POST-MORTEM DE UN PÉSIMO ACUERDO
Jaime Einstein
A pesar de todo
argumento lógico, y no obstante todas las advertencias de países tan
diversos como Israel, Arabia Saudí y los Emiratos Árabes Unidos (con un
posible coro adicional de Egipto, Omán, Bahrein y Qatar) cantando en un
singular coro donde se mezclan el barítono de
Bibi Netanyahu con el sotto voce de los países sunitas, se ha firmado
un “acuerdo interino” entre la República Islámica de Irán y las cinco
grandes potencias más Alemania y la risueña Catherine Ashton, de la
Unión Europea.
Indudablemente, el multibillonario ayatola supremo,
Alí Khamenei, ha de estar extático, y tiene múltiples razones para
estarlo. Su país, una teocracia medieval y oscurantista, con una
economía en franco estado de putrefacción y caída, ha sido tratado como
igual a las verdaderas potencias económicas y militares de nuestro
sufrido planeta. Recordemos, estos señores que continúan ejecutando a
centenares de personas al año por “crímenes” como practicar la religión
Bahai, que promueve la hermandad de toda la humanidad, ser homosexuales,
por criticar a su tétrica versión del Islam, ser ateos o ser apóstatas
del “único camino recto y admisible”, se sientan ahora, como pares de
los Estados Unidos, Rusia, Gran Bretaña, China, Francia, Alemania… y la
risueña Catherine Ashton de la Unión Europea.
No sólo esto, el
acuerdo de marras se firma sólo un día después de que el “Supremo”
Khamenei, vestido como un genio de las “Mil y Una Noches” haya reiterado
por enésima vez, ante un auditorio de gorilas de la Guardia
Revolucionaria y de fanáticos de su grey, su repetitiva cantinela
prometiendo la desaparición del cáncer sionista (léase Israel) y el
refrán de “marg bar Amrica” (“muerte a América”), que año tras año
continúa siendo el número uno en el Hit Parade iraní.
Al parecer,
los señores Obama, Kerry y compañía, jamás han negociado en un bazar
levantino… se trata de personas que han vivido muy bien (en el caso de
Kerry, absurdamente bien) sin tener que haber sudado jamás ganándose el
pan de cada día. Personas que o no saben regatear, porque siempre han
comprado todo al primer precio que se les pide, o simplemente que han
concedido la victoria a su contrincante antes de siquiera haberse
sentado alrededor de la mesa de “negociación”. Ciertamente que si
Obama, Kerry o Ashton tuvieran que ganarse la vida jugando al póker o al
mus, hace mucho rato que hubieran perecido de inanición.
¿Qué
cartas tenía en la mano el afable señor Mohammad Javad Zarif, Ministro
Iraní de Relaciones Exteriores? Nada más y nada menos que una economía
arruinada, una infraestructura petrolífera que ni siquiera puede refinar
el crudo necesario para las necesidades internas de su país, una
población joven, sin perspectivas de futuro, una economía volcada hacia
la creación, a toda costa, de armas nucleares para un país que apenas
consigue alimentarse, unas fuerzas armadas donde el ejército regular y
las Guardias Revolucionarias están perennemente enfrentados, y un país
que estaba en mejor situación económica y social en la época del odiado
Shá Mohamed Reza Pahlevi, hace décadas, de lo que está ahora.
Pues
con estas cartas en la mano, el suave y sofisticado Mohammad Javad Zarif
ha hecho faroles extraordinarios y se ha comido crudo al señor Kerry, a
Obama y a sus comparsas, sin que Kerry siquiera se haya dado cuenta que
le han robado los calzoncillos sin quitarle los pantalones. Alí Babá
debe de haber sido persa. Lástima que el señor Zarif no esté de nuestro
lado.
¿Quién se cree que los zorros de Teherán van a “congelar” sus
programas de enriquecimiento de uranio durante los próximos seis meses?
¿Dejar de construir su planta de producción de plutonio subterránea en
Arak? ¿Diluir los inventarios de uranio ya refinado? Posiblemente,
sólo personas que sigan creyendo en los reyes magos, papá Noel, el
ratoncito Pérez y los señores Kerry, Obama… y la risueña señora Ashton.
No sólo se ha entregado seis meses de sosiego y producción continua a
los ayatolas, sino que… para más inri… se les está pagando por ese
privilegio una cantidad ingente de billones de dólares. Me encantaría
negociar con memos como Kerry… ¿Quid pro quo? ¿Pero, quién necesita de
tales latinajos? Entreguemos todo a priori (otro latinajo, perdonen) y
confiemos en la buena voluntad de los persas… fíjense nada más en lo
bonito que sonríen.
La “diplomacia” liderada por Kerry y Obama acaba
de lograr un milagro de dimensiones bíblicas, al convencer a todos sus
ex amigos y aliados en el Medio Oriente que con Estados Unidos no se
puede contar para nada.
Bueno, pero por qué preocuparnos, Mr.
