El pasado jueves tuve el honor de presentar a Isaac Querub en «La Razón». Isaac Querub Caro es el presidente de la Federación de Comunidades Judías en España, español, hijo de Sefarad, conciso, directo, emotivo, culto y pacífico. También es del Atlético de Madrid. La intervención de Querub emocionó a todos los presentes, entre ellos dos obispos de la Iglesia católica, el Auxiliar de Madrid y el de Ávila. Estaba el ministro de la Presidencia, el siempre educado Ramón Jáuregui, que es el socialista con menos aspecto de socialista de cuantos conozco, y de muy buena cosecha, la de 1948. Intuyo que su postura respecto a Israel no es la misma que la de muchos de sus compañeros de partido, con esa Alianza de Civilizaciones absurda, y su permanente defensa del ingreso de Turquía en Europa, que significaría la entrada del Islam en la libertad de Occidente.
Porque la única nación occidental del Oriente Medio, la única democracia, no es otra que Israel, que hizo nacer un vergel en el desierto, mientras los árabes rechazaron la misma extensión de tierra para crear el Estado palestino.
Se habló del antisemitismo en España, la Patria de Isaac Querub. Su gran Patria es Israel, porque los judíos distribuidos por el mundo comparten el amor por sus raíces y el amor por sus antepasados. Isaac Querub estuvo muy educado y apuntó que el antisemitismo en España es un problema que viene de la ultraderecha y la ultraizquierda. No hay que irse tan lejos en la izquierda. Incluso en la izquierda moderada se abomina de los judíos, precisamente –no lo sé–, por haber constituido una nación democrática ejemplar que tiene que defenderse todos los días de los ataques de sus vecinos, que no desean su derrota, sino su aniquilación. Una nación con un nivel de inteligencia y preparación científica superior a la de los Estados Unidos o Alemania, que en su periodo nazi asesinó a millones de ellos. Un millón y medio de niños judíos fueron asesinados sólo por el hecho de ser judíos. Cuando Querub ofreció este dato con las mismas palabras, contagió a todos los asistentes la emoción profunda de sus sentimientos.
Aquí en España, en Sefarad, la cuna de los judíos españoles, el odio a Israel está instalado en la demagogia de las izquierdas. Los comunistas y socialistas, que disfrutan de la cultura y los avances judeocristianos, aborrecen a los hebreos. Entre los comunistas es lógico, por cuanto después de Hitler, el más eficiente asesino de judíos fue Stalin. Entre los socialistas me sorprende más su descerebrado apoyo a la Edad Media.
«Ni Moisés, ni Jesucristo, ni Marx, ni Freud, ni Einstein, que contribuyeron al progreso de la civilización humana con planteamientos universalistas, han podido evitar la expansión del antisemitismo». Einstein se lo tomó con humor: «Si mi Teoría de la Relatividad es acertada, Alemania dirá que soy alemán, y Francia que ciudadano del mundo. Pero si es errónea, Francia dirá que soy alemán y Alemania que soy judío».
Fuente:larazon.es
El representante de los judíos en España habló de paz, de libertad, de modernidad, de democracia, de entendimiento. Ni una expresión de desprecio o de odio a quienes los odian y desprecian. Israel nunca será aniquilada porque cree en sus gentes. Europa está obligada a definir con más firmeza su respaldo a Israel, al siglo XXI, tan alejado de la brutalidad del medievo. Isaac, estáis en casa.
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