Casa de Israel - בית ישראל
Desde " Casa de Israel " trabajamos para hacer frente al antisemitismo , la judeofobia y la negación o banalización de La Shoá ( Holocausto) .
No olvidamos las terribles persecuciones a las que fue sometido el pueblo judío a través de los siglos , que culminaron con la tragedia de La Shoá .
Queremos tambien poner en valor y reconocer la fundamental e imprescindible aportación de este pueblo y de la Instrucción de La Torá , en la creación de las bases sobre las que se sustenta la Civilización Occidental.
"... עמך עמי ואלהיך אלהי ..."
lunes, 24 de diciembre de 2018
Jerusalén homenajea a Maimónides, el gran erudito judío de Córdoba
Maimónides (Córdoba, Al-Ándalus, 1135- El Cairo, Egipto, 1204) fue un médico, rabino y teólogo judío de Al-Ándalus, con gran repercusión como filósofo en el pensamiento medieval.
domingo, 23 de diciembre de 2018
Muere el último combatiente judío de la revuelta del ghetto de Varsovia
Rotem con miembros del movimiento juvenil Ha - No'ar ha - Oved Ve - Halomed, en la ceremonia de celebración del 70 aniversario del levantamiento del ghetto de Varsovia. Foto: Meron Derso |
Simcha Rotem |
Simcha Rotem (Kazik), el último combatiente del Levantamiento del
Gueto de Varsovia de 1943, muere en Jerusalén a la edad de 94 años. El
presidente Reuven Rivlin dijo en un comunicado, “Simcha Rotem, se unió a
los rebeldes del levantamiento de Varsovia y ayudó a salvar a decenas
de combatientes”, expresó Rivlin.
Rotem, que nació en Varsovia en 1924, participó activamente en los movimientos juveniles sionistas en su temprano adolescencia, tenía quince años cuando estalló la Segunda Guerra Mundial y la Alemania nazi invadió Polonia. Las bombas alemanas destruyeron la casa de su familia matando a varios miembros de su familia: a su hermano y sus abuelos, Simcha y su madre resultaron heridos.
En 1942, Rotem se unió a la Organización Judía de Combate del Gueto de Varsovia, o ZOB (la Żydowska Organizacja Bojowa, que estaba comprometida con la resistencia armada contra los nazis). En abril de 1943, los nazis intentaron eliminar a los restantes residentes del Gueto, lo que llevó al estallido y a la resistencia judía, Rotem luchó codo a codo con Marek Edelman, uno de los líderes del movimiento. Trece mil personas murieron en el operativo, Simcha logró escapar con la resistencia polaca en 1944. Los insurgentes prefirieron morir luchando en lugar de ir a la cámara de gas en el campo de exterminio de Treblinka, donde los nazis ya habían enviado a más de 300.000 judíos de Varsovia.
En una ceremonia celebrada en Polonia en 2013 para conmemorar el 70 aniversario del levantamiento, en su elocución Rotem, dijo, que él y sus compañeros comenzaron el levantamiento porque si iban a morir deseaban elegir el tipo de muerte que querían. Pero también agregó “Hasta el presente sigo pensando si realmente teníamos derecho a organizar el Levantamiento y acortar la vida de algunas personas, aunque fuese en un solo día”.
“En el primer momento cuando vi a la gran fuerza alemana con 2.000 policías y SS, entrar en el gueto, mi primera reacción, y estoy seguro de que no era únicamente la mía: sentí que no éramos nada”, recordó Rotem en un testimonio en Yad Vashem. “¿Qué podríamos hacer con nuestro patético, casi inexistente armamento, cuando nos enfrentamos con la tremenda potencia de fuego alemán, con cañones, tanques ligeros y vehículos blindados y una enorme fuerza de infantería que contaba con cientos, cientos si no miles …? Me sentí indefenso”, agregó.