Chamberlain, perdón, Kerry, promete venir a visitarnos aquí en Israel,
papelito recién firmado y paraguas en la mano, para “explicarnos” por
qué debemos estar felices con su magnífico logro. No olvidemos que el
Mr. Chamberlain original, al menos tuvo la delicadeza de no ir a Praga
con el recibo de su venta de Checoeslovaquia a los nazis. Por lo menos
el viejo Neville reconocía que no era buena idea ir a contarle a los
checos que acababan de perder su libertad e independencia. Pero Kerry
no parece poseer ni esa pizca de decencia, perspicacia, o ambas cosas.
Muchas veces he meditado por qué el liderazgo checo abdicó ante la
presión de las potencias en Múnich… ¿por qué no dijeron, “al diablo con
todos ustedes, nosotros lucharemos solos”? Un checo me lo trató de
explicar una vez: Hitler odiaba a los checos (que después de todo son
eslavos), pero no amenazaba con liquidarlos. Con el bombardeo de
Guernica, ya se veía qué sucedería con cualquier ciudad que quedara a
merced de la Luftwaffe. El ejército checoeslovaco no tenía una sola
frontera amiga, el país no tiene costas y la lucha sólo podría terminar
con la destrucción y aniquilación total de la nación. Se dieron por
vencidos, sufrieron siete años de brutal ocupación y hoy día Praga es
una de las pocas joyas de arquitectura centroeuropea que quedó indemne
de la hecatombe de la Segunda Guerra Mundial. Las bajas checas fueron
mínimas en comparación con cualquiera de sus vecinos.
Israel, por
otro lado, no tiene el lujo que tenían los checos. Aquí no hay
alternativa, si caemos, morimos todos… la derrota o la rendición no son
opciones viables.
Deprimido con la noticia de este “magnífico
logro” en Ginebra, mi esposa y yo fuimos hoy, como lo hacemos tres veces
por semana, a nuestro gimnasio en Rosh Pina. Los gimnasios en el mundo
entero son más o menos por el estilo: varios televisores encendidos
para deleite o tortura de los usuarios, música a todo volumen y un
surtido de hombres y mujeres haciendo ejercicios y sudando a chorros.
Nadie hablaba de Ginebra, ni de Kerry ni de las madres que los
parieron. Deportes, vida social (chicas) y más deportes. Uno de los
“regulares” del gimnasio, un joven de baja estatura, con camiseta de la
brigada de paracaidistas, me recordaba mucho a este país: pequeño y
musculoso (sin que se le note), de pocas palabras y mucha fuerza. Le
pregunté qué creía del acuerdo en Ginebra, y sin titubear me contestó,
sin la mínima semblanza de alarde: “no me preocupo… haremos lo que
tenemos que hacer.”
Al llegar a casa, me puse a ver las noticias en
el nuevo canal de noticias de 24 horas, “i24” y había una entrevista con
un piloto de nuestra Fuerza Aérea, de pie ante su impresionante
caza-bombardero supersónico. El piloto estaba hablando con la
naturalidad de alguien que está compartiendo un buen desayuno con su
mejor amigo. Sin ningún drama, sin usar cualquier adjetivo extremo y
con una flema digna de un londinense, el joven se limitó a decir que él y
sus compañeros han estado trabajando muy duro en sus entrenamientos
“para operaciones especiales de largo alcance” y que considera que están
listos para hacer “lo que haya que hacer” tan pronto reciban una orden
del poder ejecutivo.
La tranquilidad del joven piloto era totalmente
contagiosa. No hay duda que la “nueva marca de judío” que está
saliendo de Israel desde 1948 no se parece en nada al modelo del
neoyorkino neurótico representado por Woody Allen. El joven piloto, con
su expresión discreta y comedida, trasmitía fuerza, confianza y
seguridad.
Si miramos los programas de noticias de la televisión de
“nuestro vecindario” se ve mucha teatralidad, gritos, maldiciones y
eslóganes. Grandes y ruidosas manifestaciones callejeras, casi siempre
acompañadas de violencia o de gestos violentos. Ese tipo de cosa no se
ve por aquí, ni siquiera sería respetable. El público aquí es mucho más
comedido. El país no es dado a los alardes, el jactancioso no es
respetado.
El joven paracaidista en el gimnasio y el piloto en i24
me han devuelto la calma. Nuestra seguridad no depende de Kerry, ni de
Obama y ni siquiera de la sonriente dentadura de Lady Ashton.
En
fin de cuentas, nuestra seguridad depende de jóvenes como el
paracaidista y el piloto y de algo más que no está de moda mencionar
entre círculos progres, la Divina Providencia.
Cuando Moisés se
despidió de Josué, que iba a conquistar la Tierra Prometida, le dijo dos
palabras en hebreo: “jazak ve´emats”, que se traducen aproximadamente a
“sé fuerte y valiente”. Esas palabras siguen vigentes, dormiré
tranquilo esta noche.