Boaz Arad es el jefe de prensa del Instituto de Estudios de Mercado de Jerusalén y uno de los fundadores del Movimiento Israelí por la Libertad. En esta entrevista nos cuenta por qué se opone a las exigencias de los indignados israelíes y cómo fue su encuentro con representantes del Tea Party estadounidense; asimismo, critica con dureza a los socialistas israelíes.
–¿Qué valoración hace de la Protesta de las Tiendas de Campaña?–Fue una explosión social que tuvo su raíz en las protestas suscitadas por el coste de los productos lácteos (Protesta del Requesón). Más tarde, las manifestaciones se centraron en los altos precios de la vivienda.Las protestas están justificadas, identifican problemas, pagamos mucho más de lo que deberíamos, pero fallan a la hora de las soluciones. Al final, el malestar ciudadano fue objeto de manipulación política.Los líderes de la protesta han afirmado que su objetivo es mejorar las condiciones de la clase media, pero no entienden que el dinero para financiar todos esos servicios gratuitos que exigen (educación, medicina, etcétera) se lo van a quitar justamente a la clase media, es decir, va a salir de sus propios bolsillos.En Israel, la interferencia del gobierno en la economía es muy grande, por lo que nuestro mensaje a los manifestantes es que no están equivocados cuando afirman que es caro vivir en Israel; pero las consecuencias de un mayor intervencionismo estatal serían aún peores. El remedio pasa por liberar el mercado y reducir el tamaño del Estado.Ellos piden soluciones que nos van a perjudicar, y se transforman así en tontos útiles de socialistas con gran peso político. No razonan; de hacerlo, se darían cuenta de que ese modelo que tuvimos que sufrir en el pasado no funcionó. Sólo repiten las consignas que les meten en la cabeza.
–¿Cómo surgió el Movimiento Israelí por la Libertad?–El MIL tiene su origen en la Protesta del Requesón, en una reunión que tuve con diferentes personalidades liberales, como Yaron Lerman, Amir Weitmann, Avi Nov y Moti Heinrich. Decidimos crear un movimiento similar al Tea Party americano; de hecho, pensamos llamarlo Cottage Party.
–¿Qué propone el movimiento?–Otra manera de hacer política, dar alternativas al Estado del Bienestar; por ejemplo, entregar cheques escolares y abrir la educación al mercado. Proponemos también privatizar el seguro social. Para no herir a la gente, los ahorradores deberían recibir el dinero que ahorraron y pasarlo a una aseguradora privada. Asimismo, abogamos por acabar con las leyes proteccionistas, que dificultan sobremanera las importaciones y reducen el mercado.En el ámbito de la vivienda, pretendemos combatir el exceso de regulación que sufrimos: el 93% de los terrenos pertenecen al Estado, y el Gobierno pone numerosos límites a la construcción; está prohibido hasta la importación de materiales.El agua es otro gran problema. Hay que privatizarla cuanto antes. ¿Cómo puede ser que tengamos mar y al mismo tiempo haya escasez de agua? Muchos intelectuales y académicos son socialistas o comunistas, y enseñan una filosofía que consiste en hacer creer a la gente que el individuo está subordinado al Estado. Escuchamos la misma cantilena todo el tiempo. En este punto, la izquierda ejerce una suerte de monopolio. Nosotros, en cambio, les decimos: ustedes se equivocan. Somos el único movimiento que no quiere vivir a costa del prójimo... ni ser esclavos del prójimo.
–¿Es Israel un país socialista?–Israel es un país socialista con islas de relativa libertad. En una de esas islas se encuentra la alta tecnología, que se escapó de las manos del Gobierno, porque le es muy difícil controlarla, y los resultados son muy positivos. El crecimiento en este rubro es formidable. Puede decirse que el ratón fue más rápido que el gato.Israel se creó como un país capitalista y luego los socialistas lo tomaron. Te doy algunos ejemplos: Tel Aviv se creó gracias al sistema de reparto de acciones; es decir, un grupo de gente compró terreno conjuntamente y cada uno adquirió después la casa que quiso. Las factorías del Mar Muerto –que llegaron ser responsables del 50% de las exportaciones–, los terrenos, la infraestructura, todo fue expropiado y controlado por los socialistas. Los resultados, como no podía ser de otra manera, fueron negativos.
–Sin embargo, muchos indignados afirman que Israel debe acercarse al "exitoso sistema socialista" sueco o canadiense...–En realidad, no quieren el sistema sueco. Mienten. Porque, por ejemplo, en Suecia existe el cheque escolar. En realidad, lo que quieren es parecerse más a Cuba. Yo estoy de acuerdo con ellos en ser como Suecia y Canadá, pues son países mucho más libres que Israel.
–Se ha reunido con miembros del Tea Party estadounidense en Tel Aviv. ¿Cómo fue dicho encuentro?–El Tea Party llegó a Israel con el periodista americano Glenn Beck, pero algunos de sus miembros vinieron a Tel Aviv específicamente para encontrarse con nosotros.Nos necesitamos mutuamente. Ellos quieren mostrar a los judíos norteamericanos que el capitalismo es mejor, ¿y qué mejor manera que contactando con un movimiento liberal israelí?Además, el Tea Party le está diciendo basta a un Gobierno, el de Obama, cada vez más socialista, que ha llevado a EEUU a tener una deuda terrible. En Israel también queremos decir basta, antes de que lleguemos a ese punto.
–Entiendo que el movimiento defiende la libertad en el aspecto económico. ¿También lo hace en el resto de los ámbitos?–Desde luego. Es contradictorio afirmar que no puedes meterte en el bolsillo del otro pero sí en su cuerpo. La libertad es un todo.
Fuente:libertaddigital.com
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