El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, en Jerusalén.
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Nueva crisis política -adornada con acusaciones y serias advertencias
de adelanto electoral- amenaza la coalición que gobierna Israel. La
polémica que esta vez enfrenta a los ministros es la aprobación del
Gobierno (14 a favor y seis en contra) de una iniciativa de ley para declarar
Israel como "Estado del pueblo judío y su hogar nacional con un sistema
democrático que garantiza los derechos individuales de todos sus
ciudadanos".
Pero antes de pasar por el Parlamento, el texto del proyecto (fusión
de dos iniciativas individuales presentadas por diputados derechistas)
será reemplazado con retoques por el primer ministro, Benjamin Netanyahu, moderando los elementos de mayor tinte nacionalista.
La votación ha sido precedida de una fuerte discusión -a veces a gritos- en la reunión del ejecutivo celebrada este domingo en Jerusalén.
"En una situación tan delicada a nivel de seguridad, ¿no es una
tapadera esta ley para una prebenda política? Es mejor que mantengamos
una discusión profunda antes de que destrocéis el país", le espetó la ministra de Justicia, la centrista Tzipi Livni, al jefe de Gobierno.
Netanyahu respondió acusándola de "defender una posición débil que no
nos ayuda en nuestra realidad" y de ser la culpable de la votación en
el Gobierno, en alusión a su decisión de abortar la que iba a tener lugar la semana pasada en una comisión ministerial. O en la defensa de Livni de la ley contra el diario gratuito 'Israel Hayom' que apoya a Netanyahu.
Los ministros centristas afirman que la iniciativa tal y como ha sido presentada hoy "es innecesaria, daña la democracia e ignora a los ciudadanos árabes con el único objetivo de obtener más votos en las primarias del Likud".
Netanyahu negó las acusaciones: "Israel es un Estado judío y democrático. Hay
algunos que quieren que la democracia supere al carácter judío y otros
que éste sea más importante que el principio democrático. Lo que yo propongo es garantizar la igualdad entre los dos valores".
Según él, "esta ley es vital para reforzar la naturaleza de Israel
como Estado nacional del pueblo judío precisamente ahora que hay que
quienes lo ponen en duda a nivel internacional e interno". No se refirió
sólo a determinados dirigentes y miembros del sector árabe israelí "que
niegan nuestros derechos nacionales" sino, sobre todo, al rechazo palestino (Abu Mazen) a dicho reconocimiento.
'La solución de dos Estados'
"No entiendo a los que defienden la solución de dos Estados para los
dos pueblos (Israel y Palestina), pero al mismo tiempo rechazan esta
ley. Reconocen el Estado nacional palestino, pero se oponen al Estado
nacional judío", concluyó Netanyahu.
No están solos los dirigentes de izquierda, diputados árabes y
algunos analistas que acusan a Netanyahu. Antes de votar en contra, el
ministro de Finanzas y líder del partido con más diputados, el centrista
Yair Lapid, envió un envenenado mensaje a Netanyahu y los diputados que
presentaron la iniciativa: "Israel debe ser un Estado judío pero también democrático.
El proyecto de ley que hoy se presenta en el Gobierno es malo y
redactado de forma pésima. Está destinado sólo a las necesidades de las
primarias del Likud. Es una ley que Ben Gurion, Beguin y Jabotinsky no
hubieran aceptado".
Los críticos del proyecto denuncian que el carácter de Israel ya está
definido en la declaración de Independencia de Ben Gurion (14 de mayo
del 48) ,en la que se reconoce tanto "el derecho del pueblo judío a
establecerse en su Estado" como "la total igualdad de derechos sociales y
políticos a todos sus habitantes, sin consideración de religión, raza o
sexo".
En el proyecto se garantiza "la igualdad de los derechos individuales
para todos los ciudadanos independientemente de su raza, religión o
sexo" pero se aclara que "el derecho nacional en Israel está reservado
al pueblo judío".
Lapid y Livni denuncian que la iniciativa tal y como está
redactada hoy no tiene en cuenta el sector árabe que constituye el 20%
de la población israelí en unos momentos de mucha tensión interna y externa.
Mientras el diputado del Likud y promotor de la propuesta, Zeev
Elkin, dice que "el objetivo es que la ley defina por fin después de
muchos años que Israel no sólo es una democracia sino también el hogar
nacional de todos los judíos".
La oposición acusa al Gobierno de "irresponsabilidad en momentos de
gran tensión". "Si la declaración de independencia era suficiente cuando
éramos sólo 600.000 habitantes, ¿por qué no lo es ahora para
Netanyahu?", se pregunta el líder laborista Yitzhak Herzog.
Antes de convertirse en ley, el proyecto deberá someterse a muchas
reuniones, interpretaciones, discusiones, amenazas de elecciones
anticipadas y peleas mediáticas.
Fuente:elmundo.es
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