El proyecto a tres bandas entre Israel, Jordania y la Autoridad Nacional Palestina para crear un canal que una el Mar Rojo al Mar Muerto
y que revitalice a este último mientras genera millones de metros
cúbicos de agua potable, ha tenido una acogida desigual en la región.
Para las autoridades israelíes, jordanas y palestinas, el mega acueducto
proveerá el preciado líquido a zonas que sufren una carencia crónica de
agua y han celebrado la firma del acuerdo, respaldado por el Banco
Mundial, el pasado lunes en Washington como un triunfo de la diplomacia.
El canal tendrá 180 kilómetros y bordeará Jordania sin entrar en territorio israelí.
Como parte de la primera fase del proyecto, se ha abierto un proceso de
licitación para que empresas internacionales presenten sus propuestas
para la construcción de una planta desaladora en la ciudad jordana de
Áqaba, en el Mar Rojo.
Una vez elegida la propuesta, se estima que las obras comenzarán en un
año y dentro de cinco el monumental canal estará terminado.
El monumental acueducto succionará 200 millones de metros
cúbicos del Mar Rojo que pasarán a ser desalados en la planta de Áqaba.
De ahí, entre 30 y 50 millones de metros cúbicos irán a las regiones del
sur de Israel, mientras que otros otros 30 millones de metros cúbicos
de agua surtirán a las ciudades del sur de Jordania. Como parte del
acuerdo, Israel proveerá a la Autoridad Nacional Palestina
con 30 millones de metros cúbicos de agua del lago Tiberíades, en el
norte del país, así como la misma cantidad del líquido esencial
proveniente del mismo lago a las regiones del norte de Jordania.
Un sueño hecho realidad
El resto del agua que se bombeará del Mar Rojo irá a parar al Mar Muerto,
junto con los residuos provenientes de la desalación. Las autoridades
de las tres partes involucradas alabaron esta semana el proyecto,
asegurando que ayuda a mantener la estabilidad regional, mientras que el
ministro israelí de Energía e Infraestructura aseguró esta semana que
es un sueño hecho realidad.
«Se trata de una maniobra histórica y un avance para toda
la región después de muchos años de esfuerzo», comentó esta semana
Shalom a los medios israelíes, añadiendo que «es un acuerdo de
cooperación estratégica firmada entre Israel, Jordania y la Autoridad
Nacional Palestina de tremenda importancia».
Aunque en Israel nadie ha negado la importancia geoestratégica del acuerdo, muchos también han minimizado el impacto que puede tener este canal en una posible paz a largo plazo con los palestinos.
«No creo que vaya a resolver la paz aquí, por que ese es un
tema que tiene mucho más que ver con política y otros asuntos más
complicados que el reparto del agua», comentó a ABC el experto en
asuntos hidrólogicos en Israel y profesor de Geología y Política Pública
de la Universidad Hebrea de Jerusalén, Eran Feitelson.
«Sin agua potable no hay estabilidad política»
«No digo que no tenga importancia estratégica, por
supuesto, pero lo veo más como una solución que ayudará a crear vínculos
con los palestinos y los jordanos, que al fin y al cabo, son nuestros
vecinos. Sin agua potable, no hay estabilidad política posible y este es
lo que más interesa a Israel, la estabilidad», aseguró Feitelson.
Para el profesor, el acueducto se trata de un proyecto
piloto diseñado para ver el impacto de mezclar el agua del Mar Rojo con
la del Mar Muerto, ya que la cantidad de agua potable que se obtendrá
será casi insignificante.
«Con esa pequeña cantidad de agua repartida entre Israel y Jordania no se va a paliar ni mucho menos el problema. Este es un plan de Jordania para proveer de agua a Amán,
que tiene una carencia tremenda debido al incremento de población que
ha sufrido en los últimos años, sobre todo ahora que tiene casi un
millón de refugiados sirios», explicó el profesor.
La sequía del Mar Muerto
La cantidad de agua que se bombeará al Mar Muerto, tampoco
lo salvará de su lento declive, según los expertos. Los 100 millones de
metros cúbicos de agua residual de la desaladora tan sólo conseguirán
llenar la masa de agua más salada del mundo de 10 centímetros al año,
mientras que se va secando al ritmo de 100 centímetros anuales.
«Por eso creo que debe de ser un proyecto piloto, por que
si no, no tiene sentido invertir tantísimo dinero y esfuerzo para algo
que no va a servir realmente para nada. Creo que quieren ver el impacto
medioambiental en el Mar Muerto y luego comenzar a bombear muchísimo
más», afirmó Feitelson, que no comparte las reservas en cuanto al
posible daño que se pueda hacer al Mar Muerto al mezclar las aguas.
«Lo que quieren bombear ahora no afectará realmente al Mar Muerto,
es una cantidad insignificante. Para que realmente pueda dañarle,
serían necesarios unos 400 millones de metros cúbicos como mínimo aunque
tampoco podemos estar cien por cien seguros de si realmente causaría un
daño irreversible».
El peligro de mezclar dos aguas
Sin embargo otros expertos no coinciden con Feitelson y han
levantado la voz de alarma sobre el peligro de mezclar dos tipos
diferentes de agua, con distintas composiciones químicas.
«Este proyecto no tiene nada que ver ni con la paz, ni con
salvar al Mar Muerto», comentó por teléfono Gidon Broomberg, el
representante israelí de la organización Amigos de la Tierra, que tiene
también una sede en Jordania. «Llevamos años luchando por salvar el Mar
Muerto, que debido al abuso que se hace del río Jordán, su principal
afluente, se está muriendo, valga la redundancia. El mismo gobierno ha
admitido que este proyecto no va a salvar al Mar Muerto, sino que está diseñado sólo para llevar agua a Israel y Jordania», comentó Broomberg.
«Esto va a enriquecer a unos pocos, como siempre, a costa
del daño al mar, por que la mezcla del agua del Mar Rojo va a crear
algas en el Muerto y la composición especial de bacterias de éste último
se va a ver tremendamente afectada. La mezcla de los compuestos
químicos de los dos mares va a favorecer la aparición de yeso, que
podría acelerar el proceso de desecación del mar», aseguró el experto en
medioambiente.
Por ahora, Broomberg recomienda a quienes no hayan visto el
Mar Muerto todavía, que se acerquen a conocerlo antes de que no quede
más que un charco. «No podría decir cuánto tiempo le quedaría al Mar
Muerto con este proyecto, pero desde luego menos de los cincuenta años
que se estima tardaría en secarse sin la ayuda de este canal».
Fuente:abc.es
No hay comentarios:
Publicar un comentario