Miles de judíos murieron en la primera revuelta urbana contra los nazis, la mayoría de ellos quemados vivos, y el resto fueron enviados a Treblinka. Cuando los alemanes golpearon el Gueto y la defensa fracasó, Rotem fue fundamental para ayudar a los combatientes a huir a través del sistema de alcantarillado de Varsovia a los bosques fuera de la ciudad.
Después de la guerra, Rotem, se unió al grupo Nakam, que se dedicó a vengarse de los criminales de guerra nazis. El Levantamiento del Gueto de Varsovia, la mayor incidencia de resistencia judía a los nazis, se ha convertido en un símbolo monumental en la tradición judía e israelí. A diferencia del resto del mundo, que conmemora el Día de Recordación del Holocausto el 27 de enero, día de la liberación del campo de exterminio de Auschwitz-Birkenau, Israel lo hace de acuerdo con la fecha judía del levantamiento (generalmente en abril).
Rotem, que nació en Varsovia en 1924, participó activamente en los movimientos juveniles sionistas en su temprano adolescencia, tenía quince años cuando estalló la Segunda Guerra Mundial y la Alemania nazi invadió Polonia. Las bombas alemanas destruyeron la casa de su familia matando a varios miembros de su familia: a su hermano y sus abuelos, Simcha y su madre resultaron heridos.
En 1942, Rotem se unió a la Organización Judía de Combate del Gueto de Varsovia, o ZOB (la Żydowska Organizacja Bojowa, que estaba comprometida con la resistencia armada contra los nazis). En abril de 1943, los nazis intentaron eliminar a los restantes residentes del Gueto, lo que llevó al estallido y a la resistencia judía, Rotem luchó codo a codo con Marek Edelman, uno de los líderes del movimiento. Trece mil personas murieron en el operativo, Simcha logró escapar con la resistencia polaca en 1944. Los insurgentes prefirieron morir luchando en lugar de ir a la cámara de gas en el campo de exterminio de Treblinka, donde los nazis ya habían enviado a más de 300.000 judíos de Varsovia.
En una ceremonia celebrada en Polonia en 2013 para conmemorar el 70 aniversario del levantamiento, en su elocución Rotem, dijo, que él y sus compañeros comenzaron el levantamiento porque si iban a morir deseaban elegir el tipo de muerte que querían. Pero también agregó “Hasta el presente sigo pensando si realmente teníamos derecho a organizar el Levantamiento y acortar la vida de algunas personas, aunque fuese en un solo día”.
“En el primer momento cuando vi a la gran fuerza alemana con 2.000 policías y SS, entrar en el gueto, mi primera reacción, y estoy seguro de que no era únicamente la mía: sentí que no éramos nada”, recordó Rotem en un testimonio en Yad Vashem. “¿Qué podríamos hacer con nuestro patético, casi inexistente armamento, cuando nos enfrentamos con la tremenda potencia de fuego alemán, con cañones, tanques ligeros y vehículos blindados y una enorme fuerza de infantería que contaba con cientos, cientos si no miles …? Me sentí indefenso”, agregó.
Miles de judíos murieron en la primera revuelta urbana contra los nazis, la mayoría de ellos quemados vivos, y el resto fueron enviados a Treblinka. Cuando los alemanes golpearon el Gueto y la defensa fracasó, Rotem fue fundamental para ayudar a los combatientes a huir a través del sistema de alcantarillado de Varsovia a los bosques fuera de la ciudad.
Después de la guerra, Rotem, se unió al grupo Nakam, que se dedicó a vengarse de los criminales de guerra nazis. El Levantamiento del Gueto de Varsovia, la mayor incidencia de resistencia judía a los nazis, se ha convertido en un símbolo monumental en la tradición judía e israelí. A diferencia del resto del mundo, que conmemora el Día de Recordación del Holocausto el 27 de enero, día de la liberación del campo de exterminio de Auschwitz-Birkenau, Israel lo hace de acuerdo con la fecha judía del levantamiento (generalmente en abril).
