En la noche del 4 enero del 2006, el primer ministro israelí, Ariel Sharon, se encontraba en su espaciosa residencia, la Granja de Shikmim en el sur del país, cuando de repente se sintió mal. Tres semanas antes había padecido una leve hemorragia cerebral que encendió todas las alarmas y no sólo las sanitarias. Esta vez, sin embargo, era algo más serio. Su doctor personal ordenó su inmediato y veloz traslado al Hospital Hadassah de Jerusalén donde se le diagnosticó un grave derrame cerebral. En estado prácticamente irreversible, fue operado durante siete horas. Al día siguiente, más operaciones.
Desde entonces, Sharon se halla en profundo estado de coma. “Estado vegetativo”, recalcan los expertos. Sólo sus dos hijos, Omri y Guilad, confían en una milagrosa recuperación. Quizas por ello, próximamente le sacarán del centro sanitario de Tel Hashomer (cerca de Tel Aviv) para llevarle a su lugar preferido, la Granja de Shikmim en el desierto del Neguev.
Es quizás el último intento antes de rendirse a la realidad. Desde hace meses, sus hijos intentan convencer a los responsables del departamento de rehabilitación respiratoria del Hospital para que permitan la vuelta del “viejo” a casa. Según Omri y Guilad, estará mejor en su entorno familiar y conocido que en la habitación número 10 del Hospital, aislada completamente y protegida las 24 horas de día por un guardaespaldas.
La Granja de Sharon en el sur de Israel (AP)
Tras recibir el permiso del Hospital, han colocado en la Granja los aparatos pertinentes para su tratamiento así como un ascensor que conecte las dos plantas del rancho. Asimismo, el servicio de seguridad interno encagado de la protección de personalidades en Israel ha vuelto a la granja para últimar el nuevo plan de seguridad.
Sharon será “internado” en su casa durante unos días como prueba. Si los doctores se convencen que en la granja tiene las suficientes condiciones para ser tratado, se quedará allí. “La granja Shikmim es algo más que una casa para Sharon. Es su entorno, su vida, sus raíces. El lugar donde reflexionaba y tomaba las decisiones más importantes”, explica el abogado y su antiguo director de Gabinete, Dov Waisglass que recuerda: “Arik solía presumir de los genes de su familia diciendo que su madre, su tía y otros familiares habían muerto sobrepasados los 100 años”.
En la colina que domina la residencia, situada a pocos kilómetros de la Franja de Gaza, se encuentra la tumba de su esposa Lili. Sharon dejó escrito que desea ser enterrado a su lado.
El diario Yediot Ajaronot-que ha revelado la vuelta a la Granja- publica una entrevista de su hijo Guilad con el enviado especial del Cuarteto Internacional, Tony Blair. “Pese a a distancia cada noche volvía a la granja. No le gustaba estar en la residencia oficial del primer ministro en Jerusalén”, le confiesa.
Si se despertara tras casi cinco años de coma profundo, vería cómo su odiado rival interno, Benjamin Netanyahu, es el primer ministro, su sucesor accidental, Ehud Olmert, pasa el tiempo entre juicios por supuesta corrupción y memorias explosivas mientras su viejo amigo, el presidente George W.Bush está jubilado en su rancho de Texas.
Lo que no ha cambiado es su imagen. Para los colonos, el “padre” que impulsó y construyó numerosas colonias se convirtió al final en un traidor por desmantelar los asentamientos en la Franja de Gaza en la retirada del 2005.Para los árabes y, los palestinos en particular, era “el general despiadado” ya sea en Cisjordania, Gaza o el sur del Líbano. Para la mayoría de los israelíes acabó siendo el abuelo con experiencia en el Gobierno frente a los impulsivos Netanyahu o Barak.
Durante la guerra del 73 (Reuters)
Sharon volverá a la Granja de Shikmim de la misma forma que salió hace casi cinco años, en ambulancia. Tiene 82 años.
Fuente:elmundo.es / Sal Emergui
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