El Gobierno del presidente Barack Obama ha disipado el riesgo de un ataque preventivo de Israel contra Irán al convencer a los gobernantes israelíes de que los ayatolás aún están muy lejos de adquirir potencial armamentístico nuclear, algo para cuyas primeras fases todavía tardarán, como mínimo, un año, según la Casa Blanca.
La Casa Blanca reveló de ese modo que ha evitado que Israel contemple seriamente la posibilidad inmediata de atacar a Irán, explicándole al Gobierno de Benjamin Netanyahu que Teherán todavía tardará 12 meses en convertir sus arsenales de uranio enriquecido de bajo nivel en un material que se pueda usar para ensamblar armas nucleares.
Desde el momento en que Irán diera ese primer paso, Washington calcula que los inspectores y observadores internacionales tardarían unas pocas semanas en dar la voz de alerta, por lo que tanto EE UU como Israel podrían considerar, e incluso coordinar, un posible ataque contra Irán.
EE UU advirtió esta semana que el anuncio de Irán de que construirá 10 nuevas instalaciones nucleares no es más que un agravante en la actitud de desafío que mantiene Teherán. "Cualquier planta de enriquecimiento de uranio adicional o el incremento de su actual proceso de enriquecimiento solo agrava las violaciones que ya comete", explicó el martes un portavoz del Departamento de Estado, Mark C. Toner. "Es solo más combustible en la hoguera".
Fue un ex miembro del Gobierno y ex embajador de EE UU ante la ONU durante parte del mandato de George W. Bush, John Bolton, quien alentó a Israel a que atacara a Irán dada la inminente puesta en marcha de la planta nuclear en Bushehr. "Israel tiene un problema, porque en cuanto el fuel se inserte en el reactor un ataque podría provocar que la radiación se propagase por la atmósfera", dijo en el canal televisivo Fox Business. "Si van a tomar medidas militares contra Bushehr, solo tienen unos pocos días para ello".
El actual Gobierno, sin embargo, disiente. Una combinación de factores ha hecho que el proceso de enriquecimiento de uranio sea más lento y menos amenazante de lo esperado por la anterior Administración, según sus funcionarios. Aparte de un pobre diseño de los mecanismos de centrifugación y la presión internacional, EE UU cree que, como mucho, Irán podría tener capacidad, a muy largo plazo, para ensamblar dos bombas.
A principios de julio, Benjamin Netanyahu visitó a Obama en Washington. Israel había enojado a la Casa Blanca en marzo al aprovechar una visita del vicepresidente Joe Biden a aquel país para anunciar la construcción de 1.600 viviendas en Jerusalén Este, en un barrio construido sobre territorio ocupado en 1967. Aquel desaire causó numerosas protestas por parte de la secretaria de Estado, Hillary Clinton, y el presidente Obama.
Ambos convinieron en julio que las recientemente reforzadas sanciones contra Irán son suficientes de momento y que la presión inmediata sobre los ayatolás no debe ser militar, sino diplomática. "Estamos dispuestos a seguir presionando a Irán para que finalmente cumpla con sus obligaciones internacionales y acabe con ese tipo de comportamientos provocadores", dijo entonces Obama.
Las nuevas sanciones de EE UU y la UE se centran en reducir el suministro a Irán de combustibles, como la gasolina, desde otros países, y en prohibir a las instituciones financieras internacionales que hagan negocios con empresas o bancos locales.
Fuenye:elpais.com
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