- La sometieron a un experimento de esterilización en Auschwitz
Sus ojos son de ésos que albergan una enciclopedia de vida y su número tatuado en el brazo hace que casi sobren las palabras. Mazaltov Behar Mordoh, 'Fofó' para los conocidos, es un testimonio vivo del Holocausto; una prisionera de 17 años en Auswitchz que fue obligada a someterse a terribles experimentos médicos.
"Sobreviví gracias al doctor Samuel y a la enfermera Fela", declara a ELMUNDO.es esta judía de origen griego, que ofrece su testimonio con motivo de la celebración de un curso sobre Medicina en el Holocausto organizado por la casa Sefarad (Madrid).
Fofó formó parte del grupo de jóvenes vírgenes seleccionado por el doctor Carl Clauberg para realizar experimentos de esterilización. Se trataba de dar con un método rápido para acabar con la reproducción de seres que pudiesen 'ensuciar' la raza.
La capacidad de elegir no existía en los campos de concentración. Negarse a seguir el dictamen, suponía la muerte. Es lo que le ocurrió a la cuñada de Fofó. "Quería tener hijos y se negó a participar en los ensayos de Clauberg; la mataron", afirma esta superviviente. Ella, sin embargo, sí acudió al 'bloque 10', aquel en el que se realizaban distintos 'experimentos' y en el que se alojaba a 'las cobayas' humanas.
Una cirugía falsa
"Me pusieron una madera y me radiaron con unas máquinas. Consiguieron pudrirme un ovario y mi riñón dejó de funcionar", lamenta. Tras estudiar los 'efectos' de esta técnica, se encargó a un médico de 80 años y a una enfermera, Samuel y Fela (ambos judíos), la esterilización de Fofó. Fingieron llevarla a cabo, pero lo único que hicieron fue extraer el órgano dañado.
El número de presa de Fofó.| J. B.
"El día después de la operación yo no hacía más que llorar. Samuel se sentó en mi cama y le pregunté si podría tener hijos. Ahí fue cuando me dijo que no me había hecho nada malo, que sólo me había extirpado lo que estaba podrido". Pocos días después, Samuel fue ejecutado.
Hasta en dos ocasiones Mazaltov (un nombre que significa 'buena suerte') fue llamada a la cámara de gas por su número de prisionera -"es de las pocas palabras que sé en alemán", dice mientras repite este código numérico- . Pero, en ambas ocasiones logró zafarse de la muerte con la ayuda de Fela. Esta enfermera se encargó de esconderla -"me trataba como a su hija", recuerda Fofó- y también de alimentarla y llevarle hasta 15 pastillas diarias con las que tratar la disfunción renal que sufría.
Medio siglo después, a sus 85 años y bajo tratamiento para un cáncer de pulmón, esta superviviente, afincada en Lloret del Mar, no deja de dar las gracias por estar viva. "Él sabía que lo iban a matar pero decidió salvarme", afirma emocionada. Gracias a aquello, es madre de David Samuel, un hijo que lleva el nombre de su hermano fallecido y el de aquel médico.
Fuente:elmundo.es
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