El sargento Or se siente orgulloso. Ha superado uno
de los cursos más exigentes del ejército israelí. Tras 14 exhaustivos
meses, cumple un sueño acompañado de una exigencia impensable sobre los
hombros de un chaval de 19 años: ser miembro de la reducida tripulación en uno de los submarinos más sofisticados del mundo. De clase Delfín y disuasión nuclear.
El arma más secreta de Israel engullirá a Or en lejanas aguas durante tiempo indefinido. Estará más tiempo cerca de un puerto enemigo que de su casa de Rishon Letsion. Nadie sabrá dónde y cuándo volverá tras misiones cuyo objetivo ni él mismo conoce. "Estar aquí es una gran satisfacción pero también una enorme responsabilidad", reconoce a EL MUNDO antes de habituarse a la embarcación alemana que, con sistemas israelíes, espía
bajo las olas, protege las costas, participa en operaciones especiales
y, aunque no lo reconozcan, está dotada de misiles con cabezas nucleares.
Si en 2012 el 36% de las horas de estos 'delfines' en el mar se
dedicaron a operaciones, el año pasado alcanzaron el 58%. Desde el
puerto de Haifa, el general de brigada Eli Sharvit
apunta la zona fronteriza en la que Israel atacó recientemente arsenal
sofisticado: "Las mejores armas de fabricación iraní y rusa están en el
espacio entre Siria y el Líbano. Hizbulá y el ejército sirio no cesan en sus esfuerzos por tener el arsenal más avanzado. Nosotros estamos en alerta permanente".
Censura del ejército
Treinta soldados se han graduado en el último curso de élite de la academia naval en Bat Galim.
Sin poder dar su apellido, Or habla mucho del curso y poco de los
atributos de los tres submarinos de fabricación alemana que Israel opera
hoy: Dolphin, Leviatán y Tekumah.
"Sólo le digo que es un aparato muy grande capaz de muchas cosas que
uno no puede revelar", comenta sorprendido por el inusual hecho de
hablar con un periodista. ¿Cabezas nucleares? "No hacemos comentarios", responde cumpliendo la primera regla a bordo: "Silencio".
Su instructor da más detalles. Con el rango de mayor y 30 años de
experiencia, Y. sabe lo que puede decir y lo que debe ocultar navegando
en los límites de la censura militar. Lo que interesa revelar a los
enemigos y lo que puede dañar la seguridad. En su caso, la expresión "se
mueve como pez en el agua" es certera. "La función de los submarinos es
básicamente el espionaje. Es una embarcación muy silenciosa que puede
estar mucho tiempo bajo el mar", explica el oficial en exclusiva a este
diario.
Su dimensión estratégica radica en el "segundo golpe". En caso de ataque atómico contra Israel, el submarino responde desde cualquier punto del globo disparando misiles con cabeza nuclear. Es el principal medio de disuasión ante Irán.
Modelo más sofisticado
Con 60 metros de longitud, 6.7 de ancho y 12 de altura, costó 300 millones de euros convirtiéndose en el arma israelí más cara.
'Der Spiegel' informó en 2012 que en las cubiertas 2 y 3 se esconden
las cabezas nucleares capaces de ser instaladas en misiles de crucero
Popeye Turbo SLCM. El diámetro superior al normal de los tubos
lanzatorpedos despierta interrogantes. "Estaba claro sin que nadie nos
dijera nada que los buques estarían personalizados para las necesidades
israelíes y que podrían incluir capacidad nuclear", explicó a la revista
un ex oficial alemán mientras el ex jefe de planificación de Defensa, Hans Ruhle, añadía: "Se asumió que tendrían capacidad nuclear".
La doctrina israelí es apostar por el mar para no basarse sólo en su Fuerza Aérea. "En
tiempos de paz, el submarino realiza misiones de espionaje e
Inteligencia y en tiempos de guerra puede aparecer en cualquier lugar y
sorprender al enemigo", prosigue Y que revela: "En meses recibiremos un modelo mucho más sofisticado".
Se llamará 'Tanín' (cocodrilo, en hebreo) y con la compra pactada de otros dos, Israel dispondrá en 2018 de una manada de seis delfines.
Una atracción para la Marina de otros países. Altos mandos españoles
visitaron las entrañas del 'Leviatán' cuando regresaba del astillero de
Kiel. El sexto submarino revoluciona su sistema de propulsión y costará
400 millones de euros. Berlín paga un tercio.
Desde el puerto de Haifa han salido 54 misiones especiales en el último año.
"Mis amigos saben que es una pérdida de tiempo preguntar qué hacemos",
ironiza el reservista Nitzan sobre visitas invisibles en aguas enemigas.
Un nuevo reto es proteger los yacimientos hallados por su país. Un bien "estratégico" al alcance de los misiles de gran precisión tierra-mar Yakhont. Sofisticado arsenal ruso que Siria habría transferido a Hizbulá. "Es más difícil cerrar las fronteras marítimas que las terrestres,
donde dispones de verjas o cámaras. La misión primordial es proteger
las fronteras desde el norte hasta el sur", resume el oficial encargado
de subir y bajar el profundo brazo de Israel.
Fuente : Sal Emergui / el mundo.es
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