sin olvidarse de la cooperación con otros servicios secretos contra Al Qaeda, básicamente en Europa y Africa.
“La emoción y responsabilidad son muy grandes. Es muy pronto para hablar ya que tenemos mucho trabajo por delante. Ocupar el puesto de Dagan es un gran reto”, afirmó en la única ocasión en la que no ha huido de los micrófonos.“Es el hombre correcto en el momento correcto”, comenta Netanyahu que es el jefe directo de Pardo. El único al que debe rendir cuentas.
Su mandato al frente del Mossad se analizará en función a lo que pase con los dos retos que el primer ministro Ariel Sharon detalló en su primera reunión con Dagan en el 2002: “Irán nuclear e Irán nuclear”.
Fuente:elmundo.es
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