Fuente : aurora-israel.co.il
jueves, 20 de diciembre de 2018
Presentación en León del libro de Jaime Einstein LA ISLA DE ABRAHAM
Portada de LA ISLA DE ABRAHAM |
En la pequeña aldea lituana de Horodiche, hartos de tanta miseria, de persecuciones y de los sangrientos progroms que los asola, la familia Springer decide invertir sus escasos ahorros en la compra del pasaje que llevará a su primogénito a los Estados Unidos, alejandole así de la represión y de las grandes revueltas sociales que amenazan su segeuridad y su vida.
Tras una penosa travesía, a bordo de un mercante holandés cargado de conservas de bacalao, el joven Abraham Springer no llega a Nueva York, como había previsto, sino a Matanzas, Cuba.
Allí, gracias a la ayuda de Juan Gualberto Gómez, un elegante periodista, hijo de esclavos, profundamente comprometido con la lucha por la independencia de la isla y amigo personal de José Martí, Abraham inicia una nueva vida, tan emocionante como inessperada...
" Este libro es mi homeja a Cuba, y mi plegaria porque esa amada tierra consiga la felicidad y prosperidad que merece" - Jaime Einstein
( Texto de la contraportada del libro LA ISLA DE ABRAHAM )
Jaime Einstein ,Z"L, ( a la derecha ) cuando nos visitó en Casa de Israel , acompañado del amigo común, Mario Zareceansky . |
Jaime Einstein (1947-2015) nacido en Matanzas en el seno de una familia judía askenazí procedente de Bielorrusia (Polonia-Lituania), que comenzaron a emigrar a Cuba y a los Estados Unidos, en los años 20, huyendo del antisemitismo, discriminación y persecuciones que sufrían los judíos de toda Europa Central y Oriental.
Tenía 14 años cuando tuvo que dejar atrás su amada Cuba y comenzar una nueva vida en los Estados Unidos. Se graduó en Derecho Internacional, en la Universidad de Columbia, en New York, y como experto en Derecho Comercial Internacional viajó por todo el mundo.
Abogado, escritor, historiador, conferencista y aventurero...En 2008, haciendo realidad uno de sus más preciados sueños, optó por irse a vivir a Israel.
La muerte le sorprendió en Galilea, donde residía desde entonces. Tenía 67 años.
Nunca pudo regresar a Cuba.Amaba Cuba ...le dolía Cuba.
Autor del libro El Esplendor, en el que noveló la vida de Moises de León, quien supuestamente escribió el Zohar, obra clave de la Cábala. También dejó escritas varias obras que esperamos puedan ser editadas próximamente.
( Texto que aparece en la solapa de la portada del libro )
Intervención de D.José Antonio Martinez Reñones, editor de Lobo Sapiens |
Intervención de D. Nicolás Miñambres |
Un numeroso público asistió a la presentación. |
La presentación tuvo lugar en el Hotel Paris, en pleno centro de la ciudad de León, muy cerca de su hermosa catedral. |
Pilar Diez, firmando libros a petición de muchas personas que adquirieron la obra de Jaime. |
Pilar Diez con José Antonio Martinez Reñones, editor de Lobo Sapiens |
Pilar Diez con el autor de esta humilde reseña sobre la presentación del libro de Jaime Einstein. |
viernes, 14 de diciembre de 2018
Conflicto israelo-palestino: no hay más salida que la victoria de Israel - Daniel Pipes
Daniel Pipes |
Ahora bien, con la mirada puesta en el largo plazo, lo cierto es que ese dúo ha planteado una cuestión que durante décadas no ha formado parte del discurso político israelí pero que, gracias a su empeño, promete ser un factor importante en el futuro. Se trata de la idea de la victoria; de una victoria israelí sobre Hamás y, por extensión, sobre la Autoridad Palestina (AP) y los palestinos en general.
A lo largo de la Historia, la victoria –definida como la imposición de la voluntad propia sobre la del enemigo para que renuncie a sus objetivos de guerra– ha sido sido motivo de reflexión para filósofos, estrategas y generales. Aristóteles escribió: "La victoria es la meta de los generales". El teórico prusiano Carl von Clausewitz coincidía: "El objetivo de la guerra ha de ser la derrota del enemigo". El secretario de Defensa de EEUU, general James Mattis, considera que "ninguna guerra termina hasta que el enemigo diga que ha terminado".
