Barack Obama pidió este miércoles a israelíes y palestinos que aprovechen la oportunidad de paz que ahora se les presenta porque “no volverá a presentarse otra como esta en mucho tiempo”. El presidente de Estados Unidos afirmó esto después de mantener una maratón de reuniones bilaterales con todos los participantes en las conversaciones de paz que empiezan oficialmente este jueves.
Y por si quedaba alguna duda aclaró: “estas negociaciones pretenden ser finales: el objetivo es un acuerdo negociado entre las partes que pongan fin a la ocupación que empezó en 1967 y resulte en la emergencia de un estado palestino democrático y viable que conviva en paz y con seguridad con el estado judío de Israel y con sus otros vecinos”.
Flanqueado por Hillary Clinton y por su enviado especial a Oriente Medio, George Mitchell, Obama también prometió que Washington será un participante “activo y sostenido” en este proceso pero que no está en su mano imponer respuestas ni asumir la responsabilidad última. El éxito depende, aseguró, del liderazgo de las dos partes y de “aquellos en la región que dicen que desean un estado palestino”. Significativamente se acordó de las muchas veces que a algunos de ellos les ha oído decir “que el estado palestino es su mayor prioridad, y luego hacen bien poco para ayudar a crearlo”.
Previamente había advertido contra todos los intentos de desestabilizar el proceso, como el reciente asesinato por Hamas de cuatro colonos israelíes en Cisjordania. En una comparecencia conjunta con el primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, Obama condenó esta “carnicería sin sentido” de Cisjordania, advirtió a Hamas de que no se le permitirá reventar el proceso con atentados y reafirmó su “inquebrantable” compromiso con la seguridad de Israel.
Obama abrió su ronda bilateral de encuentros precisamente con Netanyahu. Siguió con el presidente de la Autoridad Palestina, Mahmoud Abbas, con el presidente egipcio, Hosni Mubarak, y concluyó con el rey Abdullah II de Jordania. Los cuatro fueron ayer sus invitados a cenar a la Casa Blanca, junto con Hillary Clinton y Tony Blair en su calidad de enviado especial del Cuarteto de Madrid para Oriente Medio.
En su única comparecencia en solitario ante la prensa, Obama se dio por enterado del pesimismo que rodea a este arranque de negociaciones. Reconoció que “años de desconfianza no se disipan en una noche”, que superarlos requerirá grandes dosis de “dolorosa diplomacia” y que aún así no hay nada seguro porque el reto de los dos estados “ha eludido a generaciones”. “Pero el status quo es insostenible, y poner fin a este conflicto va en el interés de todos, también de Estados Unidos”, concluyó, recordando que “se ha derramado ya demasiada sangre, se han perdido ya demasiadas vidas, se han roto demasiados corazones”.
La siguiente vez que compareció ya era acompañado por los otros tres líderes, todos ellos vestidos de oscuro y con expresión grave. Obama insistió en su mensaje de esperanza y de paz y en que nadie está fatalmente predeterminado a estar siempre en guerra. Ni a tener toda la razón. Ni a no tener ninguna: “las dos partes tienen legítimas reivindicaciones y legítimas preocupaciones, y mucha historia”, afirmó. Y añadió que tanto para el líder israelí como para el palestino, estar ahí en ese momento “es un testimonio de su coraje, de su integridad y, creo, de su visión de futuro”.
Mubarak y Abdullah II tomaron la palabra básicamente para agradecer a Obama su papel de promotor de estas negociaciones y pedirle que mantenga su mediación. El egipcio hizo suyo el mensaje de que ahora hay una oportunidad de paz que no durará toda la vida y pidió a Israel que la aproveche, empezando por congelar sus asentamientos en Jerusalén Este y Cisjordania. El soberano jordano destacó que el precio de volver a fracasar en estas negociaciones sería “demasiado alto para todos”.
Netanyahu empezó agradeciendo a Obama sus “incansables esfuerzos”, volvió a condenar la matanza de colonos israelíes e incidió en la amenaza del terrorismo con patrocinio iraní. Dicho lo cual se presentó como un hombre capaz de hacer la paz con tanto empeño como otras veces ha hecho la guerra. Constatando que no está en su mano cambiar el pasado, pero sí dar forma al futuro, concluyó: “Presidente Abbas, usted es mi socio en la paz y depende de nosotros, con la ayuda de otros, acabar este conflicto entre nuestros pueblos”. Los dos hombres se estrecharon la mano al dar uno paso al otro en la tribuna. Incluso intercambiaron unas breves palabras entre ellos, que no trascendieron.
El presidente de la Autoridad Palestina también condenó los ataques de Hamas en su discurso, pero también“las históricas injusticias de 1948•” y “la ocupación israelí que empezó en 1967”. Para acabar expresando su esperanza de que él y Netanyahu serán capaces de poner un final definitivo a los enfrentamientos y alcanzar antes de un año un acuerdo que les permita “vivir como vecinos y socios”.
Fuente:abc.es
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