En el ámbito de la escultura de la segunda mitad del siglo XX, el artista británico Anthony Caro,
que falleció ayer en Surrey a los 89 años, demarcó pronto un territorio
propio. Formó parte de esa genealogía de artistas metalúrgicos (David
Smith, Julio González, Oteiza, Chillida, Richard Serra, Martín
Chirino...) que conformaron una nueva galaxia del arte. Vivía muy a las
afueras de ese safari manufacturado del negocio del arte, encerrado en
su estudio de Camden Town.
Anduvo hasta el final trabajando en sus habituales piezas de
gran formato, volcando en ellas un tonelaje de entusiasmo siempre
rugiente. Desde su estudio observaba el panorama y regresaba al hierro, a
ese mundo del material de derribo con el que levanta otra galaxia
abierta, emocionada.
Los inicios de Anthony Caro en la escultura son inseparables de su experiencia en el taller de Henry Moore,
donde entró de ayudante tras sus estudios en la Royal Academy of Arts
de Londres. Y su madurez está enraizada, después, con las lecciones
aprendidas de otro de los grandes, esta vez en Estados Unidos, David Smith.
Dos reminiscencias que gravitan sobre la obra de Caro, hoy
dueña de sí misma. "Si miro hacia atrás lo primero que veo es que los
problemas de la escultura son muy distintos. A mí me interesa ver lo que
hice no porque estuviese bien hecho o no, sino sobre todo para
cuestionármelo. Eso es lo interesante, la interrogación sobre la propia obra. Pero bueno, aún soy joven para tales cosas", bromeaba en una entrevista reciente.
En ese recorrido que abraza más de 60 años de trabajo en la
escultura, la capacidad de búsqueda de Anthony Caro se fue ensanchando
progresivamente. Los materiales de su obra van de la rotundidad del
hierro a la fragilidad del papel, del bronce a la madera, de la cerámica
a los sueños. Todo es susceptible de ser fagocitado por las manos de
este artista que cree en la incertidumbre del arte como estímulo.
"Siempre ha sido así en los grandes creadores.Cuando Picasso y Braque
iniciaron el Cubismo, por ejemplo, no eran plenamente conscientes de lo
que estaban inaugurando, pero sí estaban seguros, en su incertidumbre,
de que empezaban algo nuevo. Esa es la libertad", subrayaba.
Fuente:elmundo.es
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