Los palestinos suelen hablar de vencer a Israel, aun cuando se trate de una fantasía. Por citar un ejemplo: en noviembre de 2012, el líder de la AP, Mahmud Abás, llamó al entonces primer ministro del régimen de Hamás en Gaza, Ismaíl Haniyeh, después de ocho días de violencia con Israel que dejó la Franja gravemente maltrecha, para "felicitarle por la victoria y transmitir sus condolencias a las familias de los mártires".
Por el contrario, en Israel la idea de la victoria ha sido soslayada desde al menos los Acuerdos de Oslo de 1993, y sus líderes se han centrado en cuestiones como el compromiso, la conciliación, la construcción de confianza, la flexibilidad, la buena voluntad, la mediación y la contención. El primer ministro Ehud Olmert resumió esta actitud memorablemente en 2007, cuando afirmó: "La paz se alcanza mediante concesiones".
Esta desviada comprensión de cómo terminan las guerras llevó a Israel a extraordinarias meteduras de pata en los quince años posteriores a Oslo, y encima fue castigado con incesantes campañas de deslegitimación y violencia, simbolizadas por la Conferencia de Durban de 2001 y la matanza de Pascua de 2002, respectivamente.
El disparate ha terminado con los cerca de diez años de gobierno de Netanyahu, pero aún no ha sido reemplazado por una recia concepción de la victoria. En vez de eso, Netanyahu no hace más que apagar incendios en el Sinaí, Gaza, la Margen Occidental, los Altos del Golán, Siria y el Líbano, a medida que surgen. Aunque está de acuerdo con la idea de la victoria israelí cuando se le comenta en privado, aún no ha hablado públicamente de ella.
Mientras, otras personalidades destacadas de Israel han adoptado esta perspectiva. El exjefe del Estado Mayor Uzi Dayán ha pedido al Ejército que vuelva a "la senda de la victoria". Por su parte, el exministro de Educación y de Interior Gedeón Saar ha afirmado:
El ‘paradigma de la victoria’, como la idea del Muro de Hierro de Jabotinsky, asume que sería posible un acuerdo en el futuro, pero sólo después de una victoria israelí clara y decisiva (…) La transición al ‘paradigma de la victoria’ pasa por que se abandonen las concepciones de Oslo.En este contexto, las declaraciones de Lieberman y Bennett apuntan a un cambio de mentalidad. Lieberman dimitió como ministro de Defensa por la frustración que experimentó cuando vio que a una andanada de 460 cohetes y misiles de Hamás contra territorio israelí se respondió con un alto el fuego. Lieberman clamaba por que se impusiera un "estado de desesperación" a los enemigos de Israel. Demandó que Israel "dejara de lloriquear", pidió que el Ejército "empezara a ganar otra vez" y añadió: "Cuando Israel quiere ganar, puede hacerlo". Sobre su marcha atrás en sus exigencias de ser nombrado ministro de Defensa, Bennett enfatizó que apoyaba a Netanyahu en "la monumental tarea de asegurar que Israel vuelva a salir victorioso".
Irónicamente, los detractores de este paradigma no hicieron sino dar fe del poder de la idea de la victoria. La columnista de Maariv Revital Amiran escribió que la victoria que más desea la opinión pública israelí es la de una mejor atención para los ancianos y la de la resolución de los insoportables atascos. La líder de Meretz, Tamar Zandberg, replicó a Bennett que, para ella, lo del Israel victorioso significa ganar nominaciones a los Emmy y a los Oscar, garantizar la igualdad en los servicios de salud y gastar más en educación.
Que la victoria y la derrota se hayan convertido en un tema de debate en Israel constituye un gran paso adelante. Como señala correctamente la figura mediática Ayalet Mitsch, "incluso los israelíes de izquierdas piensan que es hora de volver a ganar". He aquí otro empujón más para la victoria israelí.
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